La versión estrella del X1 tras su reciente facelift se hará de esperar: BMW ha confirmado que el xDrive25e no llegará hasta marzo, sin embargo, el desembarco de la gama de su SUV más pequeño se hace al completo con diez versiones. Ha sido esta semana cuando se ha presentado a la prensa aunque, en realidad, los BMW X1 2019 están disponibles desde julio, cuando ya se pudieron hacer los primeros pedidos, y en agosto ya se hizo entrega de las primeras unidades.
Respecto a los BMX X1 con los que, en 2015, arrancó la comercialización de esta segunda generación, los de 2019 incorporan la mayoría de los cambios en la zona frontal. El protagonismo de la parrilla aumenta en tanto que se hace un poco más grande con el objetivo de que el X1 gane presencia y los dos riñones (tras los que hay cortinillas para impedir la entrada de aire cuando no es necesario) se unen en la zona central, donde ya no hay lugar para chapa pintada del color de la carrocería: las molduras cromadas o negras, ocupan ese espacio. En realidad deberíamos hablar de cuatro frontales distintos porque, en función del acabado se aplican ligeras modificaciones, sobre todo que afectan al acabado de los listones de esa parrilla y al distinto tratamiento de diseño que tiene la zona inferior del paragolpes, bocas de aire o posición de los faros antiniebla, incluidos.
BMW X1 2019: 4 líneas de acabado
Por supuesto, también las llantas ayudan a diferenciar entre Base, xLine, Sport Line y M Sport, las cuatro líneas con las que se combinarán las distintas versiones del X1, y cuyo tamaño oscila entre 17 y 19". Quizá la novedad más curiosa sea la proyección del logotipo “X1" al suelo desde el retrovisor exterior del lado del conductor. Eso mientras que en la zona posterior, los cambios se concentran en el faldón que hay entre el parachoques y el deflector, pues ahora ese espacio queda pintado al igual que el resto de la carrocería; y las salidas de escape incrementan su tamaño de los 7 cm de diámetro a los 9.
De puertas adentro, la protagonista es la nueva pantalla de 10,25" del sistema de infoentretenimiento más complejo que, siempre fija, ya no emerge del salpicadero sino que vuela sobre él, y que reemplaza a la básica de navegación de 8,8". Con todo la estándar, ya sin navegación, es algo menor: de 6,5". Hemos podido probar el primero y aporta numerosas funciones como información meteorológica en tiempo real, información sobre el vehículo, control del equipo de sonido o las distintas posibilidades que ofrece el BMW ConnectedDrive, que permite comprar funcionalidades por periodos concretos o activar distintos equipos: por ejemplo, puede permitir adquirir funciones extra de iluminación para los faros. Para navegar a través de él es posible utilizar la propia pantalla, que es táctil, la voz o el mando giratorio y pulsadores situados junto al cambio.
En la instrumentación el BMW X1 no da aún el salto a la pantalla digital para todas las funciones de otros modelos de BMW, aunque sí incorpora una mínima modificación: la tecnología black panel que, cuando se apaga el motor, sólo deja ver una superficie negra y mate. Otra de las novedades es la incorporación de led frente al acompañante, y entre las dos piezas del salpicadero, que enlaza con las líneas que se sitúan en las puertas delanteras. En ese misma área aparecen costuras en contraste con el resto del salpicadero.
BMW X1 2019: motores y 25i a prueba
La familia de motores no cambia sustancialmente, a la espera de esa ya mencionada versión plug-in con una autonomía eléctrica de 50 km y que llegará en la primavera, y la conforman** tres versiones de gasolina y otras tantas Diesel.** Hemos podido probar la más potente de las primeras, la xDrive25i que se suma a la gama, con 231 CV y la única para la que aún no se ha definido el precio. Tampoco fecha de puesta en venta. Sólo se liga a la caja de cambios automática de 8 velocidades, como ocurre con todos las que cuentan con los motores de 190 o más caballos (en el Diesel de 150 CV, el sDrive18d, es posible elegir entre ésta o una manual de seis marchas) y a la tracción total, al igual que ocurre con los xDrive20i y xDrive25d.
Su motor 2.0 es suave y tiene una respuesta poderosa al acelerador, lo que combina bien con la agilidad y precisión de un chasis que, en la unidad que pudimos conducir, tenía la configuración deportiva: muelles un centímetro más cortos que en otros X1, silentblocks más firmes, una estabilizadora más gruesa y amortiguación específica. En todo caso, los ajustes del chasis no han variado respecto al BMW X1 con el restyling, hasta el punto de que, no sin cierta sorna, uno de los ingenieros de la marca llegó a comentarnos que “los cambios más importantes están en las llantas" elementos que, obviamente, sólo se modifican en cuanto a su diseño.
Los precios varían poco respecto al BMW X1 vendido hasta junio. Las versiones que menos lo hacen suben entre 200 y 300 euros, tal cual es el caso de los sDrive18d, xDrive18d Automático, sDrive20d Automático y xDrive25d Automático. Suben más, hasta 1.000 euros, los sDrive16d, tanto con cambio manual como automático y sDrive18d. Entre unos y otros quedan sDrive18i y sDrive18d; así como el xDrive20d Automático. El cuanto al equipamiento funcional, el BMW X1 sigue disponiendo de la posibilidad de abatir los respaldos traseros no sólo en dos partes asimétricas sino también en tres. Es una opción que se suma a la de su inclinación en varios ángulos o el movimiento de la banqueta trasera, con regulación longitudinal sobre 13 cm. El BMW también dispone de la posibilidad de motorizar su portón trasero o que este cuente con acceso de confort que lo abre sin tener que usar las manos.