Opel, el Vectra del siglo XXI

El nuevo Vectra, completamente reformado, es la estrella del stand de Opel en Ginebra. Llega la berlina con un aire más moderno y bastante americanizado.

Por el momento, el Vectra que saldrá a la venta en mayo contará con una gama de cuatro motores: dos de gasolina, el 1.8 de 122 CV y el 2.2 de 147 CV; y dos Diesel, el 2.0 DTI de 100 CV y el 2.2 DTI de 125 CV. El propulsor 3.2 de 211 CV, la única novedad en esta área, no llegará hasta el verano y sólo se ofrecerá en el Vectra GTS. En principio, Opel asegura que el coche es más seguro y que el coche mejora también en bastidor y nivel de equipamiento: climatizador bizona, asientos eléctricos, calefacción auxiliar, control de crucero, sensor de aparcamiento....Junto a este coche, toda una realidad, estará el innovador Concept M, un pequeño monovolumen que se ha fabricado sobre la base del Corsa y que, probablemente, nos deje ver por dónde irán las líneas maestras del futuro modelo que coincide con estas características. El Concept M es un monovolumen deportivo propulsado por gas natural. Esta máquina, que se alimenta de gas natural comprimido, libera una potencia de 150 CV y llega a los 200 km/h. El propulsor va combinado con la caja de cambios Easytronic, que ya se presentó con el Corsa Eco. El Concept M tiene una longitud de 4,05 metros, una anchura de 1,78 metros y una altura de 1,62. Teniendo en cuenta que está configurado para llevar a cuatro personas, es fácil imaginar lo cómodas que éstas irán en el habitáculo. En él, habrá dos consolas con equipos de ocio, entre los que se encuentran los lectores de DVD. En el Salón de Detroit , Opel y General Motors ya presentaron el Autonomy , una combinación de chasis multi-segmento y propulsión de hidrógeno. Ahora, la firma alemana se arriesga con otra propuesta de vocación claramente futurista. El Concept M es un monovolumen deportivo propulsado por gas natural. A la vista de sus formas, no se descarta que sea el germen para lo que, en su día, será el monovolumen evolucionado del Opel Corsa, modelo que también se ensamblará en Zaragoza.

En lo poco que Opel nos ha dejado ver del Concept M, se aprecia su vocación de vehículo familiar útil, pero deja también un espacio para líneas de corte deportivo. Destacan lo tendido de su perfil y la parrilla, innegablemente Zafira, pero con semejanzas al Corsa y detalles del Signum2 y el Frogster. También llama la atención el protuberante faldón delantero, con amplias tomas de aire.
El coche tiene una longitud de 4,05 metros, una anchura de 1,78 metros y una altura de 1,62. Teniendo en cuenta que está configurado para llevar a cuatro personas, es fácil imaginar lo cómodas que éstas irán en el habitáculo. Opel señala que los cuatro asientos unen un diseño deportivo y un alto nivel de confort.
La firma también apunta que el interior del coche dispone de dos consolas de elementos de ocio, una en el salpicadero y otra, en el techo. En ambas hay pantallas para ver películas en DVD.
Además, en el puesto del conductor se ha instalado un PDA, asistente personal digital, que permite regular la calefacción, el aire acondicionado y el acceso a Internet, entre otras funciones.
Energía gaseosa
Para propulsarse, el Concept M utilizará un motor de 1.6 litros turboalimentado. Esta máquina, que se alimenta de gas natural comprimido, libera una potencia de 150 CV y llega a los 200 km/h. El propulsor va combinado con la caja de cambios Easytronic, que ya se presentó con el Corsa Eco Se trata de un cambio que tiene dos modos de funcionamiento: automático y secuencial. En el primer esquema, el ordenador decide el mejor régimen de motor más bajo posible, de modo que el consumo se reduce considerablemente. Unas relaciones muy abiertas y una estudiadísima aerodinámica contribuyen a este ahorro. El bajo punto de ralentí también colabora.

Casi con seguridad, también se podrá ver el Autonomy, el revolucionario concepto de plataforma modular para motor de hidrógeno ya exhibido en Detroit. En su desarrollo se ha construido un coche a partir de una pila de combustible, y no al revés, como se hacía hasta ahora. Los fabricantes cada vez están más interesados en desarrollar proyectos automovilísticos alejándose de los propulsores tradicionales; el Autonomy es un claro ejemplo. Su concepción es realmente sofisticada.

Uno de los vehículos más ecológicos de la firma General Motors acaba de ser presentado en el Salón de Detroit. Se trata del GM Autonomy, un concept car propulsado por una célula de combustible alimentada por hidrógeno. Es, por tanto, un automóvil “ecológico, futurista y flexible", según palabras de presidente de GM, Rick Wagoner. Por primera vez, señalan en la firma, se ha construido un coche a partir de una pila de combustible, y no al revés, como se hacía hasta ahora. Para Wagoner, el Autonomy podría eliminar al automóvil de la ecuación medioambiental que lo sitúa como uno de los elementos contaminantes más importantes.

La pila de combustible que mueve a este automóvil utiliza el hidrógeno para producir energía eléctrica, dejando como residuo sólo calor y agua. Cuando se empezó a desarrollar este vehículo, se pensó en introducir la célula de combustible en un chasis especial de 25 centímetros, pero ahora se ha reconsiderado el diseño y se ha apostado por un menos grosor (15 centímetros). Este bastidor se denomina “monopatín" y puede servir como base para diferentes configuraciones: coupé, berlina… Bastaría con alquilar carrocerías e ir cambiándolas.

El vehículo no dispone apenas de partes mecánicas, a excepción de las ruedas y las suspensiones. No hay motor al uso, ni radiador, ni sistema de transmisión. Introduce además la tecnología “by wire", es decir, todas las órdenes llegan a las piezas a través de cables, con impulsos eléctricos. No hay actuación mecánica sobre frenos, cambio, etc. En su defecto, pequeños motores eléctricos aplican las decisiones del conductor al órgano afectado. Una delicada red de sensores calcula e interpreta lo que quiere el piloto y encarga a los motores eléctricos frenar, o cambiar de marcha, por ejemplo.

Esta liberación de elementos tradicionales permitirá, por ejemplo, situar los mandos en la zona del coche que el conductor prefiera, pues el control siempre estará localizado en un sofisticado bus informático que irá en el chasis.

En principio, este modelo podría ser una realidad en el año 2004, pero antes habría que adaptar infraestructuras, algo que por el momento los responsables de la firma automovilística no ven nada claro, ya que no depende de ellos sino de los responsables políticos. Por ejemplo, habría que construir redes de surtidores de hidrógeno.

Pero hay más problemas, un vehículo, que se pueda construir en serie y que sea rentable en sus ventas, debe ofrecer alguna ventaja para los consumidores. Según los especialistas, no basta con ofrecer al usuario un vehículo que respete el medio ambiente, ese automóvil, además, debe ofrecer unas buenas prestaciones, algo a lo que el GM Autonomyse aproxima.