Las ITV de Agbar, cuestionadas en Estados Unidos

Applus , filial del grupo Agbar (Aguas de Barcelona), también revisa vehículos en Estados Unidos, donde su programa de revisión de emisiones de gases ha sido cuestionado. Al parecer, sus controles son demasiado rigurosos, por lo que algunos coches se han visto obligados a cambiar piezas que no eran defectuosas.

El contencioso comenzó a finales de abril, cuando Applus , adjudicataria de un programa de control de emisiones en Connecticut (Estados Unidos), vio suspendidas sus ITV. El gobernador de este Estado decidió interrumpir el plan, ya que la empresa catalana parecía haber sido demasiado rigurosa en sus exámenes, obligando a cambiar piezas sin defectos aparentes en 123 vehículos. Sin embargo, la Agencia de Protección Medioambiental Americana (EPA) ha dado la razón a la filial de Agbar. Ahora, Connecticut intenta negociar un acuerdo extrajudicial que ponga fin al conflicto.No sólo se ha visto dañada la imagen de la empresa, también se ha paralizado un programa por el que Agbar percibe 246.500 euros al año, mediante la certificación de 400.000 automóviles. La compañía ya fue multada por retrasarse en la puesta en marcha del proyecto. Más tarde, algunos fallos en los equipos que comprueban los niveles de gases provocaron que coches “limpios" tuvieran que efectuar reparaciones, pues las mediciones los señalaban como defectuosos. Al averiguar que el problema estaba en las máquinas, Agbar reembolsó el importe de los arreglos a los automovilistas afectados.También se ha dado el caso contrario; al parecer, existen coches que pasan el examen con niveles de emisiones más altos de los permitidos. Los responsables de los talleres que realizan estas mediciones ya han realizado las oportunas quejas, pues consideran que los equipos presentan problemas.A su vez, Agbar ha advertido a varios talleres asociados a su programa en Estados Unidos que podrían ser multados o expulsados del proyecto si se comprueba que han existido violaciones de las reglas contra el fraude. Esto también ha ocasionado una gran polémica, pues algunos propietarios de estaciones de medición aseguran que, en ciertos casos, los procedimientos empleados para identificar dichas infracciones han sido defectuosos. Además, dos talleres han sido expulsados del programa por duplicar tests realizados a vehículos en perfectas condiciones y emplear el segundo para certificar la “limpieza" de un coche con fallos.La primera multinacional española de certificación ha comenzado a realizar inspecciones técnicas de vehículos (ITV) en China, atraída por el vertiginoso crecimiento del mercado automovilístico en este país asiático (con un aumento del 40 por ciento anual) y por la posibilidad de que estos coches sean obligados en breve a pasar una revisión.De momento, sólo los vehículos de transporte público deben superar las ITV, un examen al que deben someterse dos o tres veces por año. Applus ha alcanzado un acuerdo con la compañía pública china Long Distance, dedicada al transporte de viajeros en autobús, e inspeccionará 250.000 vehículos cada año. Por cada uno de ellos, ingresará dos euros que llegarán directamente a España. Todo esto, sin olvidar que existe el potencial de un parque de 13 millones de automóviles privados. Con estas operaciones, Applus podría embolsarse cada año seis millones de euros, una cuarta parte del beneficio neto previsto para 2004, asegura “El País".