El Gobierno pacta con parte de los agricultores movilizados

El Ejecutivo cerró a última hora de la noche de ayer un acuerdo con UPA y ASAJA, dos de las tres asociaciones de agricultores que estaban en pie de guerra contra los precios del gasóleo. La otra, COAG, junto con los pescadores, los transportistas y los taxistas, continúa la lucha y pone cerco a los depósitos catalanes de combustible.

El pacto que firmaron los agricultores y la Administración supone que los primeros reciban 50.000 millones de pesetas en ayudas de carácter fiscal y económico.
Según informó Miguel Arias Cañete, ministro de Agricultura, el acuerdo alcanzado propone un incremento de 2,5 puntos en la compensación del IVA para los ganaderos y tres puntos para los agricultores.
También han logrado los hombres del campo la promesa de que las cooperativas agrícolas podrán vender su gasóleo B a terceros que no estén afiliados a ellas. Esta medida ha encrespado a los dueños de las estaciones de servicio, pues las cooperativas compran directamente a las petroleras y logran grandes descuentos por volumen, con lo que se convierten en competencia directa, y dura, para las gasolineras rurales, las que menos ganan.
A esto hay que sumar una deducción del 35 por ciento de la factura del gasóleo en el IRPF, la articulación de una línea de créditos a bajo interés y la implantación de deducciones fiscales por el uso de ecocarburantes.
Fernando Moraleda, secretario general de UPA, salió muy satisfecho de la reunión con el Gobierno. "El campo ha ganado 10.000 millones más", aseguró el dirigente sindical. Moraleda también recordó que su organización sigue apoyando a la Plataforma Nacional de Consumidores de Combustible, aunque ya no se movilizará con ella.
Sin embargo, COAG abandonó defraudada la reunión hacia las diez de la noche. Para esta asociación, el diálogo fue un fracaso, porque no se materializó una bajada real del precio el combustible. Además de romper la negociación, los miembros de COAG anunciaron bloqueos en los centros de almacenamiento y distribución de combustibles para mañana viernes y movilizaciones junto con el resto de sectores profesionales a partir del lunes.

Barcelona se queda sin combustible
El Gobierno parece seriamente preocupado por la amenaza del desabastecimiento. Ayer, un centenar de policías se encargó de abrir las puertas de los depósitos mallorquines y garantizar la circulación de camiones cisternas. Esta medida tuvo que tomarse, según el Ejecutivo, ante los graves problemas que se cernían sobre la isla.
Hoy, los bloqueos se acentúan en Cataluña. Agricultores y pescadores asedian desde ayer los depósitos de la Central Logística de Hidrocarburos, CLH, y Barcelona sólo tiene combustible para 48 horas más.
Josep Piqué, ministro de Asuntos Exteriores, ya ha dejado claro que no se puede permitir que las protestas de un colectivo afecten seriamente a toda la población. Advierte el ministro que el Gobierno debe garantizar el suministro de combustible.
Este aviso sirve también para los pescadores que mantienen bloqueados muchos puertos del Mediterráneo y del Cantábrico. En Madrid, ya se ha dispuesto un plan policial que evite cualquier interrupción en las líneas de abastecimiento

La Opep discute su declaración de intenciones
En el plano internacional, el petróleo, clave de toda esta crisis, subió ayer de nuevo y llegó a los 30,82 dólares en Londres. Pese a esta leve subida, el precio se ha estabilizado en torno a los 30-31 dólares; parece esperar acontecimientos.
En Caracas, los mandatarios de la Opep siguen reunidos en su histórica cumbre de Jefes de Estado. Las discusiones se centran en buscar una declaración conjunta. La línea dura de la organización, sostenida por Venezuela, Libia e Irán, aboga por un mensaje firme que denuncie la especulación de los intermediarios del petróleo y culpe a los Gobiernos occidentales por gravar tanto los hidrocarburos.
La línea más blanda, en la que destaca Arabia Saudí, busca una declaración más conciliadora. Tanto es así que su ministro del Petróleo, Ali Al Nuemi, aseguró ayer que la Opep producirá más crudo si es preciso. Con esta declaración, un tanto ambigua, el ministro trató de nadar y guardar la ropa para no calentar los ánimos del mercado.
Menos diplomático fue el eufórico anfitrión de la Cumbre, Hugo Chávez, quien acusó a Occidente de no querer ver la realidad del problema y culpar injustamente a la Opep de mantener los precios altos.
Uno de sus colaboradores reconoció ayer que han recibido una llamada de Lionel Jospin, primer ministro francés, para llevar a cabo una reunión entre la Unión Europea y los productores de petróleo. Chávez acogió bien la idea y propuso ampliarla a todos los países consumidores.
En Europa, se sigue discutiendo la pertinencia de abrir al mercado las reservas estratégicas, algo que la Agencia Internacional de la Energía ha desaconsejado enérgicamente.

Las operadoras francesas golpean primero
Un paso por delante de la discusión política, las petroleras europeas han tomado la iniciativa y conceden un respiro a los consumidores de a pie. En Francia, TotalFina Elf se ha enzarzado en una guerra de precios que ya ha propiciado un descenso de diez pesetas en las tarifas de los surtidores. Rápidamente han respondido con rebajas las demás compañías. Podría ser el principio del fin de la crisis.
En Alemania, también se alivia un poco la situación de los ciudadanos. El Gobierno federal ha aprobado medidas económicas que benefician a aquellos que tienen que desplazarse para ir a trabajar. En total, se pagarán 80 pesetas por cada kilómetro recorrido. Las personas que utilizan transportes colectivos o bicicletas también resultarán beneficiadas.