Las pruebas de alcoholemia son obligatorias

No hay duda posible, el negarse a pasar una prueba de alcohol supone un delito.

Según Carlos Granados Pérez, magistrado de la Sala Segunda Tribunal Supremo, las pruebas de alcoholemia son obligatorias tanto en controles preventivos como tras un accidente. Tras la reforma del Código Penal en 1995, el artículo 380 recoge la negativa a someterse a la prueba de alcoholemia como delito de omisión, y, en algunas ocasiones, está más castigado que el conducir bajo los efectos del alcohol. En cuanto a las sanciones administrativas, pueden llegar hasta las 100.000 pesetas y la retirada del permiso de conducir por 3 meses. Granados Pérez ha destacado el importante papel de los policías locales, cuyo testimonio es imprescindible a la hora del juicio.
Estas declaraciones se han dado durante el II Congreso Internacional de Tráfico Urbano.