Sólo para aventureras

Espíritu de superación, un carácter abierto, serenidad y ganas de aventura era lo único que Toyota pedía a las candidatas que querían participar en la cuarta edición de su Raid Femenino, que las llevaría desde Tarragona hasta Almería. Tras cinco días de convivencia, las 20 afortunadas que resultaron elegidas han regresado a sus casas con una gran experiencia en la conducción “off-road" y mil anécdotas que contar.

Sólo para aventureras
Sólo para aventureras

Ropa cómoda, miradas expectantes y buen ánimo eran las características comunes a todas las chicas que, reunidas de nuevo en Tarragona, esperaban para ver quién iba a ser su pareja –decidida mediante sorteo- durante cinco días. A pesar de la diferencia de edad (había participantes desde los 18 hasta los 45 años) y de procedencia (Barcelona, Lleida, Valencia, Madrid, Jaén, Vizcaya…), todas finalizaron la etapa del primer día, que discurría por los puertos de Beceite y la ruta del Maestrazgo, asegurando haber hecho “buenas migas" con su compañera.Esta primera etapa no concluyó al bajar del coche; hubo que realizar una pequeña prueba más: cada pareja debía llevar a un punto establecido al personaje más curioso que se les ocurriera. Las participantes derrocharon imaginación, como demuestra el dueño de la pala excavadora (con vehículo incluido) que accedió a formar parte del “experimento" o el maniquí correctamente ataviado con la camiseta del Raid que, a partir de ese día, pasó a ser el tercer integrante de uno de los equipos.Una nueva sorpresa esperaba a las chicas al día siguiente, cuando fueron recibidas en el Ayuntamiento de Valencia. Tras el evento, la caravana de RAV4 siguió su camino a través de la sierra de Caroche, hasta llegar a Mas de Montserrat. La jornada concluyó con un “examen" de orientación nocturna (en el que también había que localizar balizas -la última de ellas, en el interior de una piscina-), que las participantes no dudaron en calificar de “divertidísimo".La tercera etapa, ya en el interior de la provincia de Alicante, discurría, en parte, a través de pistas. La grava era el elemento dominante, lo que provocó un par de accidentes que, aunque aparatosos, se saldaron sólo con algunas magulladuras. Por suerte, el escenario elegido para pasar esa noche era el balneario de Archena (Murcia), donde la mayoría de las participantes aprovecharon las piscinas para relajarse y reponerse del susto.Todas mostraban el mismo ánimo del primer día a la mañana siguiente y apenas tuvieron tiempo de acordarse del incidente, pues, como aperitivo a la etapa de resistencia programada, se realizó un descenso de 13 kilómetros por el río Segura. No faltaron los rápidos, los saltos y un baño antes de comer y disponerse a atravesar la sierra de Espuña, plagada de caminos en los que la grava y las piedras (con el consiguiente riesgo de un pinchazo) fueron la nota dominante.Las características del trazado no variaron durante la última jornada, en la que parte de la ruta debía recorrerse sólo con la ayuda del GPS. Aunque el ánimo no había decaído, la mayoría confesaban estar “algo tristes" durante la cena de despedida. Al día siguiente, todas regresarían a sus casas. La aventura había terminado.