A pesar de que el Rally de Madrid no comenzó muy bien para Monzón, que tuvo problemas con el cambio de su Peugeot 206 WRC en los primeros tramos, pudo subir a lo más alto del podio ayudado por el abandono de su máximo rival (Salvador Cañellas), cerrando con un nuevo triunfo la temporada 2001, en la que ha ganado ocho de las once carreras que ha disputado y se ha alzado con el título nacional.
La prueba madrileña, última del calendario, comenzó el sábado, a las 17:00 h en Ifema, donde se celebró un tramo-espectáculo de 2,6 km de longitud. El piloto canario empató con Cañellas en esta primera especial, pero, en las siguientes, el Seat Córdoba WRC del catalán se impuso sin contestación.
Al terminar la primera sección, Monzón, que tenía problemas con el cambio de su Peugeot, veía cómo tendría que conformarse con el segundo escalón del podio. Sin embargo, a falta de dos tramos para el final del rally, el cambio del Córdoba del catalán también comenzó a fallar, rompiéndose al concluir la antepenúltima especial cronometrada. Esto forzó su retirada, dejando el camino libre al piloto canario, que se adjudicó el primer puesto.
El segundo clasificado fue el también canario Ricardo Avero, quien llegó a 53 segundos del líder, mientras que la lucha por el tercer puesto que mantuvieron Dani Solá (Citroën Saxo) y Sergio Vallejo (Fiat Punto) se resolvió a favor del primero, campeón de España de F-3, quien consiguió así el octavo triunfo de esta temporada en su categoría. 
La prueba madrileña también era puntuable para la Copa Renault (que se adjudicó José Piñón), el Desafío Peugeot (donde el vencedor fue David Nafría), el Trofeo Citroën Saxo -con Jorge González como primer clasificado-, la Copa Fiat Punto (con José María San José como campeón de la zona centro), la Copa Seat Ibiza, donde Alberto Pérez se hizo con el triunfo, y el Reto Ka, que tuvo como vencedor a Daniel Balasch.
Todos los tramos se celebraron de noche y entre una espesa niebla, que dificultó la conducción a los pilotos, ya que la humedad que se creó en la carretera se convirtió en hielo según avanzaba la madrugada. Esto no impidió que miles de aficionados se congregaran en las cunetas, en ocasiones mal situados, lo que originó la anulación del sexto tramo de la noche, La Cabrera.
