Chevrolet Cruze

Chevrolet apuesta fuerte por el recién nacido Cruze, un sedán compacto que se producirá en tres continentes y que tendrá en el precio una de sus mayores virtudes. Estrena nueva plataforma de General Motors, la misma que el futuro Opel Astra.

Chevrolet Cruze
Chevrolet Cruze

El mercado de las berlinas compactas está cobrando cada vez más protagonismo. Su último exponente, el Chevrolet Cruce, es un coche que se lanzará en el mes de abril y dará que hablar, ya que es el primero de una próxima generación de modelos de General Motors que ha tenido el honor de estrenar la nueva plataforma compacta del Grupo, la misma que empleará, entre otros, el futuro Opel Astra. Se fabricará en Asia, Europa y EE.UU.

La gama Chevrolet Cruze tiene un precio de partida de 14.900 euros, correspondiente a un motor 1.6 de 113 CV, eso sí, con acabado L, el más básico. Teniendo en cuenta su sencillo equipamiento puede resultar una alternativa demasiado austera, ya que ni siquiera incorpora aire acondicionado, ordenador de viaje o regulación del volante, elementos que son de serie en el resto de acabados (LS, LS y LT); pero no hay duda de que su precio es de lo más competitivo, y más si le restamos los 1.000 euros de promoción que ofrece Chevrolet para la gama Cruze. Por el contrario, el acabado LT es el más completo e incorpora un nivel de equipamiento muy generoso que incluye de base elementos como limpiaparabrisas automático, espejo retrovisor interior antideslumbramiento, control de velocidad de crucero y sensor de aparcamiento. Es la única terminación que puede llevar navegador, aunque hay que pagarlo aparte. También es el único que incorpora climatizador, sin embargo, su funcionamiento no es lo preciso que nos gustaría.

Si en el apartado de equipamiento hay contrastes, también los hay en las motorizaciones que impulsan al Chevrolet Cruze. La oferta comienza con el mencionado 1.6 de gasolina de 113 CV, algo justo en cuanto a prestaciones y ruidoso si estiramos el régimen de giro. Le sigue un 1.8 de 141 CV (19.900 euros) que aporta algo más de respuesta si jugamos con el cambio de marchas manual de cinco velocidades, cuyo tacto resulta algo duro e impreciso en todas las versiones. Opcionalmente los dos motores de gasolina podrán beneficiarse de una transmisión automática de seis marchas que no estará disponible en Europa para las dos variantes Diesel, más interesantes que las de gasolina en cuanto a silencio de marcha y refinamiento. Éstas comparten el mismo bloque de dos litros de cilindrada, escalonado en dos niveles de potencia, 125 CV (desde 17.600 euros, a partir de junio) y 150 CV (20.550 euros). Pudimos probar el segundo, que resulta muy prestacional y mejora las sensaciones de conducción del Chevrolet Cruze, sobre todo en viajes por autopista, en adelantamientos y a la hora de circular rápido por carreteras de montaña. Su comportamiento no es un prodigio de eficacia, pero es muy solvente y no se le pueden poner pegas, ya que mantiene un buen nivel de confort apoyado por un tacto de dirección agradable. Lástima que no tenga una marcha más para aprovechar mejor este excelente motor.

En el interior del Chevrolet Cruze se aprecia un diseño fresco y sus cotas proporcionan una amplitud más que razonable teniendo en cuenta su longitud de 4,6 metros. La calidad visual es buena, así como la distribución y manejo de todos los mandos, aunque se abusa de distintos tipos de plásticos duros para recubrir muchas superficies. Algunos de ellos son sensibles a los arañazos, por lo que conviene cuidarlos para no deteriorar su aspecto. Parte del salpicadero puede ir recubierta en la misma tela que la tapicería de los asientos, lo que aporta un acertado toque de originalidad. En caso de incorporar tapicería de piel, y en función del acabado elegido, el salpicadero queda adornado por un material de apariencia similar al cuero, aunque esta opción no nos ha convencido tanto, ya que se incrementa demasiado la dureza de los asientos que, por otra parte, carecen de regulación lumbar. No obstante, la postura de conducción es buena gracias al reglaje longitudinal y en altura del volante (excepto en el acabado básico L). Por otra parte, en caso de sentarnos relativamente cerca de la consola, la palanca de cambios queda ligeramente retrasada. El personal diseño y un precio muy competitivo son las principales armas de este sedán compacto, un modelo que se adapta a los nuevos tiempos y que supone un paso importante para Chevrolet.

El mercado de las berlinas compactas está cobrando cada vez más protagonismo. Su último exponente, el Chevrolet Cruce, es un coche que se lanzará en el mes de abril y dará que hablar, ya que es el primero de una próxima generación de modelos de General Motors que ha tenido el honor de estrenar la nueva plataforma compacta del Grupo, la misma que empleará, entre otros, el futuro Opel Astra. Se fabricará en Asia, Europa y EE.UU.

