El “céntimo sanitario” llega a Galicia

Tras aplicarse en Madrid, la Xunta de Galicia ha aprobado el empleo del tramo autonómico del impuesto sobre venta minorista de hidrocarburos. Así, las gasolinas subirán 2,4 céntimos en esta comunidad, mientras que el gasóleo incrementará su coste en 1,2 céntimos de euro. La polémica está servida.

El “céntimo sanitario” llega a Galicia
El “céntimo sanitario” llega a Galicia

En agosto de 2002, en plena “operación salida", Madrid puso en marcha el denominado “céntimo sanitario", un impuesto que aumenta el precio de los carburantes y que está destinado a financiar la sanidad pública. La polémica que acarreó esta medida hizo que el resto de las comunidades autónomas renunciaran, de momento, a la aplicación de esta tasa. Sin embargo, Galicia acaba de anunciar su adopción: entrará en vigor en enero de 2004.

Joaquín Caballero, director de Tributos de la Xunta, ha confirmado que el precio de las gasolinas aumentará 2,4 céntimos de euro por litro –el máximo permitido por este gravamen- a partir del próximo 1 de enero. El gasóleo de automoción, sin embargo, “sólo" subirá 1,2 céntimos de euro, con el fin de que “el impacto sobre el transporte y otras industrias sea menor", al encarecer menos el carburante empleado por estos sectores. Esta razón también se ha utilizado para explicar por qué el impuesto no afectará al gasóleo para usos específicos (como el empleado por agricultores o pescadores). Sin embargo, si se aplicará al de calefacción -cuyo precio subirá 6 euros por cada 1.000 litros-, al fuel (un euro más por tonelada) y al queroseno, cuyo importe se encarecerá 24 euros por cada 1.000 litros.Con esta medida, la Xunta espera obtener 33,5 millones de euros, que se destinarán a costear la sanidad (que se llevará el 70 por ciento de lo recaudado) y las políticas medioambientales (el 30 por ciento restante). Esta cifra se sumará a los 55,2 millones que el Gobierno obtuvo en Galicia por la aplicación del tramo estatal de este impuesto, que grava los carburantes desde enero de 2002. Aun así, según ha señalado José Antón Orza, consejero gallego de Economía, estas cantidades “se quedan lejísimos de los 2.500 millones de euros que precisa la financiación sanitaria en Galicia". En los presupuestos para el próximo año, la Xunta prevé un aumento del 7,1 por ciento en las partidas destinadas a sanidad, que absorben un tercio del total del gasto público de la región.La Administración gallega cree que, como pasó en Madrid, esta tasa apenas tendrá repercusión sobre el IPC general, pero las críticas ya han empezado a escucharse. Así, el presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), Antonio Fontela, ha manifestado que el “céntimo sanitario" no es bienvenido. También declaró que añadirá “un coste más" a las previsiones económicas de las empresas, lo que supondrá una “pérdida" de competitividad. “Va a haber muchos sectores importantísimos en Galicia que se van a ver afectados por esta subida de impuestos", ha pronosticado Fontela, quien ha asegurado que “la manera de costear cualquier incremento de precios nunca debe ser el establecimiento de nuevos gravámenes".Por su parte, la diputada socialista Dolores Villariño ha denunciado que la tasa perjudicará a los niveles de bienestar de las familias y la ha tachado de “injusta", ya que aumenta la imposición directa de todos los ciudadanos por igual, independientemente de su nivel de renta. Asimismo, el nacionalista Jesús Veiga ha afirmado que “esta forma de financiación es socialmente regresiva".La Federación Gallega del Transporte también ha querido alzar su voz y ha anunciado que se opondrá “con todos los medios" a este gravamen. La entidad, que se ha quejado de que el Gobierno autonómico no la hubiese informado previamente, considera “intolerable" que se añada un nuevo impuesto al combustible, “cuando ya soporta una carga impositiva que supera el 70 por ciento de su precio".El consejero gallego de Economía, Orza, ha salido al paso de estas declaraciones: sostiene que la aplicación de la medida no tiene que trasladarse, necesariamente, al importe final de las gasolinas, “ya que puede absorberse parte del impuesto en el circuito generado en torno a este producto". En cualquier caso, ha reconocido que “a nadie le gusta que el coste del carburante se vea incrementado".

Sin embargo, puede ser una solución que adopten el resto de las comunidades autónomas. Según los expertos, casi todo el país acogerá esta medida, poco a poco, tras el período electoral. La subida que se va a aplicar en Galicia se suma a la que han experimentado los carburantes en toda España. Esta semana, el importe del gasóleo se ha incrementado 3 céntimos de euro por litro en las estaciones de servicio. Además, los precios de las gasolinas también han subido un céntimo de euro. Así, la de 95 octanos se paga a 80,5 céntimos, frente a los 79,8 del pasado lunes. La de 97 octanos cuesta 87,5 céntimos de euro, mientras que la gasolina de 98 octanos, empleada por los vehículos de mayor cilindrada, tiene un precio medio de 88,6 euros –y, en algunas estaciones de servicio, según los datos del Ministerio de Economía, su importe roza el euro-.La previsión de un invierno muy frío y la escasez de reservas en Estados Unidos ha llevado a que la cotización internacional del barril de petróleo se sitúe por encima de los 30 dólares. Además, la introducción de productos más efectivos, como los nuevos gasóleos de Repsol YPF o BP, también han influido en esta situación, pues son más caros que los combustibles habituales.

La aparición de este Diesel, con mejores prestaciones (según anuncian las petroleras) que el habitual, obedece al incremento de las matriculaciones de vehículos con motores de gasóleo. En 2002, el 57,3 por ciento de los coches vendidos en nuestro país montaban este tipo de mecánica. La menor fiscalidad que grava el Diesel (38 céntimos de euro por litro, frente a los 50 de la gasolina) explica este cambio en las preferencias de los conductores, que -hasta ahora- sólo tenían a su disposición un tipo de gasóleo. Shell fue la primera en lanzar, en mayo, su “Diesel Extra". Según anuncia, este combustible (que sustituirá al tradicional en las gasolineras de la compañía holandesa) protege más el motor, pues contiene un detergente que mejora el rendimiento del propulsor. Su precio es de 0,73 euros, un 4 por ciento más caro que la media.Por su parte, BP combina su carburante tradicional con el nuevo “Ultimate Diesel", que aumenta –asegura la marca británica- un 3 por ciento la aceleración del vehículo y reduce la contaminación y el ruido. A estas compañías se suma Repsol, que hoy presenta su “Diesel e". La empresa española es, de momento, la última en apuntarse a esta tendencia, que podría estar encaminada a conseguir mayores márgenes de rentabilidad, mediante la venta de un gasóleo más caro, aseguran los expertos citados por el diario “Expansión".La evolución del mercado, probablemente, continuará igual en los próximos años: los automóviles con motores de gasóleo seguirán “comiendo terreno" a los de gasolina. Sin embargo, uno de los males que ahora acusa el parque automovilístico español –su antigüedad- podría resolverse poco a poco. Al menos, así lo ha anunciado Juan Costa, ministro de Ciencia y Tecnología, quien ha señalado que su departamento está trabajando en una serie de medidas para rejuvenecer la flota que circula en nuestro país. Aunque no ha concretado qué actuaciones se llevarán a cabo, Costa ha explicado que los resultados comenzarán a verse en 2010.