En los segmentos A y B de los coches urbanos y utilitarios cada vez se están comprando menos vehículos Diesel. A medio plazo, el escalón de entrada para estos propulsores estará, entre los turismos, en el segmento C de los compactos. El porqué de esta situación deriva de los imprescindibles sistemas de depuración de gases, que permiten cumplir con las normas de emisiones. Su incorporación en los compactos supone un impacto menor en el precio, y el espacio técnico requerido para su instalación no tiene tantas limitaciones como en los Seat Ibiza, Renault Clio y compañía.
A pesar de la delicada situación que está atravesando el Diesel, hay muchos fabricantes de automóviles y de componentes que consideran que a este tipo de combustible aún le queda mucho recorrido. En términos que realmente interesan a la mayor parte de los conductores, el de la rentabilidad, en esta comparativa enfrentamos dos compactos premium como el BMW Serie 1 (en versión 116d) y el Lexus CT 200h, es decir, un moderno y eficiente propulsor Diesel en el caso del modelo alemán y un coche con tecnología híbrida (en el caso del vehículo japonés).
Las alternativas a los Diesel
La alternativa a estos motores de gasóleo ya no corre exclusivamente a cargo de los de gasolina, ni en el universo de los compactos ni en ningún otro. Se acabó esa ortodoxa dicotomía imperante desde el despertar de los Diesel en los años 90. Hoy los tiempos exigen pensar también en gas natural, GLP o hasta en la electricidad, aunque los modelos que la usan en exclusiva son pocos y costosos: Nissan Leaf, VW e-Golf e Hyundai Ioniq.
El interés en los coches híbridos estriba en, precisamente, poder contar con la electricidad para mover temporalmente el coche, más o menos en función del tamaño de la batería; o apoyando al motor térmico. En el primer caso, contaremos con nulas emisiones o consumo de combustible, mayor silencio de marcha o suavidad de funcionamiento que con un motor térmico en marcha; en el segundo, además de energía extra a sumar a la del motor, también un efecto en el gasto de carburante. En todo caso, con una electricidad (también en los enchufables) que se genera cuando no se está acelerando.
BMW 116d vs Lexus CT 200h: la lucha por la eficiencia
Justamente así trabaja el sistema de propulsión híbrido del Lexus CT 200h, que incluso pasaría por un eléctrico durante unos pocos kilómetros (apenas un par de ellos) cuando se conduce mimando la presión sobre el acelerador y a velocidades bajas, situaciones que pueden darse en un recorrido urbano. Esa condición de híbrido le hace merecedor de la etiqueta Eco que le aporta ventajas de uso frente a otras propuestas: el acceso a las grandes ciudades en los días de tráfico restringido por polución, rebajas en el precio del aparcamiento regulado, bonificaciones o exenciones en impuestos, etc.
Pero, ¿son suficientes esos argumentos cuando se enfrentan a los Diesel, hoy por hoy los coches con motores convencionales más económicos en su coste por kilómetro? La piedra de toque nos la da el BMW 116d. Su corazón es un ejemplo de «dowsizing» (motor de baja cilindrada y sobrealimentación): frente al cuatro cilindros de 1,8 litros del Lexus suplementado por un motor eléctrico, el compacto de BMW recurre en esta versión a un 1.5 tricilíndrico Diesel. Es una solución inusual en un segmento dominado por los cuatro cilindros, y en mayor medida cuando los motores son de gasóleo, pero justamente el principal argumento que le permite a este Serie 1 ser uno de los coches más ahorradores del mercado kilómetro a kilómetro, sobre todo por su efectividad en carretera.
El consumo real en carretera del BMW 116d que hemos medido ha sido de 4,6 l/100 km, una cifra que está muy por debajo de la media de sus congéneres en este terreno y ayudan a que el consumo medio tenga un efecto menor que en otros coches sobre nuestro bolsillo. Su gasto medio es similar, pues el BMW apenas queda a una décima del Lexus CT 200h. Sin embargo, si el 116d da lo mejor de sí cuando se circula fuera del tráfico urbano, es aquí donde no es de los destacados, dicho sea de paso (un Seat León 1.6 TDI, por tomar una referencia, gasta aquí 5,9 l/100 km por los 6,3 l/100 km del BMW).
CONSUMOS | BMW 116d 116 CV | Lexus CT 200h 136 CV |
Consumo en ciudad | 6,3 l/100 km | 4,2 l/100 km |
Consumo en carretera | 4,6 l/100 km | 5,8 l/100 km |
Consumo medio | 5,3 l/100 km | 5,2 l/100 km |
Por el contrario, el híbrido japonés tiene en la ciudad su auténtico hábitat. Por esas ventajas ya expuestas comunes a otros híbridos y porque, en cuanto al consumo, aquí sólo necesita 4,2 l/100 km (según nuestras pruebas de consumo real en recorrido urbano). Es incluso tres décimas menos que lo que consigue un Toyota Auris en nuestras mismas mediciones.
