Imagina que pudieras entrar y conducir este nuevo Ford Mondeo sin saber en qué coche te has subido... Apostaría a que te cambia el rostro cuando descubras que tras el volante se esconde el ovalo azul de Ford. Sus niveles de acabado, presencia, inmensas dimensiones, elevadísimo contenido técnico y, sobre todo, su puesta en escena, comportamiento y refinamiento incluido, alcanzan tal empaque que te llevan a relacionarlo con la parte alta de la categoría.
Fabricado en España y listo ya desde hace un par de años, parece haber esperado a propósito la renovación del que será uno de sus más directos rivales, el Volkswagen Passat, para lanzarse a morder al cuello a toda la competencia a la vez. Casualidades, pero así tan en caliente ambos coches nos sirven para que el Mondeo reafirme un de sus principales valores de conquista, su relación entre lo que cuesta y lo que vale.
Busca, compara... Te ahorro los cálculos. Por 28.800 euros no comprarás un coche así, con su habitabilidad, potencia y, sobre todo, tacto y equipamiento. En su acabado Titanium te podría enumerar una larga lista de los elementos de serie, pero tienes la web comercial en la que puedes ver el nuevo Mondeo con todo detalle, así que prefiero pasarme al otro bando, las opciones: muchas, variadas y como siempre en Ford, también a precios de derribo. Las mías, cinturones traseros inflables –por 200 euros, ni lo dudo en un coche de familia–, navegador –difícil resistirse por 450 euros en esta versión que ya viene de serie con la pantalla de 8 pulgadas– y, como capricho, un paquete que por 2.300 euros incluye la suspensión adaptativa, columna de dirección de regulación eléctrica con memoria, retrovisor izquierdo fotocromático, acceso sin llave y control de crucero adaptativo. Precio final con todo: 31.750 euros. Mil más en el caso de la carrocería familiar.
Sigue buscando, te aburrirás. Lo que encuentres podrá será igual de grande, igual de potente o igual de equipado, pero no tan equilibrado. Creo que las fotos dejan clara la grandeza del coche en toda su extensión, en impacto visual y tamaño... En formato berlina de 5 puertas, esta nueva generación tiene 9 centímetros más de eslora aunque exactamente la misma batalla que antes. Casualidad –seguro que no– porque no hay un tornillo común con una antigua generación que salió por la puerta grande. Sí, mucho ha cambiado el panorama, tanto como ha mejorado esta nueva generación en la que también verás un híbrido en la gama, motores de tres cilindros o tracción total, bagaje técnico que Ford empieza a dar salida en este modelo punta de lanza de la marca, el primero con la plataforma global CD para Europa. Como siempre, estructura más rígida, más ligera aunque –descontando el Skoda Octavia– le separan casi 200 kilos del coche más liviano de la categoría, el Mazda 6, pero también 100 kilos del anterior y más ligero Mondeo.
Tiralineas. Pero, hoy gigante, parece sacarse ases de la manga cuando echa a rodar, porque no parece una berlina a la que le sobre un gramo de grasa. Lo fue y sigue siendo: su mejor cualidad es un comportamiento dinámico de primera línea... en conducción y en sensación de seguridad a partes iguales, ahora sumando grandes dosis de refinamiento y calidad de rodadura. Chasis, en conjunto, superdotado, con alto aplomo y exquisito guiado en autopista; también con soberbia destreza para encadenar cambios de dirección, ritmo y apoyo.
No te niego que la nueva dirección eléctrica, aunque deliciosa en su tacto, filtra algo más de información de lo que a mí me gustaría, pero en rapidez, precisión y naturalidad de su retorno al punto central es un verdadero regalo para los que nos gusta conducir. El otro, esa amortiguación pilotada de la que antes te hablaba, apoyada en un nuevo y sofisticado eje posterior. Cualquiera de sus tres posibles modos, Comfort, Normal y Sport tiene un cierto grado de firmeza para tildarla de firme, pero lejos de llegar a resultar seca o incómoda.
