Anécdotas al volante: a la Guardia Civil le gusta los coches deportivos

Cuando la Guardia Civil nos da el alto, lo primero que pensamos es que nos van a denunciar. Cuál sería mi sorpresa al comprobar que lo que querían era ver el Porsche 911 que estaba probando.

Texto: Juan Collín

Anécdotas al volante: a la Guardia Civil le gusta los coches deportivos
Anécdotas al volante: a la Guardia Civil le gusta los coches deportivos

De la anécdota han pasado ya muchos años; casi veinte si no recuerdo mal. El escenario, la autopista de peaje de Adanero saliendo de Madrid en dirección a Ávila. Era un recorrido de consumo habitual por aquellos tiempos. El coche en cuestión: el nuevo Porsche 911 Carrera 996 con el que estábamos realizando el primer test a fondo. 

La anécdota comienza justo al salir del peaje. Nada más pagar y antes de poner la segunda velocidad, la Guardia Civil me da el alto. En un principio pensé que si me  paraban por exceso de velocidad, algo que dudaba, ya que había recorrido el tramo de autopista prácticamente a velocidad legal, aunque tenía deudas de haberme pasado en algún momento; tampoco había visto ningún radar camuflado.

Porsche 911 Carrera 996 Al parar uno de los agentes me dice: «perdone que le haya parado, pero he visto que era el nuevo Porsche 911 y no me he resistido a ver el coche de cerca». No se preocupe agente, le contesté, le entiendo perfectamente. Me bajé del coche y estuve un rato enseñándole el coche. En un momento de la conversación y comentando los pormenores del nuevo Porsche 911 Carrera 996 le digo que es un coche de pruebas y que estábamos realizando un test a fondo para la revista AUTOMOVIL. En ese momento el agente cree haberme reconocido y me dice si soy Juan Collin. No me lo podía creer, me había conocido, era lector de la revista y lo más curioso es que tiempo atrás había llamado a la redacción para comentar un asunto relativo a los neumáticos de su Alfa Romeo 145 Quadrifoglio y había sido yo quien había estado un rato charlando con él. Lo recordaba perfectamente. 

Tras ver el coche con detenimiento, estuvimos un rato departiendo, el agente se interesaba especialmente por la forma en la que hacíamos las pruebas y la forma que teníamos de trabajar. La charla estuvo de lo más animada y el agente en cuestión resultó ser un auténtico aficionado al automóvil, gran conocedor de todos los coches que se comercializaban por aquel entonces. El hombre estaba muy preocupado por los temas relacionados por la seguridad, los riesgos de la carretera y la conducción irresponsable. Tengo que reconocer que guardo un grato recuerdo de aquella charla y con posterioridad también he podido conocer a miembros de la Guardia Civil, grandes aficionados al mundo del motor y de la moto en particular. 

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