Mitsubishi también manda revisar sus vehículos en Estados Unidos

El escándalo de Mitsubishi se extiende a Estados Unidos. La empresa nipona tiene que revisar unos 50.000 vehículos en este país mientras da explicaciones a sus usuarios.

Mitsubishi ve como su imagen se deteriora por instantes a medida que se van conociendo más detalles sobre su actuación en las últimas décadas. El pasado 26 de julio la empresa ordenó la revisión de 532.000 automóviles de 17 modelos. Ayer se conoció que habría que revisar otros 88.000 vehículos de otros 8 modelos. Hoy sabemos que esta revisión no sólo afectará a Japón. La exportación de vehículos nipones a otros mercados obliga a revisar como mínimo unos 10.000 vehículos que circulan por Estados Unidos y fueron construidos en plantas japonesas. Otros 34.000 podrían correr la misma suerte.
Los dos modelos afectados en el país norteamericano son 334 Montero SUV y unas 10.000 unidades del Galant Sedan. La compañía está estudiando en colaboración con las autoridades federales norteamericanas si también llama a revisión unos 34.000 Mirage compact construidos entre 1995 y 1997.
El escándalo se destapó en julio a raíz de una llamada anónima denunciando irregularidades en la empresa. El Ministerio de Transporte japonés registró fábricas de Mitsubishi y encontró cartas de reclamaciones de los clientes en un armario. Todas las cartas iban señaladas con una "H" de "himitsu", que en español significa secreto. Esta correspondencia se guardaba en los armarios y no se informaba de su existencia a las autoridades niponas. A pesar de que las empresas japonesas están obligadas a comunicar estas quejas a las autoridades competentes. Ahora, el Ministerio de Transporte japonés estudia emprender acciones legales contra el fabricante.
El presidente de Mitsubishi Motors, Katsuhiko Kawasoe, negó en julio que se hubiesen ocultado las quejas de los clientes. Ayer, martes 22, no le quedó más remedio que confirmar que su empresa sólo había enviado una tercera parte de las reclamaciones a las autoridades japonesas. Kawasoe pidió disculpas públicamente y reconoció que "han ocurrido actos ilegales durante mucho tiempo". Esta ocultación de información se venía produciendo desde 1977.
Todo el plan de retirada y reparación de vehículos le costará al fabricante unos 45,4 millones dólares (unos 8.172 millones de pesetas). Pero el verdadero coste de este escándalo todavía no se puede cuantificar debido a la pésima imagen que transmite este tipo de actuaciones. Las ventas de Mitsubishi han caído un 3,2 por ciento en el primer semestre en Japón respecto al mismo periodo del año anterior. Las acciones de la compañía descendieron ayer un 2,1 por ciento y llevan una caída acumulada del 15 por ciento desde principios de julio.
DaimlerChrysler, que adquirió el 34 por ciento de la compañía hace un mes y llegó a varios acuerdos con el fabricante japonés, no se ha pronunciado al respecto. Karin Funke, una portavoz de DaimlerChrysler en Alemania, dijo que este escándalo no significa nada para la alianza y que "este es un problema que sólo afecta a Mitsubishi".

Desde el gabinete de Prensa de la firma de los tres diamantes en España sólo se ha confirmado la llamada a revisión de esas 88.000 unidades mencionadas en el mercado japonés y, según estas fuentes, los vehículos son tanto autobuses, como camiones y turismos. En cuanto a Estados Unidos, no hay confirmación oficial de esas llamadas a revisión que aparecen en diversos medios de comunicación norteamericanos en el día de hoy. En España, de momento, no se va a producir ninguna revisión.