Fiat Panda 100 HP

Sus prestaciones no son tan espectaculares como su aspecto, pero sí la deportividad que transmite. La relación precio/sensaciones de este capricho es uno de sus mejores reclamos.

Fiat Panda 100 HP
Fiat Panda 100 HP

Sus dimensiones no sólo son una ventaja a la hora de desenvolverse por zonas urbanas o al aparcar, sino que, al ser muy estrecho, las carreteras de montaña se convierten en autopistas en las que encontrar la mejor trazada es un juego de niños, por lo que se pierde menos velocidad en los giros que con coches de mayor tamaño. En este tipo de recorridos se puede circular casi todo el tiempo en tercera, ya que es lo suficientemente corta como para tener buena aceleración y al mismo tiempo mantener un ritmo alto. En esta marcha, si se apura el motor hasta el corte de inyección, a 7.100 vueltas, alcanza 120 km/h.Lo único que parece romper el gran aplomo general del conjunto es cuando se apura la frenada en una zona que no sea completamente recta, y más si es cuesta abajo. En estos casos la primera reacción es algo viva, con un amago de coleteo del tren trasero, pero si seguimos frenando, al instante se corrige sin tener que hacer nada, gracias a la distribución electrónica integrada en el ABS. Más crítico es cuando, a cierta velocidad y también cuesta abajo, “clavamos" los frenos sobre asfalto muy irregular y bacheado, ya que pueden llegar a surgir acusados rebotes de la suspensión, con la consiguiente pérdida momentánea de direccionabilidad y alargamiento de la distancia de frenado. En condiciones normales, en cambio, la frenada es uno de los puntos fuertes de este modelo, aunque el pedal tiene mucha asistencia, por lo que se hace más difícil dosificar la fuerza cuando se realiza punta-tacón.Si el comportamiento seduce, el interior también posee su encanto. Además de contar con un diseño original, está muy bien resuelto y rematado con materiales agradables al tacto y a la vista. Los plásticos del salpicadero son duros, pero de buena calidad. Cambian los tonos de algunas superficies respecto a las versiones inferiores, y ciertos acabados han sufrido pequeños retoques que dan un aire mucho más serio y cuidado al conjunto. No faltan el pomo de la palanca de cambios ni el volante de cuero, así como unos mandos y pulsadores cuyo accionamiento no se asocia al de un coche económico del segmento del Panda. Se echa de menos una luz de lectura para el acompañante, así como algo de iluminación para los pasajeros traseros, ya que la única lámpara disponible es la que se encuentra en la parte delantera y deslumbra al conductor cuando se enciende. Tampoco estaría mal la posibilidad de ajustar el apoyo lumbar del asiento, o la regulación del volante longitudinalmente, aunque nosotros no la hemos necesitado. Otra carencia es la ausencia de cerradura para el tapón de la gasolina.La altura hasta el techo es muy amplia, suficiente para que las personas de mucha estatura tengan margen, aunque el habitáculo es estrecho y en la banqueta trasera sólo pueden viajar dos pasajeros. Por otra parte, gracias a la gran cantidad de superficie acristalada, la visibilidad es muy buena hacia todos los ángulos y, a pesar de que los retrovisores son pequeños, se controla bien el entorno.Como detalle para los más sibaritas, en el salpicadero hay un botón con la inscripción Sport que sirve para endurecer la dirección y aumentar la respuesta del acelerador electrónico. De este modo desaparece la tecla City, que en las versiones convencionales permite mover el volante con un dedo cuando aparcamos. La mayor pega de este coche es, sin duda, su poca autonomía a la hora de realizar largos desplazamientos. La poca capacidad del depósito, junto con una aerodinámica que penaliza el consumo exponencialmente en función de la velocidad, hace que las paradas en las gasolineras sean más frecuentes de lo deseable, aunque, ¿a qué deportivo no le sucede esto?

LO MEJOR
LO PEOR

* Sensaciones deportivas
* Equipamiento
* Sencillez de conducción

* Suspensión seca
* Habitáculo estrecho
* Precio del navegador