La velocidad inadecuada es verdadera causa muchos de los siniestros de tráfico

La velocidad media de las autovías españolas es de 131 km/h, según un informe del Ministerio de Fomento de 1999. El descenso de dicha velocidad no incidiría, directamente y según AEA, en la bajada de los siniestros de tráfico.

La organización Automovilistas Europeos Asociados (AEA) ha llegado a la conclusión de que la velocidad inadecuada de los vehículos sí es causa de numerosos accidentes de tráfico. De ello se desprende que el exceso de velocidad no es un factor determinante a la hora de tener un accidente. Esto se puede malinterpretar, si no se hace la necesaria diferenciación entre exceso de velocidad y velocidad inadecuada.

Según datos de la Dirección General de Tráfico, en un 3 por ciento de los accidentes con víctimas, el factor desencadenante es el exceso de velocidad. Es decir, se han sobrepasado los límites establecidos por la Dirección General de Tráfico.

En cambio, si hablamos de velocidad inadecuada, el número de siniestros se eleva al 16 por ciento. Un vehículo lleva una velocidad inadecuada, aunque no supere el límite establecido, cuando circula por vías mojadas o de noche con poca visibilidad, es decir, en condiciones de poca seguridad tanto para él como para los demás usuarios de la vía. Un ejemplo detallado, que propone el presidente de AEA, Mario Arnaldo, para entender la diferencia es el siguiente. Un turismo por una autopista en una lluviosa noche con la luz de cruce y a 120 kilómetros por hora. El conductor del vehículo no se salta las limitaciones de Tráfico, pero pone en grave peligro su vida y la de los demás. A esa velocidad y ante un obstáculo en la vía le sería imposible frenar a tiempo y con seguridad; primero, porque no ve y segundo, porque el piso está mojado y lleva demasiada velocidad para ello.

Para solucionar todo ello, AEA ha propuesto la eliminación de los límites genéricos y la instauración de límites específicos que tengan en cuenta, por ejemplo, las condiciones atmosféricas.

Por otro lado, puesto que una disminución de las velocidades no implica un descenso de los siniestros, bajar las velocidades máximas no sería la solución, tal y como ha propuesto el Gobierno español en varias ocasiones. Para sustentar esta argumentación, AEA ha buscado las cifras de siniestros con víctimas y los ha combinado con los límites de velocidad vigentes en cada año. El resultado está

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