La extensión mínima de hielo marino antártico fue de 1,92 millones de kilómetros cuadrados y ocurrió el 25 de febrero, situándose en 190.000 kilómetros cuadrados menos que la ahora segunda extensión más baja, alcanzada en 2017, según informó el Centro Nacional de Datos de Nieve y Hielo de los Estados Unidos (NSIDC) el 8 de marzo.
"El mínimo histórico para el hielo marino antártico total ocurrió de la misma manera que el evento de 2017", dice Ryan Fogt, climatólogo de la Universidad de Ohio en Athens. Ambos eventos tuvieron una extensión máxima de hielo marino anterior al promedio, que fue seguida por una rápida disminución, apunta. A partir de 2017, la extensión se mantuvo muy por debajo del promedio durante unos años, volviendo a condiciones cercanas a su media nuevamente en 2020.
Este mínimo histórico se debió en parte a los fuertes vientos que empujan el hielo fuera del Mar de Ross, una bahía frente a la costa de la Antártida, a áreas más al norte, donde es más cálido
Este mínimo histórico se debió en parte a los fuertes vientos que empujan el hielo fuera del Mar de Ross, una bahía frente a la costa de la Antártida, a áreas más al norte, donde es más cálido. Allí, el hielo se rompió y se derritió, señala Walt Meier, científico investigador principal del NSIDC, que trabaja en la Universidad de Colorado boulder. "Creo que mucho, si no todo, del evento se puede atribuir a la variabilidad natural", advierte Meier.

Altibajos del hielo marino
A diferencia del Ártico, donde el hielo marino ha disminuido rápidamente desde que comenzaron las mediciones satelitales en 1979, el hielo marino antártico ha experimentado una gran variabilidad año tras año, lo que contradice las expectativas de algunos modelos climáticos que predijeron que debería disminuir, en respuesta al aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
"Con tanta variabilidad, no es demasiado sorprendente que uno pueda obtener un mínimo histórico"
Los mínimos de hielo marino antártico más altos se alcanzaron en 2008 (3,69 millones de kilómetros cuadrados) y 2013 (3,68 millones de kilómetros cuadrados). En 2015 y 2016, el mínimo cayó drásticamente. "Con tanta variabilidad, no es demasiado sorprendente que uno pueda obtener un mínimo histórico", declara Meier.
En la Antártida, el hielo marino crecerá donde sea lo suficientemente frío como para que se forme hielo. "No hay barreras terrestres en el camino", manifiesta Fogt. Sin barreras, el hielo se vuelve mucho más delgado, lo que significa que puede ser movido libremente por los vientos, cubriendo un área mayor, agrega.

"El hielo marino antártico responde al capricho de la atmósfera y el océano", afirma Pat Langhorne, quien estudia dicho hielo en la Universidad de Otago en Nueva Zelanda. Esto incluye la dirección del viento y las olas oceánicas, así como los patrones en el Océano Pacífico tropical relacionados con El Niño y La Niña.
"Este podría ser el comienzo de una pérdida sostenida de hielo antártico similar a lo que hemos visto en el Ártico en los últimos 50 años, o podría ser una variabilidad a corto plazo que vuelva al año medio"
Meier comenta que el aislamiento de la Antártida, hasta ahora, ha protegido a gran parte de ella de experimentar un calentamiento, con la excepción de la Península Antártica, que se adhiere al norte y se ha calentado notablemente en los últimos 40 años. El calentamiento global podría tener un papel en este nuevo récord, pero es demasiado pronto para saberlo, añade.
"Este podría ser el comienzo de una pérdida sostenida de hielo antártico similar a lo que hemos visto en el Ártico en los últimos 50 años, o podría ser una variabilidad a corto plazo que vuelva al año medio", expone Zeke Hausfather, científico del clima en Berkeley Earth en California. A largo plazo, el cambio climático resultará en una disminución del hielo marino antártico, concluye.
Fuente: Nature.