Alfa Romeo GT 3.2 V6 Distinctive

A veces, un coche seduce como la más sexy de las personas. Es el caso del GT. Su dolorosa belleza estética, la violencia de su motor y la excitante sensación que transmite hacen de él una máquina de seducir.

Alfa Romeo GT 3.2 V6 Distinctive
Alfa Romeo GT 3.2 V6 Distinctive

Alfa Romeo vive un momento dulce. En medio de la crisis del grupo Fiat, la marca del Biscione mantiene altiva la cabeza, bastión del alma deportiva, verdadero relicario de esencias de otro tiempo, de otra automoción.

El GT es un producto típico de esta firma. Es un coche voluptuoso, emocionante, lleno de deportividad y, al tiempo, práctico. La combinación gustará a cualquiera. Y si se prueba con este motor V6, habrá que ser muy frío para no rendirse a sus encantos. Y eso que al coche se le pueden poner pegas, porque las tiene. Pero va cargado de tanto encanto que nadie que realmente disfrute de un buen deportivo le tendrá en cuenta esos “problemillas".Basado en el chasis del Alfa 156, este GT recibe una bellísima carrocería elaborada por Bertone que es su gran carta de presentación. Nuestra prueba coincidió con la campaña de publicidad del coche, con lo que la gente por la calle se quedaba mirando y más de una vez se formaron corrillos alrededor. Es interesante comprobar cómo el magnetismo de un coche puede seguir atrayendo la atención en una época en la que sobran impactos visuales. Sus formas de coupé clásico se combinan con la imagen actual de Alfa, muy agresiva y llena de músculos. Pero nunca cae en lo extravagante. Bertone ha sabido realizar un dibujo audaz, pero equilibrado; marcador de tendencias, pero no un “fashion victim".

Especialmente atractiva es la zaga, muy prominente, con un delicado trazo curvo en la luneta posterior que contrasta con la fuerza del parachoques y el bosquejo enérgico pero breve de los grupos ópticos.

Las puertas, sin marco superior, dan un toque “rácing" a un lateral rotundo y con mucha chapa, casi una muralla. Nuestra versión todavía luce más, porque va equipada con unas formidables llantas de 17" y unos neumáticos de 225/45 ZR 17, que dan un aire todavía más radical al conjunto.

Pero un dibujo con tanta personalidad siempre resta puntos a la practicidad. Son servidumbres de la belleza, pero hay que reconocer que los vigorosos montantes y la curva del final del techo reducen mucho la visibilidad desde dentro del coche. Sobre todo por el retrovisor, que apenas sirve de nada a la hora de aparcar. En las curvas, el pilar delantero izquierdo también obstaculiza mucho la visión.