El lado práctico mejora, no sólo por el maletero, que está cubierto por una bandeja enrollable y resulta más amplio y versátil, sino también porque la línea del techo, más alta en la parte trasera, brinda
2.2 Diesel Classic Sportbrake |
200 CV |
50.850 € |
2.2 Diesel Luxury Sportbrake |
200 CV |
53.700 € |
2.2 Diesel Premium Luxury Sportbrake |
200 CV |
61.100 € |
3.0 V6 Diesel Luxury Sportbrale |
240 CV |
61.750 € |
3.0 V6 Diesel Premium Luxury Sportbrake |
240 CV |
69.150 € |
3.0 V6 Diesel S Premium Luxury Sportbrake |
275 CV |
73.350 € |
3.0 V6 Diesel S Portfolio Sportbrake |
275 CV |
79.750 € |
Desde el pilar B hacia atrás su diseño cambia por completo respecto a la berlina de la que deriva, dando lugar a un modelo bastante atractivo para su categoría. No podía faltar esta carrocería si de verdad Jaguar pretende cubrir todos los huecos del mercado de las berlinas de lujo, y más si tenemos en cuenta la buena aceptación de los familiares en Europa.
El Jaguar XF Sportbrake se lanza inicialmente en nuestro país con dos mecánicas Diesel, un 2.2 de cuatro cilindros y 200 CV, y un 3.0 V6 biturbo con dos niveles de potencia, 240 y 275 CV.
Este último, denominado S, lo hemos podido conducir por carreteras escocesas y en el circuito privado de East Fortune, un pequeño trazado en las inmediaciones de Edimburgo destinado hoy día a las carreras de motos. Allí, cargados con una nevera de unos
El nivel sonoro es bajísimo y el poco sonido que llega al habitáculo cada vez que aceleramos no resulta para nada molesto, además no es feo. El V6 es puro refinamiento, muy suave y apenas vibra, ni siquiera cuando el logrado sistema Stop/Start detiene y vuelve a arrancar el motor. Por si fuera poco, el cambio ZF de 8 marchas con levas en el volante se entiende a la perfección con los motores de gasóleo, también con el menos prestacional 2.2, cuyo sonido, pese a no ser elevado, está algo más presente y nos recuerda su origen Diesel.