La industria del motor se pone al día en desguaces

Durante el año pasado se dieron de baja 700.000 coches en España. De ellos, la mayoría pasó por procesos de reciclado y descontaminación. En estos momentos, la industria automovilística se prepara para adoptar la nueva normativa europea sobre la recogida de vehículos usados.

La industria del motor se pone al día en desguaces
La industria del motor se pone al día en desguaces

Según fuentes de Anfac, la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones, la industria ya se ha preparado suficientemente para afrontar las nuevas normativas, pero no así el sector del desguace, el más implicado en todo lo que tiene que ver con la retirada de vehículos usados.
Anfac, que ha organizado hoy lunes una jornada sobre este asunto en el Salón del Automóvil de Madrid, recoge varios puntos oscuros en la aplicación en España de esta directiva comunitaria.
Uno de ellos, de carácter general, es la transferencia de estas competencias a las diferentes comunidades autónomas. Esta descentralización puede dar lugar a problemáticas diferencias regionales. Así, podría resultar más barato entregar a la chatarra un coche en una comunidad que en otra.
Otro de los puntos por aclarar es el formato que habrán de adoptar los nuevos centros de recogida de vehículos fuera de uso. Anfac apuesta por reconvertir los actuales desguaces, de modo que no haga falta construir nada ex novo. Tampoco se sabe si su número será limitado y si podrán ser abanderados por las propias marcas.
Esto último, en un país como España, con el mercado dividido entre multitud de fabricantes, podría ser un problema serio, pues muchas marcas con poca cuota de mercado no tendrán infraestructura suficiente para montar redes de recogida a corto plazo. Y es sabido que Bruselas obligará a los constructores a correr con todos estos gastos de sacar los coches de la circulación.
También preocupa el cumplimiento de las tasas de reciclado, que, para el año 2015, deberán llevar a las trituradoras al 95 por ciento de los coches que se den de baja. Habrá que determinar qué organismo se encarga de ese control, o si debe crearse una entidad ad hoc.
Para cubrir estas carencias propias de España, Anfac propone varias recetas. La primera es permitir que actúen las leyes del mercado. La segunda, que se cubra el coste de la descontaminación y la separación de materiales de los coches con su valor residual. Es decir, que se puedan vender los residuos de forma que paguen el esfuerzo de chatarrearlos. La tercera propuesta es crear una organización con todos los participantes en la cadena de tratamiento de los residuos. Ese organismo llevará a cabo el seguimiento de las tasas de reutilización y recuperación, de modo que se puedan reducir costes totales.
Para los desguaces que quieran ponerse al día, ya se ha elaborado una norma UNE, la 26.470, cuyo cumplimiento garantiza que las instalaciones y los procesos se amolden a lo dispuesto por Europa.
Después de entregado el coche al centro de recogida, empieza un largo proceso que acabará con la eliminación definitiva de los residuos. Al menos un 75 por ciento del peso del coche es metal, que se funde de nuevo para fabricar otros coches. De este metal hay que apartar aquellos materiales pesados, como el plomo, el mercurio, etc. También se eliminarán, lógicamente, el aceite, los líquidos de frenos, embragues, baterías y el combustible.
Para el resto, generalmente plásticos y gomas, se están estudiando salidas bastante ingeniosas. Todos estos restos se trituran y, literalmente, se desmigajan. Con este picadillo de coche se alimentan hornos de cementeras y otras industrias que necesiten combustibles sólidos. Al final, del coche sólo quedará el recuerdo.