El aparato del PSC se impone en el congreso aunque los críticos ganan la batalla ideológica

El XII Congreso del PSC que empieza este viernes en Barcelona y acabará el domingo visualizará que el aparato del partido se impone y sigue controlando su estructura, aunque se reflejará como los colectivos críticos con la actual dirección han ganado la batalla de las ideas y la estrategia política.

Los críticos eran los únicos que meses atrás defendían una apertura del partido que pasaba por unas primarias abiertas a la ciudadanía para elegir los candidatos, una cultura más participativa con nuevos órganos como un Consejo Ciudadano, o el replanteamiento de relaciones con el PSOE, cuestiones que ahora defiende casi todo el partido.

El alcalde de Terrassa, Pere Navarro, será elegido previsiblemente primer secretario en sustitución del expresidente catalán José Montilla, con el principal reto de hacer efectiva la renovación y el 'cambio' que asegura defender.

UNIDAD EN LA DIVERSIDAD

Si el VII Congreso de Sitges de 1994 supuso un ascenso de los 'capitanes' y el sector metropolitano en el control del partido desplazando al autodenominado 'sector catalanista', del congreso que empieza este viernes no se esperan cambios en este sentido.

A horas del congreso, los grandes retos pasan por la composición de la dirección, y qué peso dará Navarro a las familias del PSC para la anhelada 'unidad en la diversidad'.

Sus rivales --Joan Ignasi Elena, del colectivo Nou Cicle con personalidades próximas a Raimon Obiols; y el alcalde de Lleida, Àngel Ros, encarnación del 'maragallismo'-- se mantienen y hasta el inicio del congreso no se sabrá si se integran en la candidatura del egarense, si suman y hacen una lista crítica o si optan por no entrar en la dirección y son oposición, lo que desagradaría a Navarro porque impediría una ejecutiva de integración.

Otro interrogante es si el viernes habrá voto secreto al informe de gestión que presentará Montilla --lo que podría aumentar el voto en contra de los delegados-- y si se cambia finalmente la forma de elegir a la dirección: muchos dirigentes apoyan elegir al líder, y que este propusiera entonces una ejecutiva que el congreso deba refrendar aparte.

También sobre la nueva dirección, Ros asegura que no quiere estar en la ejecutiva a cualquier precio: quiere responsabilidades, y también que todo el PSC haga suyas algunas de sus propuestas --como el grupo propio en Madrid, aunque abra la puerta a que sea ya en la siguiente legislatura, no ésta--.

El congreso también debe decidir si se crea un núcleo duro dentro de la ejecutiva, y qué protagonismo da tanto a los alcaldes reforzados tras las municipales --como Núria Marín de L'Hospitalet, Manuel Bustos de Sabadell y Josep Mayoral de Granollers-- como a la nueva hornada de dirigentes de 30 a 40 años que mayoritariamente apoya a Navarro, como Jaume Collboni y Francesc Vallès.

RECUPERAR TERRENO PERDIDO

El principal objetivo de Navarro es que los órganos de dirección reflejen unidad, pluralidad y renovación, para que el PSC se refuerce y sea visto como alternativa a CiU en la Generalitat, recuperar el poder municipal perdido en las municipales, y volver a contribuir decisivamente a una victoria del PSOE en toda España.

La dirección tendrá otros retos: si el PSC se volcará en Carme Chacón ante una eventual carrera para liderar el PSOE, y si apoya la renovación del PSC de Barcelona, desplazando así al tándem del senador Carles Martí y el exalcalde Jordi Hereu.

Otro desafío es cómo encarar su labor de oposición: si se apoya la continuidad en el grupo parlamentario que lidera Joaquim Nadal, y si se buscan acuerdos de gobierno o bien remarcar un perfil contrario a las políticas 'neoliberales' de Artur Mas.