Suicidio del ex presidente de Hyundai

Días después de conocerse un “soborno" de 100 millones de dólares al gobierno de Corea del norte durante la cumbre intercoreana de 2000, el hijo del fundador de Hyundai se arrojó desde el duodécimo piso de la sede de la multinacional en Seúl.

Chung Mong-hun, de 54 años, era uno de los cinco hijos del fundador de la marca Hyundai. En la actualidad presidía Hyundai Asan Co, empresa que encabeza los proyectos comerciales surcoreanos en Corea del Norte.

Algunos culpan a las luchas fratricidas como causa del suicidio del magnate surcoreano, ya que, tras la crisis del 97, el traspaso de poderes entre Chung padre y sus herederos dio lugar a una intensa lucha que empeoró la situación.

El caso es que el ejecutivo se encontraba atrapado en un escándalo que había llegado a salpicar al gobierno del ex presidente Kim-Dae-Jung, relacionado con el giro de centenares de millones de dólares a Corea del Norte para posibilitar la exitosa cumbre intercoreana celebrada en el año 2000.

Según ha desvelado la Auditoría, Hyundai realizó un ingreso secreto de 500 millones al sistema estalinista reinante en Corea del Norte. La compañía lo justificó como pago del monopolio que disfruta en la explotación del turismo y otros proyectos, en principio deficitarios, como la construcción de un aeropuerto o presas, y en general el desarrollo de infraestructuras de telecomunicaciones y energía. Pero una comisión independiente descubrió que la quinta parte de la transferencia secreta no estaba justificada. La oposición norcoreana denunció que esos 100 millones habían sido utilizados para “comprar" la participación del régimen estalinista en la cumbre, el gran éxito del acercamiento entre ambos países, que supuso el premio Nobel de la paz para Kim Dae Jung en el año 2000.

Tras el suicidio, la caída de las acciones no se ha hecho esperar: Hyundai Corp, Hyundai Merchant Marine, Hyundai Securities, Hyundai Elevator, Hyundai Motor y Hyundai Engineering and Construction han resultado muy perjudicadas, con caídas bursátiles de hasta 550 puntos, como es el caso de las dos últimas.

En 1992, Mong-hun ya había pasado por la cárcel y fue juzgado por recaudar fondos de forma ilegal para financiar la fallida carrera presidencial de su padre. En la actualidad estaba acusado de manipular las cuentas con el fin de ocultar la transferencia de dinero a Pyongyang y de utilizar 12,5 millones de dólares para ganar el apoyo de varios políticos a sus proyectos en Corea del Norte.