Salón de Detroit 2004

Como cada año por estas fechas, el mundo del motor olvida sus problemas y sus penas diarias y se concentra en su fiesta mayor. Detroit, en la meca de la automoción mundial, reúne a toda la industria en un acontecimiento que derrocha lujo, brillo y grandiosidad. Es el Salón del Automóvil por antonomasia, el más importante del planeta. La edición de este año es, sencillamente, deslumbrante.

Salón de Detroit 2004
Salón de Detroit 2004

Junto a esta querencia por los coches de seis metros y los motores de barco, Estados Unidos vive una dura realidad: necesita reducir cuanto antes el nivel de emisiones de su parque móvil y, además, controlar el gasto de combustible.Con esta idea, los fabricantes han reorientado parte de su producción hacia la eficiencia energética. Hay en Detroit un rosario de vehículos híbridos, eléctricos, de hidrógeno… Todas las marcas quieren presentarse como las más limpias y las más ecológicas. Algunas, como Toyota, rizan el rizo mezclando coches gigantes con motores híbridos.Es el sino de los tiempos en un país obligado a cumplir con los acuerdos de Kioto y, sobre todo, con las radicales exigencias de estados ultraconservacionistas, como California, el paraíso de los defensores de la Naturaleza.Detroit sirve también para evaluar el impacto que los constructores europeos y asiáticos, sobre todo nipones, tienen en Norteamérica. Que una marca como Volkswagen se presente ya con concept cars deja muy claro lo importante que es aquel mercado para ella: ya no se repara en esfuerzos a la hora de conquistarlo. Audi, BMW, Ferrari, Jaguar, Land Rover, Mercedes… Todas luchan por hacerse con un hueco en un lugar tan acogedor. Lo bueno es que el público americano se ha aficionado rápidamente a los buenos acabados, la eficacia y los precios de los coches europeos. La prueba es que las tres grandes marcas locales, GM, Ford y Chrysler, pierden cuota de mercado paulatinamente.

Pero, si de cuota de mercado hablamos, hay que citar rápidamente a los japoneses, sobre todo a Toyota y a Nissan, que, acompañadas de Mitsubishi y Subaru, se han hecho fuertes en un país que hace cuatro décadas les negaba la entrada. Su presencia en Detroit es determinante: el poder oriental no encuentra respuesta en la industria americana. El Salón de Detroit se celebra en el Cobo Center, un gigantesco centro de conferencias que ocupa 700.000 pies cuadrados, algo así como 70.000 metros cuadrados. Allí, durante 10 días, 6.000 periodistas y más de 800.000 visitantes admirarán una exposición que reúne a más de 700 vehículos, de los que unos 50 son novedades mundiales.
El impacto económico del certamen en la economía del estado de Míchigan asciende a más de 500 millones de dólares, de los que 100 se quedan en Detroit.

Por último, la muestra de Detroit es un lugar perfecto para descubrir los últimos avances tecnológicos y conocer hacia dónde avanza la técnica aplicada a la automoción. Es el reino del DVD, del navegador por satélite, de la informática unida al coche…

Es, en definitiva, el gran espectáculo del mundo del motor, un acontecimiento único que abrirá sus puertas al público el próximo día 9 y no las cerrará hasta el 19 de enero. El año pasado, más de 811.000 personas entraron a ver el brillo de los coches más deslumbrantes.

Acura - Aston Martin - Audi - BMW - Buick -
Chevrolet -
Chrysler -
Dodge -
Ferrari -
Ford -
Honda -
Hummer -
Hyundai -
Infiniti -
Jaguar - Jeep -
Land Rover -
Lexus - Lincoln -
Mazda -
Mercedes -
Mercury -
Mitsubishi -
Nissan -
Pontiac - Porsche - Rolls Royce -
Saab -
Saturn - Scion -
Smart -
Subaru - Suzuki - Toyota - Volkswagen - Volvo - Estados Unidos es el mercado automovilístico más importante del mundo. Lo que sucede allí repercute hasta en el último rincón. Por eso es tan importante este Salón de Detroit, porque en él, como en un desfile de moda de alta costura, se exhiben los coches que vamos a conducir dentro de unos años. La mayoría de los modelos exhibidos son conceptos, desarrollos elaborados únicamente para este gran “show", ejercicios de estilo en los que los diseñadores marcan las líneas por las que discurrirán sus creaciones futuras.Y este año, como en los últimos, van quedando claras tres grandes tendencias. Por un lado está el irrefrenable resurgir de los deportivos. En Estados Unidos han tirado de su gloriosa herencia “rácing" y, a rebufo del Ford GT 40, las grandes marcas han lanzado reediciones de sus modelos más legendarios y creaciones de nuevo cuño a cual más radical. Así, la propia Ford apuesta otra vez por el Mustang y el Cobra, Chevrolet exhibe su nuevo Corvette, Saturn apuesta por la deportividad del Curve, Chrysler, por el ME Four Twelve…

Por supuesto, todos estos coches van envueltos en un glamour que parece de otra época. Rápidos, caros y lujosos. Las marcas locales reaccionan así ante la irrupción de los deportivos europeos y japoneses, quizá más eficaces y más baratos, pero también menos cargados de emotividad para el público estadounidense.

Acura - Aston Martin - Audi - BMW - Buick -
Chevrolet -
Chrysler -
Dodge -
Ferrari -
Ford -
Honda -
Hummer -
Hyundai -
Infiniti -
Jaguar - Jeep -
Land Rover -
Lexus - Lincoln -
Mazda -
Mercedes -
Mercury -
Mitsubishi -
Nissan -
Pontiac - Porsche - Rolls Royce -
Saab -
Saturn - Scion -
Smart -
Subaru - Suzuki - Toyota - Volkswagen - Volvo - Aprovechando la celebración del Salón de Detroit, la industria americana tiene la costumbre de premiar al mejor turismo y al mejor todo terreno del año, el equivalente al europeo Car of the Year. Este año, el premio al mejor turismo ha recaído en el Toyota Prius, mientras que el mejor todo terreno ha sido el Ford F-150, un verdadero mito de la automoción estadounidense.La otra gran pasión que viven los americanos es la de los coches grandes y muy grandes. En este apartado nadie puede con los todo terreno y pick-ups de gran formato. Casi todas las marcas importantes acuden con vehículos 4x4, algunos de proporciones amedrentadoras. Al carro de los mastodontes se suben también marcas que provienen de mercados donde estas creaciones no son nada habituales, como Toyota, que lanza en Detroit el colosal FTX, o Nissan, con sus nuevos pick-ups.

Pero nadie puede todavía con el rey de esta selva de músculos, el Hummer, que hace realidad los sueños de cualquiera que disfrute saltándose barreras.