Derbi Mulhacén Café 125

Un vistazo rápido puede llevar a error al pensar que se trata sólo de una nueva y agresiva decoración de la moto, mezcla del negro de las fibras con el rojo del chasis. Sin embargo, si te detienes en los detalles compruebas que los cambios van encaminados a dejar de un lado la filosofía «scrambler» de la pequeña Mulhacén para convertirla en una «mininaked» de carretera pura.

Derbi Mulhacén Café 125
Derbi Mulhacén Café 125

Atrás quedaron los neumáticos mixtos y la nueva Café calza gomas de asfalto y llantas de aleación, además, la rueda delantera se ha rebajado una pulgada y comparte tamaño con la posterior. La suspensión delantera en esta ocasión se confía a una horquilla invertida de 41 mm firmada por Paioli y un gran disco delantero de 300 mm (20 mm más que la versión estándar) que detiene sin vacilaciones a la Mulhacén.

En marcha las sensaciones son prácticamente inalcanzables para otra moto de 125 cc y 4T, y eso que ya conocíamos las bondades de este motor, pero no deja de sorprendernos las prestaciones que se consiguen. Si sales a divertirte por un terreno de curvas (muy recomendable con esta Mulhacén porque siempre irás a velocidades legales), tienes que llevar la moto muy alta de vueltas, que es donde mejor se exprime al pequeño monocilíndrico. En la ciudad esto se traduce en agilidad y maniobrabilidad, gracias a sus reducidas dimensiones.

La ergonomía del piloto está muy lograda con una perfecta combinación entre cuerpo erguido y piernas flexionadas. Además, el manillar de la nueva Mulhacén Café se ha ensanchado dos centímetros por cada lado y te permite una conducción con los brazos más abiertos. El pasajero no vive tan a gusto ya que el espacio para él es bastante estrecho, pero se hace más amable gracias a las asas y los estribos recubiertos de goma.