Notarios del automóvil

Que un coche llegue a producción no es una tarea fácil. El INTA (Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial) lo sabe y se esfuerza, en pro de la seguridad, para que los vehículos homologados sean realmente fiables. Pruebas de impacto, comprobación de cinturones, determinación de consumos y de emisiones…

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El Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) está ubicado en la localidad madrileña de Ajalvir y nació en 1942 bajo la supervisión del Ministerio de Industria. En principio, sus funciones se centraban en la homologación de aviones y en la realización de los proyectos acordados con la NASA. En la década de los 80, se comenzó a trabajar con todo tipo de vehículos (autobuses, remolques, motocicletas…) y, años más tarde, se obtuvo la certificación para la homologación de todos ellos.

En marzo de este mismo año se inauguró una de las dos ampliaciones de las instalaciones del Centro Certificación de Vehículos. En otoño, se empezarán a ultilizar las pistas pertenecientes a la segunda fase. Las pistas de ensayo, una vez que todas estén en funcionamiento , serán las siguientes: cinco rampas con pendientes de porcentajes 8, 12, 18, 24 y 30; zona todo terremo con pistas rápidas de tierra y otra con pendientes de diferente intensidad; dos pistas de confort y una de aquaplaning; pista sonora; pista de ABS; pista de frenado de alta adherencia; pista ABS sólo para motocicletas; plataforma dinámica de 75.000 metros cuadrados; pista de manejabilidad y estabilidad (cada curva es diferente a la anterior, con radio y peraltado variados) y anillo de 3 km para velocidades de hasta 220 km/h.Si nos centramos sólo en la parte del INTA que se dedica a los autobuses, autocares, turismos, remolques y motocicletas, encontramos dos grandes áreas de trabajo. Por una parte, los ensayos sobre seguridad activa y pasiva y, por otra, las pruebas destinadas a analizar los niveles de emisiones contaminantes y los consumos de los vehículos. El objetivo es el mismo: homologar un vehículo. Esto significa que debe cumplir con todos los requerimientos exigidos por la Administración española y por la de la Unión Europea.El laboratorio de ensayos de seguridad activa se encarga de testar elementos como los frenos, las luces, la dirección, los ABS, los sistemas de distribución electrónica de la fuerza de la frenada o los de estabilidad y tracción. De hecho, como ya te hemos contado, en el INTA hay una pistas específicas para ABS, una plataforma para poner a prueba la estabilidad de un coche o rampas con diferentes porcentajes de pendiente en las que se comprueban uno a uno todos estos dispositivos. Los sistemas de retención (cinturones, sillitas), los airbags, la carrocería y el acondicionamiento interior del coche –distancias entre los diferentes elementos- se encuentran entre los componentes tratados en el laboratorio de seguridad pasiva. Algunas de las pruebas de choque -“crash tests"- también se evalúan en este centro. En ellas se mide la absorción de energía o no de los diferentes materiales de la carrocería tras un impacto, la resistencia de los anclajes de los asientos o la fiabilidad de los cinturones de seguridad. Además, hay una cámara especial para ensayos antihielo y antivaho. El vehículo se somete a temperaturas por debajo de los 10 grados y se averigua si el mecanismo antivaho funciona y de qué forma. En otro área, se llevan a cabo las investigaciones relativas a emisiones contaminantes (también las de ruido) y consumos. A este laboratorio se le denomina genéricamente de Ensayos de Motor. En él, se simula la conducción en ciclos urbanos y extraurbanos (es decir, cuánto gastaría en carretera convenicional a una velocidad determinada o en un interminable atasco urbano)y se contabilizan los litros de combustible empleados y las emisiones tanto sonoras como contaminantes. Además se investigan y certifican combustibles, líquidos para frenos, anticongelantes y aceites, pero no sólo para averiguar si su uso ideal es uno u otro, sino también con el objetivo de saber qué grado de degradación sufren cuando están almacenados, por ejemplo. Los fabricantes se enfrentan a numerosas pruebas para que sus vehículos obtengan la autorización de circulación. En Europa hay varias entidades que se dedican a la certificación de vehículos: el EuroNCAP y Europa TÜV, por ejemplo. En nuestro país, dos organismos tienen autorización del Ministerio de Industria para realizar esta labor: INTA e Idiada.
La homologación completa de un coche –denominada tipo- consta de más de ochenta pruebas; el plazo para realizar rodas ellas es de hasta dos años. Los fabricantes presentan una decena de prototipos que son exprimidos en busca de posibles errores o averías que puedan provocar después accidentes. Los ensayos se hacen primero sobre los componentes que conforman el vehículo y después sobre el coche entero.
En el Real Decreto 2140/1985 de 9 de octubre se detallan las pruebas a las que se debe someter un vehículo antes de ser homologado. La lista de requisitos es innumerable: nivel sonoro, emisiones contaminantes, medidas, características del depósito de combustible, protección para los ocupantes en caso de impacto, determinadas cifras de frenada, resistencia de asientos y anclajes de los cinturones de seguridad, colocación de los reposacabezas, limitadores de velocidad, vidrios de seguridad y un largo etcétera.
Existe otro tipo de homologaciones: el clasificado, según la normativa, bajo el epígrafe de “reformas de importancia", que se puede llevar a cabo en algunas estaciones de Inspección Técnica de Vehículos (además de INTA e Idiada). Cambiar el motor, el sistema de frenado o la dirección suponen importantes cambios en la estructura y necesitan de esta homologación especial.
En estos "retoques" no se encuentran, por ejemplo, las modificaciones realizadas por los amantes del tuning. Colocar alerones, faldones o estriberas a un vehículo entran dentro de esta categoría; su homologación casi siempre se puede llevar a cabo en cualquier ITV.