Adiós al móvil
Diversos estudios aseguran que conducir hablando por el móvil es prácticamente igual que hacerlo ebrio, que duplica el riesgo de sufrir un accidente e, incluso, que produce una especie de ceguera periférica (el denominado "efecto túnel"). Sin embargo, esta práctica cada vez está más extendida; según un estudio elaborado por el Real Automóvil Club de Cataluña, el RACC, el 40 por ciento de los españoles usa el teléfono mientras está al volante.
Tráfico ha puesto especial empeño en erradicar este hábito. El nuevo reglamento vuelve a reiterar la prohibición de teléfonos móviles durante la conducción. Sólo se podrá hablar a través de dispositivos manos libres, que no sean cascos, auriculares o instrumentos similares. Pero este texto va más allá. También se prohíbe el uso mientras se conduce de dispositivos que lleven pantallas que puedan distraer al conductor, tales como reproductores de vídeo, navegadores de Internet, etc. Esta normativa es un duro varapalo para una industria que cada día apostaba más por la telemática en los coches. Sin embargo, estos aparatos pueden ser incluso más peligrosos que los móviles: el RACC establece que, si se emplea el ordenador de a bordo o el navegador, los conductores cometen un error al volante cada 45 segundos.
Sin embargo, en este sentido la norma no está muy clara, ya que permite el uso de sistemas de navegación por satélite y de aquellos que ayudan en las maniobras. Además, queda por ver qué sucede con las pantallas que no están directamente en el campo visual del conductor y con muchos ordenadores de a bordo que emplean grandes pantallas para sus interfaces. Por primera vez se regulan los mecanismos de telepeaje o peaje dinámicos, unos aparatos que permiten circular por las autopistas sin tener que detenerse a pagar. Madrid acaba de estrenar esta modalidad de pago en la R-2, que une la capital con Guadalajara. El día de su estreno, el desbarajuste y el desconocimiento de cómo funcionaban los nuevos aparatos fue tal que se produjeron grandes atascos a la entrada de los peajes.
Los que quedan completamente prohibidos son los detectores de radar. No se permite la instalación en los vehículos de ningún mecanismo encaminado a eludir la vigilancia de los agentes de tráfico. También se castigará el que un conductor advierta a otro de la presencia de los agentes mediante señales.
