Volkswagen Iroc

Esta es la historia de un paso atrás que sólo sirve para tomar impulso. El Volkswagen Iroc es un prototipo que reverdece la gloria del Scirocco, un modelo de hace 33 años que ahora resucita reinterpretado para llegar a los concesionarios en 2008. Será “made in Portugal".

Volkswagen Iroc
Volkswagen Iroc

Volkswagen está repensando sus caminos, renovando sus líneas de futuro, refrescando su imagen y diciendo al mundo que sus productos proveen de emoción a conductores apasionados. Ése era el mensaje de su Concept A, un prototipo presentado hace unos meses, y ése es el mensaje del Iroc, el flamante concepto que acaba de dejarnos ver como preludio del Salón de París. Al volante de este deportivo, girando en un improvisado minicircuito indoor, y con toda la prensa del motor europea mirando expectante, Wolfgang Bernhard, presidente mundial de la marca Volkswagen, lanzó el mensaje de que el Iroc, insinuante y salvaje, es el concept donde está contenida la carga genética de la que surgirán alrededor de veinte modelos nuevos en los próximos años. El Iroc que vemos hoy es un coupé 2 2 de aspecto y comportamiento muy deportivo , vestido de momento con una sugestiva carrocería “verde víbora" en homenaje a su antecesor, el VW Scirocco, un coupé “by Giugiaro" del que se fabricaron más de medio millón de unidades en la década de los setenta. Por delante, un frontal en el que destaca la enorme parrilla de aluminio cromado con rejilla de anchas celdas hexagonales a manera de nido de abeja y dos tomas de aire a ambos lados; faros de xenón trapezoidales estirados hacia las aletas y, justo encima del radiador, sobre la carrocería, el logo VW. De la parrilla salen dos líneas en ancha uve que llegan hasta los pilares A, estrechos, a ambos lados del parabrisas.De lado, la superficie de los costados se ve como un continuo, de hombros muy marcados, con el corte de la puerta perfectamente enrasado, una sola ventanilla que abarca plazas delanteras y traseras, y tiradores escamoteables. Musculosa y tirante, sin apenas pilar B, la silueta se alarga en un techo de cristal oscurecido que baja hasta una trasera corta con un espoiler rematando la caída del techo. Todo ello transfiere a quien observa el Iroc una sensación de dinamismo y movimiento subrayado por las enormes llantas y los neumáticos de perfil bajo.Visto desde atrás, la fluidez se convierte en aplomo: las prominentes líneas de cintura rematan en caderas amplias, con un capó corto –que cierra un maletero modular de 300 litros- y la visera del espoiler amparando una luneta tirando a pequeña. Grandes grupos ópticos ovoidales y protectores negros en los faldones, que integran dos tubos de escape trapezoidales, terminan de configurar proporcionadamente el conjunto.Y, si sorprendente es el exterior, más aún lo es el habitáculo, que Volkswagen define como “de extrema orientación deportiva", con detalles de competición incluidos (los asientos delanteros con cinturones de cinco puntos, por ejemplo). Como elemento más destacado, dos grandes ojos azules: el velocímetro y el cuentarevoluciones, cromados e iluminados en ese color. Verde y negro, de tapizados y revestimientos, junto con el plateado de los elementos metálicos, constituyen una paleta cromática alejada de la seriedad norma de la casa que –crucemos los dedos- ojalá llegue así a la serie.El Iroc lleva un motor de cuatro cilindros de gasolina TSI –el Twincharger- de 210 CV gestionado por un cambio automático DSG que montó por primera vez el Golf GTI. Se trata de una combinación de compresor y turbosobrealimentador; el primero compensa la debilidad del arranque típico de los turbo de gasolina y el segundo proporciona un fuerte impulso de potencia a bajo régimen.