Hace unos días el presidente de Estados Unidos, Donald Trump escribía esto en su cuenta de Twitter. “La Unión Europea, países maravillosos que tratan mal a Estados Unidos en el comercio, se quejan de los aranceles sobre el acero y el aluminio, si ellos abandonan sus horribles barreras y aranceles sobre los productos estadounidenses, nosotros haremos lo mismo y quitaremos las nuestras. Gran déficit. De lo contrario, gravaremos automóviles, etc. ¡Es lo justo!”.
Las palabras de Trump llegan después de que se decidiese imponer aranceles del 25% a las importaciones de acero y 10% de aluminio, con el argumento de proteger la industria doméstica, y que ha provocado preocupación acerca de una posible guerra comercial por represalias de otros socios comerciales.
Y es que el presidente estadounidense últimamente está centrando los ataques de su gran ofensiva comercial en la Unión Europea y se muestra particularmente amenazante con el sector automoción, buque insignia de la industria alemana. Es más, también dijo que si los europeos no eliminan sus aranceles, “vamos a gravar a Mercedes-Benz y a BMW”.
Antes de desencadenar semejante batalla comercial, que ya está causando repercusiones en todo el planeta, Trump ha “sopesado los pros y los contras”, dijo el domingo Raj Shah, portavoz de la Casa Blanca. Hace mucho tiempo que Trump “describe cómo los países extranjeros han exprimido a las empresas y los trabajadores estadounidenses”, justificó Shah. “Simplemente quiere acceso a mercados extranjeros, y eso es lo que va a obtener”, agregó.
Los europeos “nos están matando en el comercio”, había dicho Donald Trump frente a sus partidarios. “Ni siquiera podemos vender nuestros productos agrícolas allí, nos restringen directamente”, aseguró. De ahí la propuesta que le realizó al Viejo Continente: si quiere evitar los nuevos aranceles estadounidenses sobre el acero y el aluminio, tendrá que eliminar sus impedimentos para el ingreso de productos estadounidenses.
En respuesta a la ofensiva comercial estadounidense, los funcionarios europeos han planteado la posibilidad de gravar el bourbon, los jeans y las motocicletas Harley-Davidson.
Pero al amenazar a las emblemáticas marcas del sector automoción alemán, Trump también hizo surgir preguntas legítimas sobre la base legal que tal medida podría tener frente a las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
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