La gama Chevrolet Cruze tiene un precio de partida de 14.900 euros, correspondiente a un motor 1.6 de 113 CV, eso sí, con acabado L, el más básico. Teniendo en cuenta su sencillo equipamiento puede resultar una alternativa demasiado austera, ya que ni siquiera incorpora aire acondicionado, ordenador de viaje o regulación del volante, elementos que son de serie en el resto de acabados (LS, LS y LT); pero no hay duda de que su precio es de lo más competitivo, y más si le restamos los 1.000 euros de promoción que ofrece Chevrolet para la gama Cruze. Por el contrario, el acabado LT es el más completo e incorpora un nivel de equipamiento muy generoso que incluye de base elementos como limpiaparabrisas automático, espejo retrovisor interior antideslumbramiento, control de velocidad de crucero y sensor de aparcamiento. Es la única terminación que puede llevar navegador, aunque hay que pagarlo aparte. También es el único que incorpora climatizador, sin embargo, su funcionamiento no es lo preciso que nos gustaría.

Si en el apartado de equipamiento hay contrastes, también los hay en las motorizaciones que impulsan al Chevrolet Cruze. La oferta comienza con el mencionado 1.6 de gasolina de 113 CV, algo justo en cuanto a prestaciones y ruidoso si estiramos el régimen de giro. Le sigue un 1.8 de 141 CV (19.900 euros) que aporta algo más de respuesta si jugamos con el cambio de marchas manual de cinco velocidades, cuyo tacto resulta algo duro e impreciso en todas las versiones. Opcionalmente los dos motores de gasolina podrán beneficiarse de una transmisión automática de seis marchas que no estará disponible en Europa para las dos variantes Diesel, más interesantes que las de gasolina en cuanto a silencio de marcha y refinamiento. Éstas comparten el mismo bloque de dos litros de cilindrada, escalonado en dos niveles de potencia, 125 CV (desde 17.600 euros, a partir de junio) y 150 CV (20.550 euros). Pudimos probar el segundo, que resulta muy prestacional y mejora las sensaciones de conducción del Chevrolet Cruze, sobre todo en viajes por autopista, en adelantamientos y a la hora de circular rápido por carreteras de montaña. Su comportamiento no es un prodigio de eficacia, pero es muy solvente y no se le pueden poner pegas, ya que mantiene un buen nivel de confort apoyado por un tacto de dirección agradable. Lástima que no tenga una marcha más para aprovechar mejor este excelente motor.

En el interior del Chevrolet Cruze se aprecia un diseño fresco y sus cotas proporcionan una amplitud más que razonable teniendo en cuenta su longitud de 4,6 metros. La calidad visual es buena, así como la distribución y manejo de todos los mandos, aunque se abusa de distintos tipos de plásticos duros para recubrir muchas superficies. Algunos de ellos son sensibles a los arañazos, por lo que conviene cuidarlos para no deteriorar su aspecto. Parte del salpicadero puede ir recubierta en la misma tela que la tapicería de los asientos, lo que aporta un acertado toque de originalidad. En caso de incorporar tapicería de piel, y en función del acabado elegido, el salpicadero queda adornado por un material de apariencia similar al cuero, aunque esta opción no nos ha convencido tanto, ya que se incrementa demasiado la dureza de los asientos que, por otra parte, carecen de regulación lumbar. No obstante, la postura de conducción es buena gracias al reglaje longitudinal y en altura del volante (excepto en el acabado básico L). Por otra parte, en caso de sentarnos relativamente cerca de la consola, la palanca de cambios queda ligeramente retrasada. El personal diseño y un precio muy competitivo son las principales armas de este sedán compacto, un modelo que se adapta a los nuevos tiempos y que supone un paso importante para Chevrolet.

El mercado de las berlinas compactas está cobrando cada vez más protagonismo. Su último exponente, el Chevrolet Cruce, es un coche que se lanzará en el mes de abril y dará que hablar, ya que es el primero de una próxima generación de modelos de General Motors que ha tenido el honor de estrenar la nueva plataforma compacta del Grupo, la misma que empleará, entre otros, el futuro Opel Astra. Se fabricará en Asia, Europa y EE.UU.

La gama Chevrolet Cruze tiene un precio de partida de 14.900 euros, correspondiente a un motor 1.6 de 113 CV, eso sí, con acabado L, el más básico. Teniendo en cuenta su sencillo equipamiento puede resultar una alternativa demasiado austera, ya que ni siquiera incorpora aire acondicionado, ordenador de viaje o regulación del volante, elementos que son de serie en el resto de acabados (LS, LS y LT); pero no hay duda de que su precio es de lo más competitivo, y más si le restamos los 1.000 euros de promoción que ofrece Chevrolet para la gama Cruze. Por el contrario, el acabado LT es el más completo e incorpora un nivel de equipamiento muy generoso que incluye de base elementos como limpiaparabrisas automático, espejo retrovisor interior antideslumbramiento, control de velocidad de crucero y sensor de aparcamiento. Es la única terminación que puede llevar navegador, aunque hay que pagarlo aparte. También es el único que incorpora climatizador, sin embargo, su funcionamiento no es lo preciso que nos gustaría.

