Movilizando las masas

Pocas veces se tiene en cuenta la cantidad de recursos necesarios para coordinar una prueba automovilística. En el caso de los rallyes el laborioso proceso previo y la perfecta conexión entre los distintos elementos son los medios empleados para conseguir un objetivo principal: garantizar la seguridad de espectadores y pilotos.

Todo comienza cuando las federaciones automovilísticas (internacional, nacional o regional) marcan en diciembre una fecha para la celebración del rally. A partir de ahí, las entidades encargadas de su organización se ponen en marcha, con un plazo de tiempo que normalmente es de seis meses, aunque puede reducirse a dos si la prueba es la primera en el calendario deportivo.

El proceso se inicia con la elección del recorrido: hay que determinar cuántos y cuáles van a ser los tramos y qué longitud van a tener. Esta fase es la más importante y laboriosa, ya que, como explica Josep Mª Miret, jefe de prensa del RACC, "hay que tener en cuenta multitud de factores: accesos intermedios, áreas para los servicios médicos y de seguridad, vías de comunicación suficientes para evitar colapsos...".A todo esto hay que sumarle la búsqueda de innovación, ya que es importante que el trazado o el desarrollo de la prueba cuenten con nuevos elementos cada año, con el fin de ir mejorando. Por ejemplo, el Rally de Cataluña, recientemente celebrado, tenía tramos inéditos, puesto que, si bien eran los mismos de ediciones anteriores, se realizaban en sentido contrario. También la primera prueba del Campeonato Nacional de esta especialidad, el Rally Mediterráneo, ha contado con novedades, como el tramo especial denominado "Shakedown", donde los distintos equipos pudieron probar neumáticos y suspensiones en un trazado especialmente acotado para ellos. Estas mejoras, según Manuel Sánchez, jefe de prensa de AIA (Asociación Interclubs de Automovilismo de la provincia de Alicante, organizadores de la prueba mencionada), tienen sus pros y sus contras para la primera carrera de la temporada. Siempre resulta positivo para el público y el buen desarrollo de la carrera, obligando al resto de las organizaciones a hacer lo mismo si no quieren que su rally pierda puntos; además, los nuevos modelos se estrenarán en esa primera competición. La contrapartida es "enseñar las cartas al principio de la temporada, sin saber con qué van a jugar los demás".