Presentan un deportivo que corre por tierra y… por mar

Alan Gibbs, un empresario multimillonario de Nueva Zelanda, está a punto de hacer realidad su sueño: comercializar el primer vehículo anfibio de prestaciones similares a las de los coches normales. Hoy lo presenta.

Uno va por la carretera con un coche de aspecto deportivo y formas redondeadas a 160 km/h. De repente, llega al borde del mar, un lago o un río y, en lugar de quedarse parado, oprime un botón. El coche, inmediatamente, se transforma en un barco, las ruedas se pliegan, aparece un timón y el motor pasa a enviar su potencia a un sistema de propulsión tipo jet y, magia, empieza a navegar a una velocidad máxima de 56 km/h.

El Aquada, nombre de semejante ingenio, empieza hoy su vida pública después de un desarrollo de siete años y un coste superior a los 160 millones de euros en investigación. Su creador, Alan Gibbs, confía en que su tecnología despierte el interés de los grandes fabricantes y el coche-lancha pueda ser comercializado de forma masiva.

De momento, los primeros Aquada definitivos tienen una elegante apariencia deportiva y se mueven gracias a un motor V6 de 2.5 litros y 175 CV que es capaz de mover una transmisión convencional o un mecanismo de propulsión jet.

No es la primera vez que se fabrican vehículos anfibios, claro, pero sí es nuevo el hecho de que sus prestaciones sean equiparables a las de un coche normal de carretera. Además, también es novedoso que el Aquada tenga muchas posibilidades de llegar a la venta masiva.
Antes que este modelo ha habido muchos otros vehículos capaces de desplazarse en los dos medios. Uno de los más conocidos era el Amphicar alemán, que se fabricó en los años 60 y que se movía muy lentamente. En el ámbito militar ha habido muchos, la mayoría blindados, que, después, han tenido alguna derivación civil.