Si en el apartado de equipamiento hay contrastes, también los hay en las motorizaciones que impulsan al Chevrolet Cruze. La oferta comienza con el mencionado 1.6 de gasolina de 113 CV, algo justo en cuanto a prestaciones y ruidoso si estiramos el régimen de giro. Le sigue un 1.8 de 141 CV (19.900 euros) que aporta algo más de respuesta si jugamos con el cambio de marchas manual de cinco velocidades, cuyo tacto resulta algo duro e impreciso en todas las versiones. Opcionalmente los dos motores de gasolina podrán beneficiarse de una transmisión automática de seis marchas que no estará disponible en Europa para las dos variantes Diesel, más interesantes que las de gasolina en cuanto a silencio de marcha y refinamiento. Éstas comparten el mismo bloque de dos litros de cilindrada, escalonado en dos niveles de potencia, 125 CV (desde 17.600 euros, a partir de junio) y 150 CV (20.550 euros). Pudimos probar el segundo, que resulta muy prestacional y mejora las sensaciones de conducción del Chevrolet Cruze, sobre todo en viajes por autopista, en adelantamientos y a la hora de circular rápido por carreteras de montaña. Su comportamiento no es un prodigio de eficacia, pero es muy solvente y no se le pueden poner pegas, ya que mantiene un buen nivel de confort apoyado por un tacto de dirección agradable. Lástima que no tenga una marcha más para aprovechar mejor este excelente motor.

En el interior del Chevrolet Cruze se aprecia un diseño fresco y sus cotas proporcionan una amplitud más que razonable teniendo en cuenta su longitud de 4,6 metros. La calidad visual es buena, así como la distribución y manejo de todos los mandos, aunque se abusa de distintos tipos de plásticos duros para recubrir muchas superficies. Algunos de ellos son sensibles a los arañazos, por lo que conviene cuidarlos para no deteriorar su aspecto. Parte del salpicadero puede ir recubierta en la misma tela que la tapicería de los asientos, lo que aporta un acertado toque de originalidad. En caso de incorporar tapicería de piel, y en función del acabado elegido, el salpicadero queda adornado por un material de apariencia similar al cuero, aunque esta opción no nos ha convencido tanto, ya que se incrementa demasiado la dureza de los asientos que, por otra parte, carecen de regulación lumbar. No obstante, la postura de conducción es buena gracias al reglaje longitudinal y en altura del volante (excepto en el acabado básico L). Por otra parte, en caso de sentarnos relativamente cerca de la consola, la palanca de cambios queda ligeramente retrasada. El personal diseño y un precio muy competitivo son las principales armas de este sedán compacto, un modelo que se adapta a los nuevos tiempos y que supone un paso importante para Chevrolet.

El mercado de las berlinas compactas está cobrando cada vez más protagonismo. Su último exponente, el Chevrolet Cruce, es un coche que se lanzará en el mes de abril y dará que hablar, ya que es el primero de una próxima generación de modelos de General Motors que ha tenido el honor de estrenar la nueva plataforma compacta del Grupo, la misma que empleará, entre otros, el futuro Opel Astra. Se fabricará en Asia, Europa y EE.UU.

La gama Chevrolet Cruze tiene un precio de partida de 14.900 euros, correspondiente a un motor 1.6 de 113 CV, eso sí, con acabado L, el más básico. Teniendo en cuenta su sencillo equipamiento puede resultar una alternativa demasiado austera, ya que ni siquiera incorpora aire acondicionado, ordenador de viaje o regulación del volante, elementos que son de serie en el resto de acabados (LS, LS y LT); pero no hay duda de que su precio es de lo más competitivo, y más si le restamos los 1.000 euros de promoción que ofrece Chevrolet para la gama Cruze. Por el contrario, el acabado LT es el más completo e incorpora un nivel de equipamiento muy generoso que incluye de base elementos como limpiaparabrisas automático, espejo retrovisor interior antideslumbramiento, control de velocidad de crucero y sensor de aparcamiento. Es la única terminación que puede llevar navegador, aunque hay que pagarlo aparte. También es el único que incorpora climatizador, sin embargo, su funcionamiento no es lo preciso que nos gustaría.

Si en el apartado de equipamiento hay contrastes, también los hay en las motorizaciones que impulsan al Chevrolet Cruze. La oferta comienza con el mencionado 1.6 de gasolina de 113 CV, algo justo en cuanto a prestaciones y ruidoso si estiramos el régimen de giro. Le sigue un 1.8 de 141 CV (19.900 euros) que aporta algo más de respuesta si jugamos con el cambio de marchas manual de cinco velocidades, cuyo tacto resulta algo duro e impreciso en todas las versiones. Opcionalmente los dos motores de gasolina podrán beneficiarse de una transmisión automática de seis marchas que no estará disponible en Europa para las dos variantes Diesel, más interesantes que las de gasolina en cuanto a silencio de marcha y refinamiento. Éstas comparten el mismo bloque de dos litros de cilindrada, escalonado en dos niveles de potencia, 125 CV (desde 17.600 euros, a partir de junio) y 150 CV (20.550 euros). Pudimos probar el segundo, que resulta muy prestacional y mejora las sensaciones de conducción del Chevrolet Cruze, sobre todo en viajes por autopista, en adelantamientos y a la hora de circular rápido por carreteras de montaña. Su comportamiento no es un prodigio de eficacia, pero es muy solvente y no se le pueden poner pegas, ya que mantiene un buen nivel de confort apoyado por un tacto de dirección agradable. Lástima que no tenga una marcha más para aprovechar mejor este excelente motor.

