Mercedes y Shell desarrollan un convertidor de hidrógeno

El sueño de la pila de combustible está cada vez más cerca. Ahora son Daimler-Chrysler y la petrolera Shell los que se unen para dar un nuevo paso en pos de una fuente de energía casi inagotable.

El proyecto se ha llevado a cabo entre la dbb Fuel Cell Engines, filial de Daimler-Chrysler con sede en Stuttgart, Alemania, y Shell Hydrogen, de Amsterdam. Ambas empresas llevan trabajando año y medio y han logrado poner a punto un prototipo que utiliza un nuevo convertidor de combustible para mover un motor eléctrico de 50 kilowatios, unos 69 caballos.
El convertidor logra extraer el hidrógeno de la gasolina a través de la llamada "célula de combustible", una membrana que provoca una reacción química justo en el momento en que el motor demanda energía. Entonces, el sistema pone ese hidrógeno en contacto con el oxígeno del aire dentro de una batería. Al unirse ambos elementos, se libera una gran cantidad de energía que mueve el motor eléctrico. Este sistema es limpio, rápido, potente y, algún día, barato. Para que ese día llegue pronto, las multinacionales del mundo del motor trabajan contra reloj en el desarrollo de sistemas más fiables que no obliguen al coche a llevar grandes y pesados depósitos de hidrógeno, un elemento muy peligroso. El convertidor evita esto y, además, ocupa muy poco espacio. En realidad, estos convertidores podrían extraer el hidrógeno directamente del agua, pero la industria del petróleo presiona con ferocidad para que se utilice en el proceso gasolina o algún otro derivado del crudo. De todos modos, incluso con un combustible como materia prima, el proceso es de lo más limpio. Sólo deja como residuo agua y un poco de CO2.