Honda CR-V 2.2 i-DTEC

Su versatilidad y agrado de uso son difíciles de superar y, aunque prefiere el asfalto antes que el campo, esta versión automática permite sacar mejor provecho de sus buenas cualidades. Su habitáculo ofrece una gran modularidad.

Honda CR-V 2.2 i-DTEC
Honda CR-V 2.2 i-DTEC

Incluso contando con una gama de motores bastante escueta, compuesta únicamente por un gasolina de 2 litros y 150 CV y por un turbodiésel de 2.2 litros, también de 150 CV (antes 140 CV), el Honda CR-V está logrando cosechar un buen éxito comercial dentro de su segmento. Con esta nueva versión automática sus atractivos no hacen sino ir en aumento, tanto para quienes prefieran una utilización eminentemente urbana o por carretera, como para los que se atrevan a explorar sus capacidades todo-camino. Se trata de la misma caja de cambios de cinco marchas que emplea el Honda Accord, eso sí, con un planteamiento más clásico. Nos referimos a que no cuenta con levas en el volante, ni con posibilidad de manejo manual-secuencial, como el Honda Accord. Únicamente es posible bloquear la 1ª, 2ª y 3ª velocidad, esta última mediante un cómodo botón ubicado en el lateral de la palanca; si al pulsarlo vamos demasiado rápido como para engranar 3ª, reduce a 4ª. Tampoco dispone de modo "sport", ni de un programa específico para nieve, como otros automáticos, sin embargo, resulta perfectamente coherente con la filosofía del Honda CR-V, un modelo en el que la facilidad de conducción se antepone a otros aspectos como la deportividad. Una vez adaptados, la ausencia de dichas funciones ni se echa de menos ni resta agrado de conducción. Es cierto que con una marcha más se podría optimizar el escalonamiento de los desarrollos pero, aun así, estamos ante un coche bastante dinámico.

El refinado 2.2 i-DTEC tiene fuerza desde pocas vueltas, a lo que hay que sumar un acelerador electrónico con una curva de respuesta muy contundente al inicio de su recorrido, que requiere una cuidada dosificación en arrancadas si no queremos ser los primeros a la salida de los semáforos. La dirección, de buen tacto pero con una desmultiplicación poco directa, es idónea para aportar una elevada sensación de aplomo en curvas a alta velocidad. Claro está que el chasis también hace lo suyo, gracias a una generosa batalla y anchura de vías, pero también a la tracción total. El eje trasero se conecta automáticamente cuando hay pérdidas de tracción, por lo que el comportamiento inicial ante situaciones críticas podría definirse como el de un tracción delantera. De hecho, si en una curva cerrada y resbaladiza aceleramos a fondo, es éste tren el que cede en favor de unas tranquilizadoras reacciones aptas para todos los públicos. El poco intrusivo control de estabilidad —desconectable— reduce este puntual subviraje. Por otro lado, a la hora de afrontar pistas de cierta dificultad, el cambio automático es un buen aliado. La 1ª, bastante corta, resulta de gran ayuda para subir cuestas o bajar rampas empinadas aprovechando la retención del motor, ya que el Honda CR-V carece de control electrónico de descensos. Su mayor limitación ante obstáculos complicados es la altura al suelo, de 18,5 cm.

No estaría de más que contase con control de presión de neumáticos y con una rueda de repuesto normal, en lugar de la de "galleta" que va ubicada bajo el piso del maletero. Su ya generosa capacidad de 585 litros es ampliable a 700 avanzando los asientos traseros deslizantes (divididos en proporción 60/40), además, los tres respaldos posteriores independientes (40/20/40) se pueden reclinar en varias posiciones o plegar hacia delante. Y la modularidad no queda ahí, ya que si queremos más superficie de carga es posible retirar parcialmente las banquetas, desenganchando sus anclajes. También hay una bandeja que permite dividir el maletero en dos alturas para organizar la carga... En definitiva, tiene tantas posibilidades o más que un monovolumen. Tampoco le falta equipamiento de serie, por lo menos a este acabado Lifestyle: tapicería de piel y Alcantara, asientos calefactados, sensor de aparcamiento delantero y trasero, toma USB, climatizador bizona, faros de xenón... Sin duda, un modelo versátil en todos los sentidos. No nos defraudará.

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- Modularidad
- Comportamiento

  • Altura libre al suelo
  • Rueda de emergencia
  • Automático sólo 5 vel.