En el interior del Chevrolet Cruze se aprecia un diseño fresco y sus cotas proporcionan una amplitud más que razonable teniendo en cuenta su longitud de 4,6 metros. La calidad visual es buena, así como la distribución y manejo de todos los mandos, aunque se abusa de distintos tipos de plásticos duros para recubrir muchas superficies. Algunos de ellos son sensibles a los arañazos, por lo que conviene cuidarlos para no deteriorar su aspecto. Parte del salpicadero puede ir recubierta en la misma tela que la tapicería de los asientos, lo que aporta un acertado toque de originalidad. En caso de incorporar tapicería de piel, y en función del acabado elegido, el salpicadero queda adornado por un material de apariencia similar al cuero, aunque esta opción no nos ha convencido tanto, ya que se incrementa demasiado la dureza de los asientos que, por otra parte, carecen de regulación lumbar. No obstante, la postura de conducción es buena gracias al reglaje longitudinal y en altura del volante (excepto en el acabado básico L). Por otra parte, en caso de sentarnos relativamente cerca de la consola, la palanca de cambios queda ligeramente retrasada. El personal diseño y un precio muy competitivo son las principales armas de este sedán compacto, un modelo que se adapta a los nuevos tiempos y que supone un paso importante para Chevrolet.

El mercado de las berlinas compactas está cobrando cada vez más protagonismo. Su último exponente, el Chevrolet Cruce, es un coche que se lanzará en el mes de abril y dará que hablar, ya que es el primero de una próxima generación de modelos de General Motors que ha tenido el honor de estrenar la nueva plataforma compacta del Grupo, la misma que empleará, entre otros, el futuro Opel Astra. Se fabricará en Asia, Europa y EE.UU.

La gama Chevrolet Cruze tiene un precio de partida de 14.900 euros, correspondiente a un motor 1.6 de 113 CV, eso sí, con acabado L, el más básico. Teniendo en cuenta su sencillo equipamiento puede resultar una alternativa demasiado austera, ya que ni siquiera incorpora aire acondicionado, ordenador de viaje o regulación del volante, elementos que son de serie en el resto de acabados (LS, LS y LT); pero no hay duda de que su precio es de lo más competitivo, y más si le restamos los 1.000 euros de promoción que ofrece Chevrolet para la gama Cruze. Por el contrario, el acabado LT es el más completo e incorpora un nivel de equipamiento muy generoso que incluye de base elementos como limpiaparabrisas automático, espejo retrovisor interior antideslumbramiento, control de velocidad de crucero y sensor de aparcamiento. Es la única terminación que puede llevar navegador, aunque hay que pagarlo aparte. También es el único que incorpora climatizador, sin embargo, su funcionamiento no es lo preciso que nos gustaría.

Si en el apartado de equipamiento hay contrastes, también los hay en las motorizaciones que impulsan al Chevrolet Cruze. La oferta comienza con el mencionado 1.6 de gasolina de 113 CV, algo justo en cuanto a prestaciones y ruidoso si estiramos el régimen de giro. Le sigue un 1.8 de 141 CV (19.900 euros) que aporta algo más de respuesta si jugamos con el cambio de marchas manual de cinco velocidades, cuyo tacto resulta algo duro e impreciso en todas las versiones. Opcionalmente los dos motores de gasolina podrán beneficiarse de una transmisión automática de seis marchas que no estará disponible en Europa para las dos variantes Diesel, más interesantes que las de gasolina en cuanto a silencio de marcha y refinamiento. Éstas comparten el mismo bloque de dos litros de cilindrada, escalonado en dos niveles de potencia, 125 CV (desde 17.600 euros, a partir de junio) y 150 CV (20.550 euros). Pudimos probar el segundo, que resulta muy prestacional y mejora las sensaciones de conducción del Chevrolet Cruze, sobre todo en viajes por autopista, en adelantamientos y a la hora de circular rápido por carreteras de montaña. Su comportamiento no es un prodigio de eficacia, pero es muy solvente y no se le pueden poner pegas, ya que mantiene un buen nivel de confort apoyado por un tacto de dirección agradable. Lástima que no tenga una marcha más para aprovechar mejor este excelente motor.

En el interior del Chevrolet Cruze se aprecia un diseño fresco y sus cotas proporcionan una amplitud más que razonable teniendo en cuenta su longitud de 4,6 metros. La calidad visual es buena, así como la distribución y manejo de todos los mandos, aunque se abusa de distintos tipos de plásticos duros para recubrir muchas superficies. Algunos de ellos son sensibles a los arañazos, por lo que conviene cuidarlos para no deteriorar su aspecto. Parte del salpicadero puede ir recubierta en la misma tela que la tapicería de los asientos, lo que aporta un acertado toque de originalidad. En caso de incorporar tapicería de piel, y en función del acabado elegido, el salpicadero queda adornado por un material de apariencia similar al cuero, aunque esta opción no nos ha convencido tanto, ya que se incrementa demasiado la dureza de los asientos que, por otra parte, carecen de regulación lumbar. No obstante, la postura de conducción es buena gracias al reglaje longitudinal y en altura del volante (excepto en el acabado básico L). Por otra parte, en caso de sentarnos relativamente cerca de la consola, la palanca de cambios queda ligeramente retrasada. El personal diseño y un precio muy competitivo son las principales armas de este sedán compacto, un modelo que se adapta a los nuevos tiempos y que supone un paso importante para Chevrolet.

