Se propone un Plan Nacional de Investigación de Accidentes

La Fundación Instituto Tecnológico para la Seguridad del Automóvil, Fitsa, ha puesto en marcha una vieja aspiración: el Programa Nacional de Investigación de Accidentes, un proyecto que servirá para analizar a fondo la casuística de los siniestros en carretera y buscar soluciones.

Javier Echevarría, presidente de Fitsa, anunció ayer en el Salón del Automóvil de Madrid que el entidad que preside está ya en disposición de empezar a trabajar en el desarrollo de un plan, denominado Programa Nacional de Investigación de Accidentes, que sirva para determinar por qué se produce cada accidente en nuestras carreteras.

Esta iniciativa, que es ya una vieja reivindicación de muchos sectores relacionados con los coches, parece que cobra por fin cuerpo y echa a rodar. Ayer se presentó oficialmente en las Jornadas de Seguridad Vial que Fitsa, Anfac y Race organizaron en el salón, y sus detalles fueron desgranados por Jesús Monclús, responsable técnico de Fitsa. Según Monclús, el Programa requiere una inversión inicial de casi dos milloens de euros y, después, entre tres y cuatro millones de euros al año, una cantidad que servirá para crear equipos especializados que analicen a fondo un mínimo de 1.000 accidentes por año.

Cada uno de estos equipos debería constar, al menos, de un técnico en carreteras y coches, un médico y un agente de policía. Sin embargo, lo ideal, aunque más caro, sería que se unieran a esos equipos un psicólogo, un técnico especializado en carreteras y otro en automóviles.

Este Programa serviría, sobre todo, para conocer y evitar las principales causas de los accidentes. Según los datos que expuso Monclús, su implantación serviría para reducir a la mitad el número de muertos anuales, lo cual es el objetivo de la Carta Verde Europea, que propugna la reducción a la mitad de los fallecimientos en carretera a la altura de 2010. En la Unión Europea se producen cada año 40.000 muertes, 54.000 si se suman las víctimas de los países recién adheridos.

Monclús también explicó que algunas modificaciones técnicas en los coches servirían para ayudar de inmediato a lograr esta reducción en las víctimas. Son tres: el avisador de cinturones de seguridad, que debería ser de serie en todos los nuevos coches e instalarse en los antiguos, como están haciendo en Suecia; el detector de alcohol en el aire del habitáculo, que ya se emplea con éxito en Australia; y el control inteligente de velocidad, que impide rebasar los límites. Este último se prueba con buenos resultados en Mataró, Barcelona.

Desde Fitsa también se pone como ejemplo la estrategia danesa de reducción de accidentes, que tiene un pilar fundamental: un mayor conocimiento de la seguridad vial. En este sentido se inserta la creación del Programa de Investigación de Accidentes. Planes similares se han puesto en marcha en Gran Bretaña y Francia, y también en Suecia, el país con menor índice de muerte en carretera del mundo: sólo tiene 500 accidentes al año y los investigan todos a fondo.