La nueva revolución francesa

Más de 1.500 personas han salvado la vida. No se ha detenido a ningún terrorista, no se ha logrado ninguna vacuna, no se ha decretado ningún alto el fuego… Los franceses han logrado una auténtica revolución en sus carreteras: han reducido en un 20 por ciento el número de muertos en accidentes de tráfico. España mira más allá de los Pirineos y se pregunta si no debería seguir los pasos de sus vecinos.

La nueva revolución francesa
La nueva revolución francesa

¿Cómo han salvado la vida de 1.510 personas en un año? ¿Qué métodos han aplicado para que cuatro personas cada día lleguen sanas y salvas a sus casas? ¿Qué pensaríamos si pudiéramos evitar cada semana tragedias como la de Sharm El Sheij (el siniestro del Boeing 737 en Egipto ocurrido hace unas semanas y que conmocionó a toda Francia, ya que murieron 133 franceses)?Jacques Chirac asegura que se debe a “los esfuerzos realizados por los propios franceses". Sin embargo, tanto los políticos como los conductores coinciden en señalar que la exhaustiva vigilancia llevada a cabo en las carreteras ha servido de revulsivo. Lo denominan el “síndrome del miedo al gendarme". Además, mientras que en Navidad los españoles podíamos ver cómo los Reyes Magos se abrochaban el cinturón de sus camellos (la última campaña de la DGT), los franceses han sido bombardeados por anuncios de lo más realista. “Observamos que, a pesar de los mensajes difundidos, los conductores no tenían conciencia de los peligros ligados a la conducción. Se les atribuía la responsabilidad de los accidentes a los demás o a la fatalidad. Y finalmente, la protesta social existente frente a comportamientos peligrosos era débil. Entonces nos dimos cuenta de que teníamos que cambiar el tono de nuestras campañas para mostrar la realidad de los accidentes insistiendo en la responsabilidad individual. Desde entonces, la Seguridad Vial ha hecho hincapié, a través de campañas de carteles, en el choque psicológico, las vidas destrozadas, el riesgo de matar a un allegado. Por su parte, la Seguridad Vial, a través de la televisión, ha insistido más en la realidad física filmando accidentes, sangre, heridos y auxilios urgentes…", ha indicado a la publicación “France Diplomatie" Jean-Yves Salaün, el delegado de Prevención Vial y responsable de estos anuncios. El pasado mes de noviembre se pusieron en funcionamiento los radares automáticos en Francia. Son una especie de cámaras-espía que graban cualquier exceso y –lo que es más novedoso- comprueban la matrícula y mandan la sanción al infractor. Los franceses, antes de que aparquen en casa, pueden tener la multa en el buzón. Da igual quién condujera el coche, la multa llega a su dueño y éste, según aseguran, ya se encargará la próxima vez de mirar a quién presta su vehículo. No sólo controlan la velocidad, también regulan si es correcta la distancia de seguridad entre los coches. Además, los baremos no son siempre los mismos: el límite de velocidad en autopista en Francia es 130 km/h, pero, cuando las condiciones meteorológicas son adversas, el aparato entiende que los conductores deben ir más despacio. Su celo es increíble: con sólo superar en cinco kilómetros el límite, ya se detecta la infracción. En su primer mes de funcionamiento, pusieron 50.000 multas. Incluso el propio ministro del Interior francés, Nicolas Sarkozy, fue “cazado" por uno de estos aparatos. En el túnel de La Défense (una de las entradas a París) se llegaron a poner tantas sanciones que el Gobierno decidió incrementar en 20 km/h el límite permitido. Ahora, ya no hay tantas multas. Los franceses saben perfectamente dónde se encuentran la mayoría de estos radares. Existen webs que explican su ubicación exacta y los periódicos publican semanalmente un listado completo. Sin embargo, su objetivo está conseguido: nuestros vecinos han levantado el pie del acelerador. Francia cuenta con 70 de estos radares. Se instalarán 900 más durante este año, también los llevarán los coches policiales camuflados y se estudia que se coloquen en los autobuses para que controlen los vehículos aparcados en doble fila. De momento, no pueden poner multas automáticas a los extranjeros. El sistema no tiene datos cruzados con los organismos de Tráfico de todos los países. Sin embargo, los españoles no pueden bajar la guardia: uno de los trayectos con más radares une la frontera de Irún y París. Además, las multas les llegarán por la vía convencional.