El mercado de las berlinas compactas está cobrando cada vez más protagonismo. Su último exponente, el Chevrolet Cruce, es un coche que se lanzará en el mes de abril y dará que hablar, ya que es el primero de una próxima generación de modelos de General Motors que ha tenido el honor de estrenar la nueva plataforma compacta del Grupo, la misma que empleará, entre otros, el futuro Opel Astra. Se fabricará en Asia, Europa y EE.UU.

La gama Chevrolet Cruze tiene un precio de partida de 14.900 euros, correspondiente a un motor 1.6 de 113 CV, eso sí, con acabado L, el más básico. Teniendo en cuenta su sencillo equipamiento puede resultar una alternativa demasiado austera, ya que ni siquiera incorpora aire acondicionado, ordenador de viaje o regulación del volante, elementos que son de serie en el resto de acabados (LS, LS y LT); pero no hay duda de que su precio es de lo más competitivo, y más si le restamos los 1.000 euros de promoción que ofrece Chevrolet para la gama Cruze. Por el contrario, el acabado LT es el más completo e incorpora un nivel de equipamiento muy generoso que incluye de base elementos como limpiaparabrisas automático, espejo retrovisor interior antideslumbramiento, control de velocidad de crucero y sensor de aparcamiento. Es la única terminación que puede llevar navegador, aunque hay que pagarlo aparte. También es el único que incorpora climatizador, sin embargo, su funcionamiento no es lo preciso que nos gustaría.

Si en el apartado de equipamiento hay contrastes, también los hay en las motorizaciones que impulsan al Chevrolet Cruze. La oferta comienza con el mencionado 1.6 de gasolina de 113 CV, algo justo en cuanto a prestaciones y ruidoso si estiramos el régimen de giro. Le sigue un 1.8 de 141 CV (19.900 euros) que aporta algo más de respuesta si jugamos con el cambio de marchas manual de cinco velocidades, cuyo tacto resulta algo duro e impreciso en todas las versiones. Opcionalmente los dos motores de gasolina podrán beneficiarse de una transmisión automática de seis marchas que no estará disponible en Europa para las dos variantes Diesel, más interesantes que las de gasolina en cuanto a silencio de marcha y refinamiento. Éstas comparten el mismo bloque de dos litros de cilindrada, escalonado en dos niveles de potencia, 125 CV (desde 17.600 euros, a partir de junio) y 150 CV (20.550 euros). Pudimos probar el segundo, que resulta muy prestacional y mejora las sensaciones de conducción del Chevrolet Cruze, sobre todo en viajes por autopista, en adelantamientos y a la hora de circular rápido por carreteras de montaña. Su comportamiento no es un prodigio de eficacia, pero es muy solvente y no se le pueden poner pegas, ya que mantiene un buen nivel de confort apoyado por un tacto de dirección agradable. Lástima que no tenga una marcha más para aprovechar mejor este excelente motor.

En el interior del Chevrolet Cruze se aprecia un diseño fresco y sus cotas proporcionan una amplitud más que razonable teniendo en cuenta su longitud de 4,6 metros. La calidad visual es buena, así como la distribución y manejo de todos los mandos, aunque se abusa de distintos tipos de plásticos duros para recubrir muchas superficies. Algunos de ellos son sensibles a los arañazos, por lo que conviene cuidarlos para no deteriorar su aspecto. Parte del salpicadero puede ir recubierta en la misma tela que la tapicería de los asientos, lo que aporta un acertado toque de originalidad. En caso de incorporar tapicería de piel, y en función del acabado elegido, el salpicadero queda adornado por un material de apariencia similar al cuero, aunque esta opción no nos ha convencido tanto, ya que se incrementa demasiado la dureza de los asientos que, por otra parte, carecen de regulación lumbar. No obstante, la postura de conducción es buena gracias al reglaje longitudinal y en altura del volante (excepto en el acabado básico L). Por otra parte, en caso de sentarnos relativamente cerca de la consola, la palanca de cambios queda ligeramente retrasada. El personal diseño y un precio muy competitivo son las principales armas de este sedán compacto, un modelo que se adapta a los nuevos tiempos y que supone un paso importante para Chevrolet.

El mercado de las berlinas compactas está cobrando cada vez más protagonismo. Su último exponente, el Chevrolet Cruce, es un coche que se lanzará en el mes de abril y dará que hablar, ya que es el primero de una próxima generación de modelos de General Motors que ha tenido el honor de estrenar la nueva plataforma compacta del Grupo, la misma que empleará, entre otros, el futuro Opel Astra. Se fabricará en Asia, Europa y EE.UU.

