DaimlerChrysler eleva sus beneficios, pero pierde gas a lo largo del año

Las dificultades en el mercado estadounidense van a lastrar los beneficios de la compañía en la segunda parte del semestre. Jürgen Schrempp, presidente de DaimlerChrysler, se muestra optimista, aunque opta por curarse en salud. Tras dos años de la megafusión, el balance no es demasiado optimista para los accionistas que han visto cómo la capitalización bursátil de la empresa no deja de descender.

El quinto fabricante mundial de automóviles informó ayer de sus beneficios en el primer semestre del año y auguró un futuro menos prometedor para lo que queda de año. La pérdida de beneficios de Chrysler y la fuerte competencia en el mercado estadounidense van a menguar los beneficios del grupo.
DaimlerChrysler aumentó su beneficio antes de impuestos durante el primer semestre del año en un 14 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior, llegando a los 5.601 millones de euros. El volumen de negocio aumentó en un 17 por ciento, llegando a los 84.701 millones de euros, pero el beneficio de explotación, el que procede de la actividad directa de la empresa, permaneció casi invariable en 5.078 millones de euros.
Jürgen Schrempp, presidente del grupo, confía en aumentar el volumen de negocio para lo que resta de año pero es consciente de que no se alcanzará el mismo beneficio de explotación que se consiguió en 1999. Schrempp achaca esta caída del beneficio operativo durante el tercer trimestre del año a las presiones que ejercerá Chrysler, que renovará durante el otoño la mayor parte de sus modelos. Asimismo, el mercado estadounidense está sumergido en una guerra de precios que ha obligado a la compañía a bajarlos; situación más crítica para Chrysler, que tiene que dar salida a sus coches antes de lanzar los nuevos modelos.
Las consecuencias de esta situación son que el beneficio de explotación se ha reducido en un 10,4 por ciento a pesar de que Chrysler haya vendido 2.000 vehículos más. Mercedes-Benz, que ha aumentado sus beneficios en un 17 por ciento, tendrá que llevar sobre sus espaldas el peso del grupo para el próximo semestre y apechugar con el pozo sin fondo que sigue siendo Smart.
Sin embargo, Schrempp se muestra optimista y confía en concluir el año con un balance satisfactorio en los resultados globales, gracias a la salida a bolsa del grupo aeronáutico EADS y a la asociación de Debis con el grupo de telecomunicaciones Deutsche Telekom.
La bolsa no se tomó demasiado bien los augurios de Schrempp para el próximo semestre y las acciones de DaimlerChrysler bajaron un dos por ciento. Los inversores desconfían cada vez más de la eficacia de esta fusión global, anunciada a bombo y platillo hace dos años. En este periodo de tiempo la capitalización bursátil del grupo se ha reducido a la mitad, no se han producido las sinergias y reducciones de costes anunciadas y se está produciendo una fuga de ejecutivos y cerebros de la empresa por divergencias entre la casa americana y la europea.
El año que viene se iniciarán grandes planes de austeridad en todas las marcas de la casa y se pretende continuar la expansión hacia la fabricación de coches más pequeños. La competencia en el mundo del automóvil es feroz y ni siquiera los más grandes se pueden relajar, los inversores, mientras tanto, siguen desconfiando.