Gronholm se aferra a la victoria

El finlandés de Peugeot afrontó la última etapa del Rally de Nueva Zelanda en solitario y enfrentándose a cuatro enemigos de gran fuste: los tres Ford y el Subaru de Richard Burns. Desde su desventaja, Gronholm comprendió que lo único que podía hacer era atacar. Se agarró a su ilusión y subió a lo más alto del podio

Gronholm se aferra a la victoria
Gronholm se aferra a la victoria

Salía el primero y se encontraba las pistas sucias, con lo que lo tenía que arriesgar más que nadie. Y lo hizo. Dio una soberbia lección de pilotaje y mantuvo a raya a todos sus rivales. Sólo cedió unos pocos segundos con McRae, que le sometió a un asedio despiadado.
En la primera especial perdió ocho segundos con respecto a McRae y tres le quitó Burns. Después, en el segundo tramo, el escocés de Ford hizo un trompo y se quedó a 23 segundos, ventaja cómoda para defenderse. Aún así, McRae no se rindió. Atacó y ganó también el tercer y el cuarto tramo del día, aunque sólo pudo recortar la diferencia en siete segundos. Quedaban por delante las últimas especiales, muy cortas y rápidas en las que no se podían marcar grandes distancias. La última la ganó Solberg, la revelación de este rally.
La etapa final fue fatal para los Subaru. Tanto Burns como Kankkunen abandonaron a menos de 30 kilómetros del final y aparentemente por el mismo motivo: avería, algo desconocido en el Subaru Impreza en la primera parte del campeonato. Ambos coches concluyeron la especial con el motor humeante, confirmando los problemas ya detectados en la prueba anterior. Igual suerte corrió Tommi Makinen, campeón de los último cuatro años, que ha dejado escapar aquí sus últimas esperanzas conquistar un quinto título consecutivo. Se quedó sin frenos en la primera especial del día y no pudo evitar chocar contra un muro; aunque acabó la especial, el coche estaba demasiado dañado
El abandono de Burns fue providencial para Carlos Sainz, que, sin hacer nada extraordinario en la última etapa, se sube al podio de Nueva Zelanda y da un paso más en la lucha por el Mundial. "Siempre es satisfactorio subir al podio", dice el español. Al final, Gronholm aventajó a McRae en 14,5 segundos y a Sainz en un minuto y 18 segundos. El dominio de Peugeot en esta carrera ha sido completo. Cuando abandonó Delecour, tomó el relevo Gronholm, que se ha mantenido en cabeza luchando con uñas y dientes. Ha vuelto a demostrar que sobre tierra es un piloto formidable.
Para el joven finlandés, este es un gran resultado, sobre todo para el equipo. "No estaba convencido de poder ganar aquí, porque no conocía las pistas", dice Gronholm, "pero el coche ha estado terrorífico y no ha dado ni un problema".