La gama Chevrolet Cruze tiene un precio de partida de 14.900 euros, correspondiente a un motor 1.6 de 113 CV, eso sí, con acabado L, el más básico. Teniendo en cuenta su sencillo equipamiento puede resultar una alternativa demasiado austera, ya que ni siquiera incorpora aire acondicionado, ordenador de viaje o regulación del volante, elementos que son de serie en el resto de acabados (LS, LS y LT); pero no hay duda de que su precio es de lo más competitivo, y más si le restamos los 1.000 euros de promoción que ofrece Chevrolet para la gama Cruze. Por el contrario, el acabado LT es el más completo e incorpora un nivel de equipamiento muy generoso que incluye de base elementos como limpiaparabrisas automático, espejo retrovisor interior antideslumbramiento, control de velocidad de crucero y sensor de aparcamiento. Es la única terminación que puede llevar navegador, aunque hay que pagarlo aparte. También es el único que incorpora climatizador, sin embargo, su funcionamiento no es lo preciso que nos gustaría.

Si en el apartado de equipamiento hay contrastes, también los hay en las motorizaciones que impulsan al Chevrolet Cruze. La oferta comienza con el mencionado 1.6 de gasolina de 113 CV, algo justo en cuanto a prestaciones y ruidoso si estiramos el régimen de giro. Le sigue un 1.8 de 141 CV (19.900 euros) que aporta algo más de respuesta si jugamos con el cambio de marchas manual de cinco velocidades, cuyo tacto resulta algo duro e impreciso en todas las versiones. Opcionalmente los dos motores de gasolina podrán beneficiarse de una transmisión automática de seis marchas que no estará disponible en Europa para las dos variantes Diesel, más interesantes que las de gasolina en cuanto a silencio de marcha y refinamiento. Éstas comparten el mismo bloque de dos litros de cilindrada, escalonado en dos niveles de potencia, 125 CV (desde 17.600 euros, a partir de junio) y 150 CV (20.550 euros). Pudimos probar el segundo, que resulta muy prestacional y mejora las sensaciones de conducción del Chevrolet Cruze, sobre todo en viajes por autopista, en adelantamientos y a la hora de circular rápido por carreteras de montaña. Su comportamiento no es un prodigio de eficacia, pero es muy solvente y no se le pueden poner pegas, ya que mantiene un buen nivel de confort apoyado por un tacto de dirección agradable. Lástima que no tenga una marcha más para aprovechar mejor este excelente motor.

En el interior del Chevrolet Cruze se aprecia un diseño fresco y sus cotas proporcionan una amplitud más que razonable teniendo en cuenta su longitud de 4,6 metros. La calidad visual es buena, así como la distribución y manejo de todos los mandos, aunque se abusa de distintos tipos de plásticos duros para recubrir muchas superficies. Algunos de ellos son sensibles a los arañazos, por lo que conviene cuidarlos para no deteriorar su aspecto. Parte del salpicadero puede ir recubierta en la misma tela que la tapicería de los asientos, lo que aporta un acertado toque de originalidad. En caso de incorporar tapicería de piel, y en función del acabado elegido, el salpicadero queda adornado por un material de apariencia similar al cuero, aunque esta opción no nos ha convencido tanto, ya que se incrementa demasiado la dureza de los asientos que, por otra parte, carecen de regulación lumbar. No obstante, la postura de conducción es buena gracias al reglaje longitudinal y en altura del volante (excepto en el acabado básico L). Por otra parte, en caso de sentarnos relativamente cerca de la consola, la palanca de cambios queda ligeramente retrasada. El personal diseño y un precio muy competitivo son las principales armas de este sedán compacto, un modelo que se adapta a los nuevos tiempos y que supone un paso importante para Chevrolet.

El mercado de las berlinas compactas está cobrando cada vez más protagonismo. Su último exponente, el Chevrolet Cruce, es un coche que se lanzará en el mes de abril y dará que hablar, ya que es el primero de una próxima generación de modelos de General Motors que ha tenido el honor de estrenar la nueva plataforma compacta del Grupo, la misma que empleará, entre otros, el futuro Opel Astra. Se fabricará en Asia, Europa y EE.UU.

La gama Chevrolet Cruze tiene un precio de partida de 14.900 euros, correspondiente a un motor 1.6 de 113 CV, eso sí, con acabado L, el más básico. Teniendo en cuenta su sencillo equipamiento puede resultar una alternativa demasiado austera, ya que ni siquiera incorpora aire acondicionado, ordenador de viaje o regulación del volante, elementos que son de serie en el resto de acabados (LS, LS y LT); pero no hay duda de que su precio es de lo más competitivo, y más si le restamos los 1.000 euros de promoción que ofrece Chevrolet para la gama Cruze. Por el contrario, el acabado LT es el más completo e incorpora un nivel de equipamiento muy generoso que incluye de base elementos como limpiaparabrisas automático, espejo retrovisor interior antideslumbramiento, control de velocidad de crucero y sensor de aparcamiento. Es la única terminación que puede llevar navegador, aunque hay que pagarlo aparte. También es el único que incorpora climatizador, sin embargo, su funcionamiento no es lo preciso que nos gustaría.

