Más parquímetros en Madrid

Los parquímetros instalados en Madrid no sólo han mejorado el tráfico de la ciudad, sino que –además- han supuesto una importante inyección económica para las arcas municipales. Desde que comenzaron a funcionar las zonas verdes y azules, el Ayuntamiento ha ingresado más de 28 millones de euros. Y eso no es nada: a partir del 1 de junio, el servicio se amplía con casi 45.000 nuevas plazas.

Macrohuelga de parquímetros en Madrid
Macrohuelga de parquímetros en Madrid

En el Ayuntamiento de Madrid ya se frotan las manos. Las debilitadas arcas municipales tendrán, a partir del próximo día 1 de junio, una fuente extra de ingresos. Será en ese momento cuando entre en vigor la nueva ampliación del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER), que supondrá una importante suma de dinero, a tenor de las cifras obtenidas por las zonas verdes y azules en sus primeros meses de funcionamiento: más de 28 millones de euros (5.000 millones de las antiguas pesetas) desde la instalación de parquímetros en noviembre de 2002.La ampliación del servicio añadirá la próxima semana otros 1.134 parquímetros a las calles de Madrid. Estas nuevas máquinas serán las que gestionen el pago de las 45.000 nuevas plazas de estacionamiento regulado con que contará el centro de la ciudad, tal y como anunció ayer el concejal de Seguridad y Servicios a la Comunidad, Pedro Calvo.La instalación de nuevos parquímetros tratará ahora de acabar con el llamado “efecto frontera", que ha provocado durante estos meses que los conductores hayan tratado de huir del aparcamiento en áreas de pago, buscando sitio en calles limítrofes. A partir del 1 de junio, esta situación podrá atajarse, ya que -según aseguró Calvo- “a medida que el SER se extienda fuera del centro habrá más espacios para estacionar. Además, la M-30 contribuirá a romper este efecto". El concejal de Seguridad indicó también que su departamento estudia incorporar nuevas medidas para controlar el estacionamiento en las zonas restringidas. Una de las ideas que baraja el Ayuntamiento es equipar a los controladores con terminales GPRS, en lugar de GPS, para transmitir la información en tiempo real. También contemplan la posibilidad de añadir a los parquímetros teclados para que los conductores introduzcan su matrícula antes de que la máquina les entregue el boleto que acredita que ha pagado por aparcar en una zona determinada.La actual ordenanza sobre estacionamiento regulado especifica que ningún conductor puede dejar su coche y cambiar el ticket cada vez que cubra el tiempo máximo permitido en las zonas azules (dos horas) o verdes (una hora). Cuando llega el tiempo límite, éste debe mover su coche y estacionarlo en otro punto alejado en un radio de 250 metros de donde lo había hecho la primera vez.Pedro Calvo aprovechó ayer la presentación de la ampliación de la zona SER para hacer público un primer balance sobre la instalación de parquímetros en la capital. El concejal de seguridad destacó que la iniciativa no sólo supone una fuente de ingresos para el Ayuntamiento, sino que “ha contribuido mucho ha mejorar la circulación en la ciudad", tal y como también indican los datos sobre la rotación de vehículos en cada una de las plazas.Según la información anunciada por Calvo, la media por plaza y día ha sido de 1,8 vehículos. En la zona azul, la rotación ha afectado a 3,7 coches por espacio acotado, mientras que en la reservada para residentes (verde) el índice de ocupación fue de 1,2 automóviles.

Desde el 1 de junio, por tanto, la Capital contará con una zona SER de 87.809 plazas de estacionamiento controlado, distribuidas en 38 barrios de ocho distritos. El nuevo perímetro de estacionamiento regulado quedará delimitado por Bravo Murillo, Joaquín Costa, M-30, Doctor Esquerdo, Embajadores, Pintor Rosales y Reina Victoria y supondrá, en principio, el fin del plan ideado por Sigfrido Herráez, concejal de Movilidad durante el Gobierno del anterior alcalde de la ciudad, José María Álvarez del Manzano. Por otra parte, las calles de la capital se convirtieron ayer en una trampa para los conductores, ya que el tráfico quedó ralentizado por las numerosas balsas de agua. De hecho, una de éstas obligó incluso a cortar la circulación en el túnel de María de Molina. La lluvia, además, provocó innumerables accidentes.