Opel: despliegue de novedades

Sin duda alguna, la firma alemana apuesta muy fuerte por el Salón de París. La marca del rayo ha elegido la cita francesa para presentar al mundo varios productos y numerosos concept cars.

Entre los vehículos de producción se pueden ver, por una parte, el Meriva, un pequeño monovolumen que se ensamblará en la factoría española de Figueruelas y, por otra parte, el Signum, una berlina de lujo basada en la plataforma del nuevo Vectra. Estos modelos llegarán a España en la primavera de 2003. A comienzos de año, Figueruelas empezará a montar el monovolumen. A cambio, parte de la producción del Corsa será destinada a Alemania. La cartera de concept cars que Opel lleva a París es amplia. Entre otros, la marca propiedad de la americana General Motors muestra en su zona de exposición el Eco-Speedster, el Frontera Barbour y el Combo Eau Rouge. Uno de los vehículos más ecológicos también estará presente en París. Se trata del Hy-Wire (en la imagen), un automóvil propulsado por pila de combustible, que en Estados Unidos se conoce con el nombre de Autonomy. Y no podía faltar el modelo más famoso de Opel. El pequeño Corsa, que el año que viene recibirá un rediseño, también se puede contemplar en el stand de la marca del rayo con cambios orientados a dotarle de mayor aire juvenil y más deportividad. Lo vimos en enero, en el Salón del Automóvil de Detroit. Por entonces, tenía unas formas de lo más extrañas. Se llamaba Autonomy y parecía más un patinete grande que un coche. Ahora, bajo la denominación Hy-Wire, aquel prototipo va cobrando formas. Ya tiene carrocería, es perfectamente utilizable y estará en el Salón de París. Aseguran que es el mayor salto adelante que ha dado la automoción en los últimos años.

No tiene motor de combustión, ni transmisión, ni circuito de frenos, ni columna de dirección, ni volante, ni varillaje de cambio, ni pedales… Es un coche, pero, en realidad, tiene muy poco que ver con los coches que hemos conocido hasta ahora. Se parece más a los vehículos futuristas que nos muestran en las películas.
Por fuera tiene el aspecto de un monovolumen bastante depurado de líneas, afilado y, en cierta medida, hasta agresivo, con una prominente toma de aire en el morro, pasos de rueda sobredimensionados y un perfil muy musculoso. Es bastante elegante, pues, no en vano, ha sido dibujado por el prestigioso carrocero italiano Bertone.
Pero, lo que verdaderamente llama la atención al profano es el habitáculo: un espacio único, sin apenas obstáculos visibles, con dos butacas parecidas a las que se ven en algunos salones de videojuegos. Adosadas a estas butacas van dos consolas de mandos de tamaño muy reducido desde las que se puede controlar cada dispositivo del coche. El soporte de estas consolas lleva adosado un manillar vertical que hace las veces de volante. En sus empuñaduras, como en las de las motos, se encuentran los mandos de acelerador y freno electrónicos.

Escuela de ingenieros
Para el menos profano, estos alardes de futurismo ya se habían visto, o intuido, en otros modelos. Sin embargo, lo que lleva este coche en las tripas sí constituye una novedad realmente importante.
La tecnología by-wire (mando por cable), combinada con la propulsión de hidrógeno, da lugar a un vehículo de sofisticación extrema que abre un camino nuevo en la concepción de los coches.
El motor es eléctrico y está alimentado por una pila de combustible que genera la electricidad a partir del hidrógeno almacenado en unos tanques de alta presión. Es el mismo sistema que emplea el Hidrogen3, uno de los pasos más avanzados del programa de hidrógeno que comparten General Motors y Opel (se desarrolló sobre un Zafira). Con este corazón tan atípico, el Hy-wire puede moverse a 160 km/h, una velocidad respetable para un coche de este tipo.

El motor alimentado por hidrógeno es la pieza central de un complejo esquema arquitectónico que se levanta sobre un chasis revolucionario. Concebido como un “monopatín", es una plataforma cuyas dimensiones pueden ser modificadas. Esta base se ha concebido como algo estandarizado, de forma que pueda soportar cualquier tipo de carrocería y uso.

Un mundo de cables
A simple vista, es realmente un monopatín, una especie de caja larga montada sobre cuatro ruedas con suspensión independiente. Dentro de ese contenedor van todos los elementos que hacen que el coche se mueva pero, como todos son “by-wire", apenas ocupan espacio.
¿Qué quiere decir by-wire? Pues quiere decir que se elimina el control a través de elementos mecánicos y todas las acciones se realizan mediante órdenes electrónicas a través de cables. Por ejemplo: si se quiere frenar, ya no es necesario empujar un líquido dentro de un conducto y presionar con él las pinzas del freno. Ahora, el conductor moverá un botón y un impulso eléctrico viajará por un cable hasta cada rueda. En cada una se ha instalado un motorcillo eléctrico que será el encargado de accionar el freno.
Lo mismo sirve para la transmisión. Liberado el coche de los pesados elementos que llevan la potencia hasta los ejes, la motricidad se confía a otros pequeños motores eléctricos que actúan directamente sobre las ruedas.

El gran avance de este tipo de arquitectura es su enorme versatilidad. Al no haber un bloque fijo de elementos mecánicos tradicionales, todo es variable, sustituible… Se puede cambiar a voluntad la disposición de la carrocería y del interior, conducir desde cualquier asiento, frenar unas ruedas u otras, cambiar de sitio el acelerador y el freno…
En el plano ecológico es desde ya la referencia absoluta: el residuo del motor es agua y, además, no hay líquido de frenos, ni aceite de cambio, ni de motor… Tampoco hacen falta baterías normales, pues el generador de hidrógeno se encarga de producir la energía necesaria para todo lo que hay en el coche.
El Hy-Wire se podrá admirar in-situ en el Salón de París, a finales de septiembre, y constituirá sin duda una de sus principales atracciones. Para comprarlo habrá que esperar mucho, pero GM quiere vender “miles" de coches de hidrógeno entre 2010 y 2020. De hecho, algunas de estas aplicaciones “by-wire" ya estarán disponibles desde 2005.

Buenas costumbres japonesas
Dentro de esta carrera por lograr el coche más limpio, hemos tenido noticia de una curiosa iniciativa del gobierno japonés. Unos 300 voluntarios de aquel país llevan estos días en sus coches un dispositivo que registra y analiza todos los parámetros de su conducción: velocidad, emisiones, ruido… Con todos esos datos, un ordenador elabora un diagnóstico y dice si el conductor es respetuoso con el entorno o no. La idea es que los japoneses conozcan las mejores técnicas para ahorrar combustible y contaminar menos.