En esta constante guerra de cifras en las que se mueve el mundo del motor, oír 150 CV de un motor de gasolina en un BMW puede parecer poco, pero no es así. Este 320i no ofrece unas prestaciones de infarto, pero sí que tiene un comportamiento dinámico de primer orden, de lo mejor del segmento.
Este 320i, como todo BMW, tiene una parte intangible que es el prestigio que confiere a su conductor y las miradas que atrae. En la última generación de la Serie 3 se trabajó de manera concienzuda en el diseño, y el resultado parece que ha convencido a una amplia mayoría. Casi todas las personas con las que hemos charlado preguntándoles qué les parecía destacaban lo atractivo de sus líneas, gustando a la par a los amantes de los diseños clásicos y a los que optan por estéticas más atrevidas. El hecho de que nuestra unidad de pruebas estuviera pintada en rojo intenso elevaba, si cabe, su encanto.En el interior, esta versión no cuenta con elementos superfluos, pero su limpieza de líneas, su combinación de tonos claros y oscuros y su buen acabado nos convencen. La instrumentación es legible y completa y todos los mandos se encuentran muy a mano, con lo que la ergonomía se ve mejorada. Los asientos colaboran en este apartado, pues cuentan con múltiples regulaciones y, sobre todo, con una por la que sentimos debilidad y que nos parece que otorga gran comodidad y agarre. Se trata de la posibilidad de regular el contorno de las alas del asiento, tanto en el respaldo como en la banqueta, a través de un botón. El espacio en las plazas traseras, uno de los problemas de la anterior generación, se ha incrementado en esta nueva Serie 3. Los pasajeros tienen más centímetros disponibles tanto para las piernas como para la cabeza, siendo el espacio para los hombros similar al ya existente –aun así, esta medida está entre las mejores del segmento. El maletero, por desgracia, no tiene demasiada capacidad de carga. Se han perdido litros con el paso de generación y los 390 que ofrece están bastante por debajo de lo que reservan otras berlinas del mercado, que cuentan con maleteros con capacidades superiores a 450 litros los que menos y que rozan los 535 litros los que más. Para más inri -pues no imaginamos cómo quedaría el maletero de reducido-, el 320i no cuenta con rueda de repuesto de tamaño normal ni de emergencia e, incluso, carece de kit antipinchazos, pues monta neumáticos tipo “run-flat", que pueden rodar sin aire hasta 150 km a una velocidad de 80 km/h. En cuanto al equipamiento y al precio, este BMW 320i es de los más “básicos", aunque utilizar ese adjetivo con un coche que cuesta 32.100 euros parece, al menos, paradójico. Pero es así. El equipamiento de serie es correcto, con climatizador, llantas de aleación, control de presión de los neumáticos y radio CD incluidos. Para cualquier equipamiento extra que deseemos, hay que “pasar por caja"; eso sí, el catálogo de opciones es tan amplio que permite configurar el coche a nuestro gusto.
Este 320i, como todo BMW, tiene una parte intangible que es el prestigio que confiere a su conductor y las miradas que atrae. En la última generación de la Serie 3 se trabajó de manera concienzuda en el diseño, y el resultado parece que ha convencido a una amplia mayoría. Casi todas las personas con las que hemos charlado preguntándoles qué les parecía destacaban lo atractivo de sus líneas, gustando a la par a los amantes de los diseños clásicos y a los que optan por estéticas más atrevidas. El hecho de que nuestra unidad de pruebas estuviera pintada en rojo intenso elevaba, si cabe, su encanto.En el interior, esta versión no cuenta con elementos superfluos, pero su limpieza de líneas, su combinación de tonos claros y oscuros y su buen acabado nos convencen. La instrumentación es legible y completa y todos los mandos se encuentran muy a mano, con lo que la ergonomía se ve mejorada. Los asientos colaboran en este apartado, pues cuentan con múltiples regulaciones y, sobre todo, con una por la que sentimos debilidad y que nos parece que otorga gran comodidad y agarre. Se trata de la posibilidad de regular el contorno de las alas del asiento, tanto en el respaldo como en la banqueta, a través de un botón. El espacio en las plazas traseras, uno de los problemas de la anterior generación, se ha incrementado en esta nueva Serie 3. Los pasajeros tienen más centímetros disponibles tanto para las piernas como para la cabeza, siendo el espacio para los hombros similar al ya existente –aun así, esta medida está entre las mejores del segmento. El maletero, por desgracia, no tiene demasiada capacidad de carga. Se han perdido litros con el paso de generación y los 390 que ofrece están bastante por debajo de lo que reservan otras berlinas del mercado, que cuentan con maleteros con capacidades superiores a 450 litros los que menos y que rozan los 535 litros los que más. Para más inri -pues no imaginamos cómo quedaría el maletero de reducido-, el 320i no cuenta con rueda de repuesto de tamaño normal ni de emergencia e, incluso, carece de kit antipinchazos, pues monta neumáticos tipo “run-flat", que pueden rodar sin aire hasta 150 km a una velocidad de 80 km/h. En cuanto al equipamiento y al precio, este BMW 320i es de los más “básicos", aunque utilizar ese adjetivo con un coche que cuesta 32.100 euros parece, al menos, paradójico. Pero es así. El equipamiento de serie es correcto, con climatizador, llantas de aleación, control de presión de los neumáticos y radio CD incluidos. Para cualquier equipamiento extra que deseemos, hay que “pasar por caja"; eso sí, el catálogo de opciones es tan amplio que permite configurar el coche a nuestro gusto.