Citroën DS3 Racing

Era raro ver que Citroën estuviese dominando el Mundial de Rallyes durante tantos años y no tuviese su coche réplica en la calle. ¡Se ha terminado! Ya está aquí el DS3 Racing; presencia y argumentos tiene, ahora toca ver si cumple con lo que promete.

Citroën DS3 Racing
Citroën DS3 Racing

Está claro, el DS3 es un coche diferente. Lo es por su característica imagen, lo es por sus múltiples posibilidades de personalización y lo es porque aporta deportividad a una marca generalista. Salta a la vista que no es un coche convencional, de esos que estamos hartos de ver por nuestras calles y que sirven para transportar gente. Se agradece que haya coches así. Este modelo es la imagen que Citroën utiliza para el coche de carreras, el mismo que Loeb va a pilotar para luchar por su octavo título consecutivo, si es que Ford no se lo impide antes, que lo tiene difícil.

El DS3 Racing es una versión limitada a 2.000 unidades que, teóricamente, eleva la deportividad de este modelo. Emplea el mismo 1.6 THP de la versión normal pero con 2,2 bares de presión de soplado máxima del turbo -en lugar de 1,8- y modificaciones en la cartografía de la inyección y el escape. Pasa así de los 156 CV a los 207 caballos -en algunos países declara 202 CV-. Mantiene la caja de cambios del de 156 CV y los mismos desarrollos, que tan sólo se alargan ligeramente por la medida del neumático empleado, un 215/40 en llanta de 18 pulgadas, en lugar del 205/45 R17. También modifica su bastidor, con unas vías 200 mm más anchas -por separadores-, 15 mm menos de altura, unos muelles un 15 por ciento más rígidos y distinto tarado de amortiguación. Lleva frenos con discos más grandes y con pinzas Brembo delanteras de cuatro pistones; además, la dirección eléctrica tiene una asistencia más directa -sin variar su desmultiplicación-. Como novedad en la casa, aporta la posibilidad de desconectar totalmente el ESP, algo imprescindible para realizar la conducción "racing" que vende en su diseño y su nombre.

Todos estos cambios se envuelven en un diseño plagado de detalles en fibra de carbono, tanto en su interior como en el exterior, baquets, dos colores exclusivos -blanco o negro con los techos negro y naranja respectivamente- y un diseño de llantas específico. Habrá quien se detenga a mirarlo y se quede maravillado con su presencia, o habrá quien salga espantado de la combinación de colores y adhesivos, en eso no hay gris, es o blanco o negro, pero donde todos coincidirán es en las ganas de conducirlo, porque estos coches, tal y como pude ocurrir con un Focus RS o un Mistubishi Evo, la primera necesidad que provocan es la de pilotarlo.

Feo o bonito da igual, todo queda en un segundo plano en cuanto se pone en marcha. Baquets enormes, cómodos y efectivos, volante deportivo y dureza de mandos; todo invita a arrancar cuanto antes. Tiene un sonido algo más ronco que el de 156 CV al ralentí, no es mucha la diferencia pero se nota. De suspensiones es claramente más duro. No llega a la radicalidad de un Clio RS con chasis Cup o de un Mini Cooper S JCW; es algo más cómodo que estos. Por ciudad pierde algo de agilidad con respecto a la versión de 156 CV, ya que su respuesta mecánica en baja es ligeramente peor. Esto no es problema, porque a cambio tenemos más en la parte alta del motor, situación ideal para un modelo Racing.

En todo momento se muestra rapidísimo. El motor es una maravilla por lo que corre y el consumo que tiene si no se le exige. Comparado con el de 156 CV, no hay grandes diferencias de velocidad; todo tiene una explicación, ya que cuando lo probamos, la unidad que Citroën nos dejó rindió unos exagerados 172,1 CV... y así es lógico que la diferencia sea menor de lo esperado. Este Racing se ha quedado en los 204,7 CV. Con esto no es de extrañar que haya poca diferencia, sólo siendo de media entre 5 y 6 décimas de segundo más rápido en las aceleraciones. De hecho, a la hora de recuperar desde baja velocidad hasta resulta más lento, ya que la combinación de menor potencia en baja y desarrollos ligeramente más largos le penalizan en esta medición "de laboratorio". Por encima de los 80 km/h, medición más cercana al uso real, sí es más rápido recuperando.

En cualquier caso, y comparaciones aparte, es un coche muy veloz. En zonas amplias y de buen firme se comporta bien. Su zaga apenas se insinúa y sólo hay que preocuparse de controlar el subviraje propio de un tracción delantera. En rápidas autovías se muestra más agradable y asentado que un Clio RS o el Mini. Todo cambia cuando se quiere ir rápido de verdad en carreteras reviradas o en circuito, que es rápido, pero no Racing. Su ESP mira tanto por la seguridad que lo deja parado. ¿Es normal que haya 6,6 segundos de diferencia entre rodar con ESP puesto o quitado en circuito? no queda más remedio que desconectarlo. En un coche de estas características se debería poner un ESP que permita una conducción rápida y segura con, al menos, una simulación electrónica de autoblocante.

Lleva un motor de rápida respuesta, excelente para un deportivo, pero el bastidor no está a la altura. Pide un autoblocante a gritos, que evite las pérdidas de tracción en cuanto se abre gas a la salida de la curva. La entrada la hace bien y sus frenos aguantan de sobra las múltiples y consecutivas deceleraciones de un circuito; las dificultades surgen cuando ya hemos soltado los frenos y "metemos" dirección, momento en el que la zaga no colabora lo suficiente ¡va demasiado asentada para ser un Racing! Por lo que es necesario entrar a menos velocidad. Para salir rápido no se puede acelerar a fondo, o dejaremos en cada curva una huella del neumático interior, lo que también obliga a retrasar el inicio de la aceleración.

Puede que la nota final de 7 que le dimos en la revista le parezca baja, pero es que no cumple lo que su imagen o el nombre prometen. ¿De qué sirve una costosa fibra de carbono si al final pesa lo mismo? Es muy rápido, sí, pero no Racing, y encima cuesta 29.990 euros, unos 10.000 euros más que el de 156 CV y no es mucho más deportivo. Por este precio un Clio RS con chasis Cup ofrece muchas más sensaciones deportivas y nos sobran 7.000 euros; eso sí, en recta corre menos