Para ganar dinero con un coche, la producción de éste tiene que ser lo más barata posible para el fabricante. Este axioma, aplicable a cualquier sector industrial o comercial, se ha fijado a fuego en la mente de los directivos de General Motors, que llevan 10 años buscando la forma de ahorrar dinero en el proceso de diseño y fabricación.
Los últimos números demuestran que el largo camino emprendido por General Motors en 1992 da ahora un resultado brillante que permite a la compañía volver a ganar dinero y vapulear en el mercado a sus principales rivales estadounidenses. No sólo eso, sino que ha logrado rebajar tanto sus costes de producción que ya se iguala a las marcas europeas y japonesas, maestras en este apartado.
Según la prestigiosa publicación Automotive News, que maneja un amplio informe de la auditora UBS Wargurg, General Motors se ha convertido en la compañía norteamericana con los costes más bajos.
A modo de ilustración, el artículo de Automotive News explica que, en 1996, GM utilizó 338 prototipos de maquinaria para carrocerías de hasta 200.000 euros cada uno. Esto supuso un gasto de 10 millones de dólares. En la actualidad, todos los paneles y componentes se diseñan por ordenador y es la realidad virtual la encargada de las pruebas, con lo que no hace falta fabricar prototipos de las máquinas.
Este claro ejemplo muestra cómo ha evolucionado General Motors sus trabajos de producción, afinando los gastos al máximo. Este ahorro ha permitido a la compañía mejorar su estrategia de ventas y ofrecer precios más ajustados a sus clientes, con lo que su musculatura comercial se ha robustecido frente a sus competidores.
Según este informe, en estos momentos General Motors está en situación de marcar el precio a sus dos grandes rivales (Ford y Chrysler). Además, aparece mucho mejor situada en el mercado que ellas y en condiciones de quitarles parte de su pastel de ventas.
Quizá el logro más importante haya sido reducir en un 10 por ciento su nivel de ventas necesario para ganar dinero: ahora amortiza costes a partir de los 4,9 millones de unidades vendidas.
También se ha colocado muy bien para competir con los japoneses y los europeos, que devoran cada vez más pedazos del pastel.
Esta nueva musculatura es la que ha permitido a la compañía desencadenar la guerra de precios que se vive en Estados Unidos. Fue GM quien lanzó el primer ataque al inventar en septiembre la campaña de ventas sin intereses, que arrastró a los competidores a un desenfreno de descuentos y premios en el que tratan de levantar cabeza con fortuna dispar.
Dictar los precios
El estudio de UBS Warburg explica que a GM todavía le queda por mejorar el apartado de los costes fijos, como alquileres, pensiones...
En 2001, estos gastos fijos supusieron un 37,5 por ciento de los beneficios, mientras que en Ford, por ejemplo, fueron un 35,2 por ciento. Aunque no hay datos, los auditores consideran que las cifras de Chrysler se parecen mucho a las de Ford.
Sin embargo, donde gana claramente GM es en controlar los temidos gastos variables, que se llevaron el 60,8 por ciento de los beneficios, mientras que en Ford ascendieron al 65,1 por ciento.
Al decir de los analistas, esta diferencia de costes se traduce en una mejor posición en el mercado, con más margen de maniobra y más capacidad de respuesta. "GM puede dictar los precios", dice uno de los responsables del trabajo.
Más control
El artículo de Automotive News establece que GM busca una cuota de mercado del 29 ó el 30 por ciento. Para lograrlo, saben que tienen que lanzar más y mejores coches, con lo que es fundamental mantener los costes de producción bajo control y, si es posible, reducirlos más.
Un directivo de la compañía explica que seguirán apretando las tuercas para reducir el gasto, aunque ya es difícil, porque, asegura, se ha recortado casi todo lo que sobraba, especialmente en el área operativa.
A largo plazo, el próximo decenio será fundamental, pues la industria sufrirá una transformación radical que supondrá un reto muy importante para los fabricantes. Salir airoso de este trance significará mucho para el futuro de empresas tan grandes como General Motors.
En el plan de recorte de gastos han influido muchos factores, no sólo un cambio estratégico en el modo de fabricar y vender. Como se recordará, la multinacional puso en marcha un plan hace menos de dos años para despedir al 10 por ciento de su personal administrativo, redujo su producción para eliminar existencias, ajustó los horarios de las fábricas para trabajar mejor, obligó a sus proveedores a reducir sus tarifas y, sobre todo, fichó a Bob Lutz. Este veterano directivo ha transformado la imagen de GM ante el público y ha estimulado de tal forma el trabajo de la compañía que sus rivales están más que sorprendidos.