Si en el apartado de equipamiento hay contrastes, también los hay en las motorizaciones que impulsan al Chevrolet Cruze. La oferta comienza con el mencionado 1.6 de gasolina de 113 CV, algo justo en cuanto a prestaciones y ruidoso si estiramos el régimen de giro. Le sigue un 1.8 de 141 CV (19.900 euros) que aporta algo más de respuesta si jugamos con el cambio de marchas manual de cinco velocidades, cuyo tacto resulta algo duro e impreciso en todas las versiones. Opcionalmente los dos motores de gasolina podrán beneficiarse de una transmisión automática de seis marchas que no estará disponible en Europa para las dos variantes Diesel, más interesantes que las de gasolina en cuanto a silencio de marcha y refinamiento. Éstas comparten el mismo bloque de dos litros de cilindrada, escalonado en dos niveles de potencia, 125 CV (desde 17.600 euros, a partir de junio) y 150 CV (20.550 euros). Pudimos probar el segundo, que resulta muy prestacional y mejora las sensaciones de conducción del Chevrolet Cruze, sobre todo en viajes por autopista, en adelantamientos y a la hora de circular rápido por carreteras de montaña. Su comportamiento no es un prodigio de eficacia, pero es muy solvente y no se le pueden poner pegas, ya que mantiene un buen nivel de confort apoyado por un tacto de dirección agradable. Lástima que no tenga una marcha más para aprovechar mejor este excelente motor.

En el interior del Chevrolet Cruze se aprecia un diseño fresco y sus cotas proporcionan una amplitud más que razonable teniendo en cuenta su longitud de 4,6 metros. La calidad visual es buena, así como la distribución y manejo de todos los mandos, aunque se abusa de distintos tipos de plásticos duros para recubrir muchas superficies. Algunos de ellos son sensibles a los arañazos, por lo que conviene cuidarlos para no deteriorar su aspecto. Parte del salpicadero puede ir recubierta en la misma tela que la tapicería de los asientos, lo que aporta un acertado toque de originalidad. En caso de incorporar tapicería de piel, y en función del acabado elegido, el salpicadero queda adornado por un material de apariencia similar al cuero, aunque esta opción no nos ha convencido tanto, ya que se incrementa demasiado la dureza de los asientos que, por otra parte, carecen de regulación lumbar. No obstante, la postura de conducción es buena gracias al reglaje longitudinal y en altura del volante (excepto en el acabado básico L). Por otra parte, en caso de sentarnos relativamente cerca de la consola, la palanca de cambios queda ligeramente retrasada. El personal diseño y un precio muy competitivo son las principales armas de este sedán compacto, un modelo que se adapta a los nuevos tiempos y que supone un paso importante para Chevrolet.

El mercado de las berlinas compactas está cobrando cada vez más protagonismo. Su último exponente, el Chevrolet Cruce, es un coche que se lanzará en el mes de abril y dará que hablar, ya que es el primero de una próxima generación de modelos de General Motors que ha tenido el honor de estrenar la nueva plataforma compacta del Grupo, la misma que empleará, entre otros, el futuro Opel Astra. Se fabricará en Asia, Europa y EE.UU.

La gama Chevrolet Cruze tiene un precio de partida de 14.900 euros, correspondiente a un motor 1.6 de 113 CV, eso sí, con acabado L, el más básico. Teniendo en cuenta su sencillo equipamiento puede resultar una alternativa demasiado austera, ya que ni siquiera incorpora aire acondicionado, ordenador de viaje o regulación del volante, elementos que son de serie en el resto de acabados (LS, LS y LT); pero no hay duda de que su precio es de lo más competitivo, y más si le restamos los 1.000 euros de promoción que ofrece Chevrolet para la gama Cruze. Por el contrario, el acabado LT es el más completo e incorpora un nivel de equipamiento muy generoso que incluye de base elementos como limpiaparabrisas automático, espejo retrovisor interior antideslumbramiento, control de velocidad de crucero y sensor de aparcamiento. Es la única terminación que puede llevar navegador, aunque hay que pagarlo aparte. También es el único que incorpora climatizador, sin embargo, su funcionamiento no es lo preciso que nos gustaría.

Si en el apartado de equipamiento hay contrastes, también los hay en las motorizaciones que impulsan al Chevrolet Cruze. La oferta comienza con el mencionado 1.6 de gasolina de 113 CV, algo justo en cuanto a prestaciones y ruidoso si estiramos el régimen de giro. Le sigue un 1.8 de 141 CV (19.900 euros) que aporta algo más de respuesta si jugamos con el cambio de marchas manual de cinco velocidades, cuyo tacto resulta algo duro e impreciso en todas las versiones. Opcionalmente los dos motores de gasolina podrán beneficiarse de una transmisión automática de seis marchas que no estará disponible en Europa para las dos variantes Diesel, más interesantes que las de gasolina en cuanto a silencio de marcha y refinamiento. Éstas comparten el mismo bloque de dos litros de cilindrada, escalonado en dos niveles de potencia, 125 CV (desde 17.600 euros, a partir de junio) y 150 CV (20.550 euros). Pudimos probar el segundo, que resulta muy prestacional y mejora las sensaciones de conducción del Chevrolet Cruze, sobre todo en viajes por autopista, en adelantamientos y a la hora de circular rápido por carreteras de montaña. Su comportamiento no es un prodigio de eficacia, pero es muy solvente y no se le pueden poner pegas, ya que mantiene un buen nivel de confort apoyado por un tacto de dirección agradable. Lástima que no tenga una marcha más para aprovechar mejor este excelente motor.

