Jaguar XF Sportbrake 3.0 V6 Diesel S

Con su distinguida estética y unos acabados de alta costura, la versión familiar del XF aporta practicidad sin perder ni un ápice de lujo e incluso mejorando el comportamiento de la berlina.

Jaguar XF Sportbrake 3.0 V6 Diesel S
Jaguar XF Sportbrake 3.0 V6 Diesel S

El lado práctico mejora, no sólo por el maletero, que está cubierto por una bandeja enrollable y resulta más amplio y versátil, sino también porque la línea del techo, más alta en la parte trasera, brinda 4,8 cm extra para las cabezas de los ocupantes posteriores. Por cierto, la operación de abatir los respaldos (60:40) es rápida y sencilla, basta con accionar un resorte y obtenemos una superficie plana de 1.675 litros de capacidad. En definitiva, un familiar de capricho que mantiene las buenas cualidades del XF, pero añadiendo versatilidad.

2.2 Diesel Classic Sportbrake

200 CV

50.850 €

2.2 Diesel Luxury Sportbrake

200 CV

53.700 €

2.2 Diesel Premium Luxury Sportbrake

200 CV

61.100 €

3.0 V6 Diesel Luxury Sportbrale

240 CV

61.750 €

3.0 V6 Diesel Premium Luxury Sportbrake

240 CV

69.150 €

3.0 V6 Diesel S Premium Luxury Sportbrake

275 CV

73.350 € 

3.0 V6 Diesel S Portfolio Sportbrake

275 CV

79.750 € 

Desde el pilar B hacia atrás su diseño cambia por completo respecto a la berlina de la que deriva, dando lugar a un modelo bastante atractivo para su categoría. No podía faltar esta carrocería si de verdad Jaguar pretende cubrir todos los huecos del mercado de las berlinas de lujo, y más si tenemos en cuenta la buena aceptación de los familiares en Europa. 

El Jaguar XF Sportbrake se lanza inicialmente en nuestro país con dos mecánicas Diesel, un 2.2 de cuatro cilindros y 200 CV, y un 3.0 V6  biturbo con dos niveles de potencia, 240 y 275 CV.

Este último, denominado S, lo hemos podido conducir por carreteras escocesas y en el circuito privado de East Fortune, un pequeño trazado en las inmediaciones de Edimburgo destinado hoy día a las carreras de motos. Allí, cargados con una nevera de unos 50 kg, hemos podido ver el buen trabajo de la suspensión trasera, que cuenta con un sistema neumático autonivelante que mantiene la altura de la carrocería independientemente de la carga. Lo cierto es que algo más de peso atrás no le viene nada mal —perfectamente anclado, eso sí—, pues el coche se vuelve más ágil, ya que mejora el reparto de masas. En cualquier caso, con nevera o sin ella, el comportamiento resulta muy equilibrado, predecible y con un tren trasero capaz de digerir sin mayor problema los contundentes 61,2 mkg de par que genera este motor. La fuerza está presente desde pocas vueltas, aunque es a unas 3.000 rpm cuando aflora su mayor contundencia, siempre con un sedoso funcionamiento. 

El nivel sonoro es bajísimo y el poco sonido que llega al habitáculo cada vez que aceleramos no resulta para nada molesto, además no es feo. El V6 es puro refinamiento, muy suave y apenas vibra, ni siquiera cuando el logrado sistema Stop/Start detiene y vuelve a arrancar el motor. Por si fuera poco, el cambio ZF de 8 marchas con levas en el volante se entiende a la perfección con los motores de gasóleo, también con el menos prestacional 2.2, cuyo sonido, pese a no ser elevado, está algo más presente y nos recuerda su origen Diesel.