La paleontóloga Julia Tejada, de la Universidad de Montpellier, en Francia y sus colegas analizaron la composición química de dos aminoácidos, los componentes básicos de las proteínas, dentro del cabello fósil de dos especies de perezosos terrestres gigantes: el perezoso terrestre de Darwin (Mylodon darwinii) de América del Sur y el perezoso terrestre de Shasta (Nothrotheriops shastensis) de América del Norte. El equipo los comparó con muestras de perezosos, osos hormigueros y otros omnívoros modernos.
Los isótopos de nitrógeno en diferentes formas del elemento, pueden variar mucho entre diferentes fuentes de alimentos, así como entre ecosistemas. Esos valores de isótopos en un aminoácido, la glutamina, cambian significativamente con la dieta, aumentando cuanto más arriba está el animal en la cadena alimentaria. Pero, la dieta tiene poco impacto en los valores de nitrógeno en otro aminoácido, la fenilalanina. Al comparar los isótopos de nitrógeno en los dos aminoácidos que se encuentran en el pelo de los perezosos, los investigadores pudieron eliminar los efectos del ecosistema y enfocarse en las dietas.
Los hallazgos dan un vuelco a lo que los científicos pensaban que sabían sobre los animales antiguos, ya que habían asumido que las antiguas criaturas eran herbívoras
Los datos revelaron que, mientras la dieta del perezoso terrestre de Shasta se basaba exclusivamente en plantas, el terrestre de Darwin era un omnívoro, informaron Tejada y sus colegas en Scientific Reports.

Los hallazgos dan un vuelco a lo que los científicos pensaban que sabían sobre los animales antiguos, ya que habían asumido que las antiguas criaturas eran herbívoras. Eso se debe en parte a que las seis especies modernas de perezosos son vegetarianos confirmados y, en parte, los dientes y las mandíbulas de los terrestres gigantes no estaban adaptados para cazar o masticar y desgarrar con fuerza.
El perezoso terrestre de Darwin, agregan los investigadores, puede haber llenado un nicho ecológico vacante: el carroñero que no diría que no a una comida carnosa
Pero el perezoso terrestre de Darwin podría haber logrado ingerir carne ya sacrificada, dicen Tejada y sus colegas. Y eso podría ayudar a resolver un rompecabezas de larga data: la aparente ausencia de grandes mamíferos carnívoros en América del Sur en ese momento.
El perezoso terrestre de Darwin, agregan los investigadores, puede haber llenado un nicho ecológico vacante: el carroñero que no diría que no a una comida carnosa.