En el interior del Chevrolet Cruze se aprecia un diseño fresco y sus cotas proporcionan una amplitud más que razonable teniendo en cuenta su longitud de 4,6 metros. La calidad visual es buena, así como la distribución y manejo de todos los mandos, aunque se abusa de distintos tipos de plásticos duros para recubrir muchas superficies. Algunos de ellos son sensibles a los arañazos, por lo que conviene cuidarlos para no deteriorar su aspecto. Parte del salpicadero puede ir recubierta en la misma tela que la tapicería de los asientos, lo que aporta un acertado toque de originalidad. En caso de incorporar tapicería de piel, y en función del acabado elegido, el salpicadero queda adornado por un material de apariencia similar al cuero, aunque esta opción no nos ha convencido tanto, ya que se incrementa demasiado la dureza de los asientos que, por otra parte, carecen de regulación lumbar. No obstante, la postura de conducción es buena gracias al reglaje longitudinal y en altura del volante (excepto en el acabado básico L). Por otra parte, en caso de sentarnos relativamente cerca de la consola, la palanca de cambios queda ligeramente retrasada. El personal diseño y un precio muy competitivo son las principales armas de este sedán compacto, un modelo que se adapta a los nuevos tiempos y que supone un paso importante para Chevrolet.

El mercado de las berlinas compactas está cobrando cada vez más protagonismo. Su último exponente, el Chevrolet Cruce, es un coche que se lanzará en el mes de abril y dará que hablar, ya que es el primero de una próxima generación de modelos de General Motors que ha tenido el honor de estrenar la nueva plataforma compacta del Grupo, la misma que empleará, entre otros, el futuro Opel Astra. Se fabricará en Asia, Europa y EE.UU.

La gama Chevrolet Cruze tiene un precio de partida de 14.900 euros, correspondiente a un motor 1.6 de 113 CV, eso sí, con acabado L, el más básico. Teniendo en cuenta su sencillo equipamiento puede resultar una alternativa demasiado austera, ya que ni siquiera incorpora aire acondicionado, ordenador de viaje o regulación del volante, elementos que son de serie en el resto de acabados (LS, LS y LT); pero no hay duda de que su precio es de lo más competitivo, y más si le restamos los 1.000 euros de promoción que ofrece Chevrolet para la gama Cruze. Por el contrario, el acabado LT es el más completo e incorpora un nivel de equipamiento muy generoso que incluye de base elementos como limpiaparabrisas automático, espejo retrovisor interior antideslumbramiento, control de velocidad de crucero y sensor de aparcamiento. Es la única terminación que puede llevar navegador, aunque hay que pagarlo aparte. También es el único que incorpora climatizador, sin embargo, su funcionamiento no es lo preciso que nos gustaría.

Si en el apartado de equipamiento hay contrastes, también los hay en las motorizaciones que impulsan al Chevrolet Cruze. La oferta comienza con el mencionado 1.6 de gasolina de 113 CV, algo justo en cuanto a prestaciones y ruidoso si estiramos el régimen de giro. Le sigue un 1.8 de 141 CV (19.900 euros) que aporta algo más de respuesta si jugamos con el cambio de marchas manual de cinco velocidades, cuyo tacto resulta algo duro e impreciso en todas las versiones. Opcionalmente los dos motores de gasolina podrán beneficiarse de una transmisión automática de seis marchas que no estará disponible en Europa para las dos variantes Diesel, más interesantes que las de gasolina en cuanto a silencio de marcha y refinamiento. Éstas comparten el mismo bloque de dos litros de cilindrada, escalonado en dos niveles de potencia, 125 CV (desde 17.600 euros, a partir de junio) y 150 CV (20.550 euros). Pudimos probar el segundo, que resulta muy prestacional y mejora las sensaciones de conducción del Chevrolet Cruze, sobre todo en viajes por autopista, en adelantamientos y a la hora de circular rápido por carreteras de montaña. Su comportamiento no es un prodigio de eficacia, pero es muy solvente y no se le pueden poner pegas, ya que mantiene un buen nivel de confort apoyado por un tacto de dirección agradable. Lástima que no tenga una marcha más para aprovechar mejor este excelente motor.

En el interior del Chevrolet Cruze se aprecia un diseño fresco y sus cotas proporcionan una amplitud más que razonable teniendo en cuenta su longitud de 4,6 metros. La calidad visual es buena, así como la distribución y manejo de todos los mandos, aunque se abusa de distintos tipos de plásticos duros para recubrir muchas superficies. Algunos de ellos son sensibles a los arañazos, por lo que conviene cuidarlos para no deteriorar su aspecto. Parte del salpicadero puede ir recubierta en la misma tela que la tapicería de los asientos, lo que aporta un acertado toque de originalidad. En caso de incorporar tapicería de piel, y en función del acabado elegido, el salpicadero queda adornado por un material de apariencia similar al cuero, aunque esta opción no nos ha convencido tanto, ya que se incrementa demasiado la dureza de los asientos que, por otra parte, carecen de regulación lumbar. No obstante, la postura de conducción es buena gracias al reglaje longitudinal y en altura del volante (excepto en el acabado básico L). Por otra parte, en caso de sentarnos relativamente cerca de la consola, la palanca de cambios queda ligeramente retrasada. El personal diseño y un precio muy competitivo son las principales armas de este sedán compacto, un modelo que se adapta a los nuevos tiempos y que supone un paso importante para Chevrolet.