BMW 116d vs Lexus CT 200h: prestaciones y comportamiento
A diferencia de lo que ocurre con el consumo, no vas a advertir grandes diferencias en la prestación de nuestros dos protagonistas, con resultados tan parejos que podrían ser intercambiables; pero si no en el cuánto, los encontrarás en el cómo. El pequeño 1.5 de BMW es muy explosivo una vez que interviene el turbo; incluso antes de que actúe la sobrealimentación, no defrauda. Así gestiona muy bien las salidas de semáforos (una vez el Start/Stop reenciende perceptiblemente el motor), más cuando el cambio automático no se sienta lento ahí. El Lexus es suavemente contundente porque fuerza tampoco falta por ese vitaminado eléctrico del Lexus en las mismas circunstancias aunque, insistimos, podría trabajar sólo con la energía de sus baterías si le acelerase poco: en caso contrario, el grueso de su fuerza viene del 1.8.
PRESTACIONES | BMW 116d 116 CV | Lexus CT 200h 136 CV |
Acel. 0-100 km/h | 10,38 s | 11,32 s |
Acel. 0-1000 metros | 32,36 s | 32,97 s |
Sonoridad 100 km/h | 67 dBA | 66 dBA |
Sonoridad 120 km/h | 70 dBA | 70 dBA |
Frenada desde 140 km/h | 76 m | 78 m |
Ya en carretera, el motor Diesel, aun siendo un tres cilindros, no sólo sorprende por su rendimiento, también lo hace por su refinamiento: gira suavemente e, incluso, contribuyendo con su moderado sonido a un confort acústico particularmente bajo en esta versión 116d. Más allá de que, en esta situación, el cambio automático Steptronic de 8 velocidades se revela formidable, incluso por su función inercial si se activa el modo de conducción Eco: caja y motor quedan desligados, lo que ayuda a gastar menos.
A su lado, el Lexus puede parecer algo más estridente si no se conduce con suavidad, a ritmo sostenido. Llevado así es fantástico, porque el engranaje que liga los motores a las ruedas hace que no se perciba nada parecido a la interrupción de potencia que se nota en muchos cambios automáticos, incluso levemente en el del BMW. Si necesitamos acelerar más o aparecen cuestas, el problema con el CT 200h viene de que ese engranaje trabaja simulando el mecanismo de un variador continuo, de modo que pierde naturalidad al desvincularse el régimen del motor y la rapidez con la que se gana velocidad. Es un hándicap a sobrellevar por inherente al sistema de propulsión. Como esa frenada de peculiar tacto y que responde a que, al tocar el pedal, lo primero que decelera al Lexus es el motor eléctrico, dando prioridad a la producción de energía; y, sólo después, intervienen los frenos propiamente dichos. Todo ocurre en segundos, incluso en menos tiempo, pero el conductor siente la situación como poco natural.
ESPACIO | BMW 116d 116 CV | Lexus CT 200h 136 CV |
Anchura delantera | 139 cm | 138 cm |
Anchura trasera | 136 cm | 134 cm |
Altura delantera | 90/96 cm | 89/95 cm |
Altura trasera | 95 cm | 92 cm |
Espacio para piernas | 72 cm | 69 cm |
Maletero | 345 litros | 255 litros |
Lo que no tiene que ver con su esencia híbrida es el comportamiento del chasis. La sensación dominante cuando se conduce el CT 200h es que quiere transmitir deportividad por la vía de una suspensiones duras pero que, a la postre, lo que más logra trasladar su suspensión es sequedad e, incluso, falta de confort fuera de carreteras impecables, donde esa actitud no tiene tacha. A su lado, el 116d es un portento, más cuando lo sería al lado de cualquier otro compacto. Pese a su condición de escalón inicial de la gama, pocos peros se le pueden poner a la puesta a punto de su bastidor. El mayor, que no consiga distancias de frenado —por mucho que resulta notablemente mejor que su rival— tan buenas como otros compactos, ya sean premiun o generalistas. Por lo demás, contamos con una extraordinaria calidad de rodadura condimentada con una magnífica precisión, también por lo que pone su dirección. Este BMW aporta un comportamiento neutro que puede derivar en una agilidad más natural y progresiva que la del Lexus, más brusco al llegar al límite de agarre de sus ruedas.
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