Los robos de coches comienzan a ser una plaga

La sensación de inseguridad ante el robo de vehículos de gama media y alta es cada vez mayor entre los españoles. No existen estadísticas ni datos concretos, pero las continuas actuaciones policiales al respecto hacen que percibamos que el robo de vehículos está organizado y es cada vez más frecuente en nuestro país.

Tener un coche de lujo se está convirtiendo en una auténtica aventura para sus poseedores. Cada cierto tiempo, cada vez más frecuentemente, los medios de comunicación nos sorprenden con noticias de detenciones de bandas que se dedican al robo de automóviles de gama alta. Mafias organizadas, la gran mayoría provenientes de los países del Este, actúan en nuestro país y han incrementado la sensación de inseguridad de los automovilistas, que se multiplica cuando el valor del automóvil que conducen es mayor.El caso más reciente, que no creemos que sea el último, se ha conocido hace un par de días. El Grupo de Tráfico Ilícito de Vehículos de la Policía Judicial de Madrid, con la colaboración de sus colegas de Málaga, Alicante y Murcia, ha desmantelado la mayor red de robo y tráfico de coches de gama alta que actuaba en nuestro país. Este grupo criminal, compuesto por 17 búlgaros, cuatro españoles, dos rusos, un francés y un rumano, operaba desde hace más de año principalmente en Madrid, Málaga y la costa levantina. Según fuentes policiales, se ha infligido “un duro golpe a uno de los más importantes grupos de crimen organizado integrado por ciudadanos del Este de Europa que actuaban en nuestro país".El modo de cometer sus fechorías no era desconocido para las autoridades, ya que se trata de un “modus operandi" muy similar al de otras mafias que se dedican a la sustracción de coches. Lo primero que se hacía era seleccionar el vehículo que se iba a robar. Se seguía y se estudiaban las costumbres de su dueño para escoger el momento idóneo para el hurto.Una vez que los delincuentes se hacían con el automóvil, algunas veces mediante la apertura de las cerraduras, otras de forma violenta, los depositaban en aparcamientos públicos durante un par de días para sacarlos de la circulación. A continuación, se llevaban a una vivienda en la madrileña localidad de Paracuellos del Jarama. Allí los ladrones falsificaban matrículas, documentación y otros elementos susceptibles de facilitar la identificación del vehículo. Posteriormente, los automóviles eran llevados en su gran mayoría por carretera a los puertos italianos del Adriático, donde se embarcaban en un ferry hacia Grecia. Desde esta ubicación, los vehículos más lujosos se trasladaban y vendían en las repúblicas soviéticas y los menos valiosos se transportaban a Bulgaria y la zona de los Balcanes. Otros destinos eran Turquía y los países del Golfo Pérsico.Se sospecha que el número de vehículos robados asciende a más de un centenar, algo que ha reportado a la banda más de seis millones de euros de beneficios.