En realidad, los tres ajustes de amortiguación están diferenciados en la mayor o menor amplitud y rapidez de movimientos en extensión respecto a un modo normal de calibración exquisita, toda vez que tienen regulación continuamente variable y reaccionan rapidísimo al cambio de masas, evitando el balanceo, cabeceo y hundimiento, permitiendo por tanto que el tren posterior aporte también presión sobre el suelo en la frenada. Brillantes resultados también en este apartado –ayudan los 235 mm de goma y gran equipo de frenos–. Comportamiento en que el que la sincronización mecánica y electrónica consigue no sólo gran efectividad y seguridad, sino también altísima precisión, fluidez y un ese tacto de conducción de coche tan serio.
Gran motor. Creo que quien paga 2.000 euros respecto al equilibrado 2.0 TDCi de 150 CV valora cierta prestación deportiva tanto o más que cualquier otra excelencia, aunque en esta versión me deja mejor sabor de boca la calidad que la cantidad. En parte, siento una excesiva limitación de par en su primera relación, tal vez por ello esa respuesta inicial en aceleración es menos espontánea de lo que esperas, aunque a cambio preservas transmisiones y ruedas. Su gestión tiene, además, una función que revoluciona ligeramente el motor a medida que el embrague se va acoplando para iniciar la marcha o incluso salir de una rampa sin necesidad de tocar el acelerador. Es un propulsor de amplísimo recorrido, de empuje más constante que consistente desde ¡1.000 rpm!, con un enclavamiento en su vano que proporciona una finura fuera de toda duda y, eso sí, con un poderoso medio régimen con el que recuperar velocidad, entonces sí, con buena pegada incluso en una sexta relación que no mueve un exagerado desarrollo. No hay registros de récord, pero tampoco fuera de rango, incluyendo consumos: ha clavado las cifras del Peugeot 508 GT probado recientemente mente –con caja automática–... con el que comparte motor, pero no Stop&Start. Bueno, sin más, el de Ford.
Gigante. Metro en mano... nada cuadra. La nueva generación deja de tener la anchura de referencia, pierde cuatro centímetros de espacio de piernas en las plazas posteriores, uno de altura –es la única cota crítica– y 15 litros menos de maletero. Pero este Mondeo parece y es todo un gigante de puertas adentro. Probablemente sea, con la excepción de un desproporcionado Skoda Superb, la mejor berlina en la que pueden viajar cinco adultos. Los traseros agradecerán un túnel de transmisión con poca altura para poder meter bien las piernas... o nuevas ventanillas más gruesas que mejoran el confort general aunque el sonómetro no corrobora menos decibelios; los delanteros, unos asientos para tiradas kilométricas, también con excelente ajuste. En estos coches tan largos es normal que el maletero sea tan profundo, más cuando bajo la tapa y su correspondiente cubreequipajes tienes 605 litros de almacenamiento, la guinda a una elegante berlina de corte familiar.
Aceleración. Algo menos rápido que modelos semejantes con similar cifra de potencia, pero poco importa. Ya en movimiento, hay buen empuje para que sí sean rápidos los cambios de ritmo.
Cambio. Recorridos de palanca algo largos, pero absoluta precisión. Tiene una cómoda función que sincroniza el embrague con una ligero aumento de revoluciones para facilitar maniobras a baja velocidad.
Frenada No sólo muy buena capacidad de detención, sino también constante sin desfallecer en nuestras tres exigentes frenadas consecutivas. Hay buen nivel de ruedas y gran equipo de frenos.
Consumos. TDCI en constante evolución: suma potencia y afina consumos. Dejamos el sobresaliente para la gama Econetic, afinados en mecánica, desarrollos y aerodinámica.
Adelantamiento. Es la verdadera media de lo rápido que es un coche. Con sus datos, sobran las palabras: coche con gran agilidad de reflejos con lo que ello supone en agrado de utilización.
Potencia y par. Siguen ganando vueltas... desde abajo: motor operativo ya desde 1.000 rpm sin la más mínima aspereza ni vibración. El sobrerrégimen no es será su fuerte pero, ¿quién lo necesita?
Maletero. El maletero pierde 15 litros de capacidad, pero sigue siendo gigante, más con el plus de polivalencia que dan las cinco puertas. Muy profundo, tendrás que estirarte lo suyo para colocar la carga.
Sonoridad. No habrá mejoras cuantitativas, pero sí sientes las cualitativas. Rueda más filtrado, más aislado y con menos aspereza y presencia mecánica o aerodinámica a velocidades de autopista. Silenciosa berlina en la que no tendrás que levantar la voz para comunicarte con el resto.