El sector del taxi siempre anda con problemas legislativos y esto se debe a la falta de una regulación específica y flexible que permita por un lado controlar la labor de estos profesionales y por otra dar herramientas para que se mejore el servicio.
Sin embargo, en Cataluña se acaba de presentar un anteproyecto de ley que, por el momento, parece del gusto tanto de los profesionales como de los clientes y que, si funciona, podría adaptarse a las legislaciones del resto de España.
El texto de la Dirección General de Transportes de la Generalitat establece medidas como la de poder vender las licencias de taxi libremente, sin el control de la Administración, o la de que el cliente pueda elegir el taxi que prefiera en las paradas y no el primero, como ocurre ahora.
Con esta ley, que se aprobará dentro de un mes en el Parlament, se descartan tanto la total liberalización del sector como el intervencionismo estatal. Se ha buscado un punto medio.
Otra medida que contempla este texto es la posibilidad de establecer precios pactados para recorridos interurbanos, siempre que sean inferiores a los que marque el taxímetro. Además, se podrán crear líneas de taxis compartidos, con recorrido más o menos fijos y precios ajustados. También se usarán los taxis como medio de transporte sanitario, previa negociación con las administraciones relacionadas.
Otras cuestiones que se establecen son la de crear un catálogo de derechos del usuario, con sanciones de todo tipo, y facilitar el proceso de reclamaciones. Sin embargo, los conductores podrán "pagar" la mitad de una multa con su participación en cursos formativos o de reciclaje.
Por otra parte, se creará un carné para los taxistas catalanes con el que podrán trabajar en otras localidades de la Comunidad