Audi A3 Cabrio 1.8 TFSi

En lugar de apuntarse a la moda coupé cabrio con techo duro, el A3 opta por una capota de lona en su variante cabrio. Gana así en velocidad de apertura, espacio longitudinal en las plazas traseras y apenas pierde en maletero. Con el motor 1.8 TFSI suma suavidad de marcha y un buen rendimiento.

Audi A3 Cabrio 1.8 TFSi
Audi A3 Cabrio 1.8 TFSi

En Audi alegan varios motivos por los cuales se han decantado por el techo de lona, pero dos prevalecen sobre los demás: la estética y habitabilidad en las plazas traseras. Sobre lo primero poco hay que decir, porque depende un poco de cada uno y sus gustos; al purista, amante de los cabrios, le encanta este tipo de techo que incluso se puede pedir en distintos colores y sirve como diferenciación en un segmento en el que todos, a excepción del BMW Serie 1 -su principal rival-, han optado por variantes coupé con techo metálico escamoteable. La calidad alcanzada por los techos de lona actuales, unida a la garantía de fabricación y diseño que, en teoría, han de ofrecer marcas como Audi o BMW, permite que hoy en día nos podamos plantear un modelo de éstos con techo de lona, con la tranquilidad de no tener goteras en la primera lluvia o lavadero, y que no haya un vendaval en el interior cada vez que supere una determinada velocidad.

Eso sí, en plena era en la que los techos metálicos han desbancado prácticamente a la totalidad de los de lona, entendemos que haya quien lo vea como un paso atrás. Cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes, pero es algo que, si está bien hecho, convierte la elección en una cuestión de gustos sin impedimentos técnicos. Con el A3 que a continuación probamos, Audi, además de la carrocería cabrio, ha estrenado la actualización estética y de gama de su compacto que comparte con el resto de variantes. Estéticamente no son grandes cambios, pero sí estilizan el frontal y la zaga y los acercan más a los A4 y A5 actuales.

Emplea un techo de lona de accionamiento eléctrico que bate en tiempo de apertura o cierre a cualquiera de sus posibles rivales de techo metálico –incluso al Serie 1 Cabrio, que tarda 22 segundos en realizar la misma operación-. En tan sólo 9 segundos, el techo queda completamente abierto o cerrado, con la ventaja añadida de que se puede realizar esta operación hasta 30 km/h de velocidad y sin necesidad de más esfuerzo que apretar un botón. Se invita así a manipular el techo en, por ejemplo, un semáforo, sin importarnos cuánto vaya a tardar en ponerse verde. Una vez abierto no es necesario taparlo con recubrimiento alguno y queda bien protegido. Sí se puede montar un deflector en las plazas traseras, que evita turbulencias aunque, como en cualquier cabrio de este tamaño, anula estas plazas. Con las cuatro ventanas subidas, sin el deflector y el techo abierto, el viento no molesta delante –detrás lo hace siempre- hasta los 140 km/h. A partir de ahí es necesario montarlo. Es un elemento de serie en el acabado Ambition y opcional en el Attraction por 340 euros, que se guarda doblado en el maletero cuando no se usa, como es habitual en estos coches.

El filtro acústico de la lona cuando está cerrada, como es lógico, es peor que el de un techo duro. La diferencia no se nota tanto al ralentí como cuando el coche está en movimiento, puesto que el aislamiento mecánico es bueno, pero hay más ruidos aerodinámicos -vienen de la unión entre el techo y las ventanas traseras- que se meten en el interior. No llegan a ser molestos y se encuentran dentro de lo esperado. Con todo, nuestra unidad contaba con un extra denominado Capota Confort que, por 915 euros, asegura las correctas cifras de sonoridad registradas por nuestro Centro Técnico.

Asientos abatibles
Comportamiento
En Audi alegan varios motivos por los cuales se han decantado por el techo de lona, pero dos prevalecen sobre los demás: la estética y habitabilidad en las plazas traseras. Sobre lo primero poco hay que decir, porque depende un poco de cada uno y sus gustos; al purista, amante de los cabrios, le encanta este tipo de techo que incluso se puede pedir en distintos colores y sirve como diferenciación en un segmento en el que todos, a excepción del BMW Serie 1 -su principal rival-, han optado por variantes coupé con techo metálico escamoteable. La calidad alcanzada por los techos de lona actuales, unida a la garantía de fabricación y diseño que, en teoría, han de ofrecer marcas como Audi o BMW, permite que hoy en día nos podamos plantear un modelo de éstos con techo de lona, con la tranquilidad de no tener goteras en la primera lluvia o lavadero, y que no haya un vendaval en el interior cada vez que supere una determinada velocidad.

Eso sí, en plena era en la que los techos metálicos han desbancado prácticamente a la totalidad de los de lona, entendemos que haya quien lo vea como un paso atrás. Cada uno tiene sus ventajas e inconvenientes, pero es algo que, si está bien hecho, convierte la elección en una cuestión de gustos sin impedimentos técnicos. Con el A3 que a continuación probamos, Audi, además de la carrocería cabrio, ha estrenado la actualización estética y de gama de su compacto que comparte con el resto de variantes. Estéticamente no son grandes cambios, pero sí estilizan el frontal y la zaga y los acercan más a los A4 y A5 actuales.

Emplea un techo de lona de accionamiento eléctrico que bate en tiempo de apertura o cierre a cualquiera de sus posibles rivales de techo metálico –incluso al Serie 1 Cabrio, que tarda 22 segundos en realizar la misma operación-. En tan sólo 9 segundos, el techo queda completamente abierto o cerrado, con la ventaja añadida de que se puede realizar esta operación hasta 30 km/h de velocidad y sin necesidad de más esfuerzo que apretar un botón. Se invita así a manipular el techo en, por ejemplo, un semáforo, sin importarnos cuánto vaya a tardar en ponerse verde. Una vez abierto no es necesario taparlo con recubrimiento alguno y queda bien protegido. Sí se puede montar un deflector en las plazas traseras, que evita turbulencias aunque, como en cualquier cabrio de este tamaño, anula estas plazas. Con las cuatro ventanas subidas, sin el deflector y el techo abierto, el viento no molesta delante –detrás lo hace siempre- hasta los 140 km/h. A partir de ahí es necesario montarlo. Es un elemento de serie en el acabado Ambition y opcional en el Attraction por 340 euros, que se guarda doblado en el maletero cuando no se usa, como es habitual en estos coches.

El filtro acústico de la lona cuando está cerrada, como es lógico, es peor que el de un techo duro. La diferencia no se nota tanto al ralentí como cuando el coche está en movimiento, puesto que el aislamiento mecánico es bueno, pero hay más ruidos aerodinámicos -vienen de la unión entre el techo y las ventanas traseras- que se meten en el interior. No llegan a ser molestos y se encuentran dentro de lo esperado. Con todo, nuestra unidad contaba con un extra denominado Capota Confort que, por 915 euros, asegura las correctas cifras de sonoridad registradas por nuestro Centro Técnico.

Asientos abatibles
Comportamiento