Un coche tiene muchos gastos aparejados: la propia letra del vehículo, el gasto en combustible, mantenimiento y, especialmente, el seguro. Ya sea a todo riesgo o a terceros, con franquicia o sin franquicia, el pago del seguro es, sin duda, uno de las cuantías más importantes a la hora de echar cuentas a final de año.
De hecho, tal y como recoge un estudio de Fintonic, al año nos dejamos unos 1.700 euros en el uso de nuestro vehículo. De ellos, el seguro representa una de las partes más importantes. Y es que, según Rastreator, un vehículo asegurado a todo riesgo sin franquicia ya está suponiendo un gasto de 1.158,7 euros al año, tal y como te contamos en este artículo.
¿Cómo puedo ahorrar en mi seguro?
Teniendo claro que los gastos de un vehículo pueden ser una importante carga para la unidad familiar, ahorrar en el seguro es imprescindible. Para ello, tenemos que tener claro qué variables afectan a la hora de pagar más o menos por un seguro.
El propio coche
No podemos comprar un coche muy potente, de un valor considerable y con todos los extras y luego esperar que nos regalen el seguro.
Por ello, ten en cuenta que el precio que hemos pagado por nuestro coche es determinante a la hora de lo que tendremos que desembolsar en el seguro. Además, más allá de los extras o la potencia, contar con un garaje donde resguardar nuestro coche también es clave para rebajar en unos euros el precio final del seguro.
Quizás, al contrario de lo que cabría esperar, una mayor antigüedad también supone un mayor valor de la letra, aunque el valor residual sea menor. Y es que, las compañías aseguradoras entienden que un vehículo nuevo es más seguro que uno antiguo, mientras que uno más anciano contará con menos ayudas a la conducción o presentará menos averías que pueden derivar en un accidente.
Si tienes dudas, hemos hecho una simulación rápida con Rastreator, preguntando las mismas variables con un Ford Focus nuevo y otro con 12 años de antigüedad pero un motor de potencia similar. El resultado: el vehículo más viejo tenía que pagar, al menos, más de 600 euros para contar con un seguro a todo riesgo. El nuevo, por su parte, no tenía que llegar a los 400.
El conductor
Tan importante como lo que llevamos entre manos es quién lleva las manos sobre el volante. Así, ten claro que los más jóvenes pagarán más por el seguro ya que las compañías entienden que son más propensos a tener accidentes. Lo mismo sucede con los noveles o quienes llevan poco tiempo con el carné, para los que la inexperiencia puede ser decisiva a la hora de evitar un siniestro.
Del mismo modo, también es habitual que las aseguradoras pregunten sobre la presencia en una lista de morosos, el haber recibido multas en los últimos meses, si han dado algún parte en el último año con su anterior compañía o, por último, el lugar de residencia.