La “Alonsomanía” sacude Madrid

Nadie, ni los más optimistas, podían esperar un éxito como el que Fernando Alonso ha logrado esta mañana en Madrid. La exhibición organizada por Renault ha reventado todas las previsiones y ha congregado a decenas de miles de seguidores. La Fórmula 1 está de moda y su gurú es un chaval de 21 que desafía a los mejores.

Alonso, en plena exhibición.
Alonso, en plena exhibición.

Quién nos iba a decir hace sólo cuatro o cinco años que un piloto español de Fórmula 1 sería capaz de paralizar Madrid y reunir a tantos miles de personas en una mañana de domingo, al sol y con el Gran Premio de España de Motociclismo en la tele. Pero así ha sido. Fernando Alonso, un asturiano descarado y afable, ha convertido la Fórmula 1 en un deporte de masas para los españoles.Lo ha hecho en apenas cuatro carreras, demostrando que, cuando tiene un buen coche, es tan bueno como el mejor. Su talento, su carisma y, sobre todo, ese fenómeno que ya se conoce como “Alonsomanía", han sido una sacudida brutal para un deporte que, en nuestro país, languidecía.Los ganadores de nuestro sorteo de invitaciones para la exhibición de la Castellana acudieron a Madrid para dar apoyo al piloto español. En total fueron diez personas (los cinco ganadores más sus acompañantes), que llegaron desde varios rincones de España. Todos disfrutaron con la demostración y pasaron una agradable mañana en las carreras. La foto que tienes más abajo recoge el momento y, si pinchas en ella, se amplía.Esta mañana, Alonso, tratado casi como una estrella del pop, se ha subido a su coche para dar media docena de vueltas a un improvisado circuito entre las plazas de Cuzco y Lima, en pleno centro de Madrid. La gente, que ha hecho lo imposible por acercarse al nuevo ídolo, ha vibrado con el rugir terrorífico de un Fórmula 1 a toda velocidad. El olor de la gasolina y de la goma quemada ha puesto de pie los graderíos y nadie se ha ido decepcionado.Renault había organizado la exhibición de menos a más. Abrieron pista sus vehículos históricos y, tras ellos, varios prototipos, como el Koleos. Después, para abrir boca, Alonso dio una primera vuelta de reconocimiento. Minutos más tarde salían a la pista los coches de rally de Renault de los últimos años. El público empezó a calentarse con las derrapadas de Chus Puras y Alberto Hevia y, sobre todo, con el impresionante sonido de un Renault Maxi 5 Turbo, uno de los coches más jaleados por los aficionados.Tras los vehículos de rally salió Fernando Alonso con el mismo monoplaza que utilizó para ser segundo el otro día en Barcelona. Fueron sólo cinco pasadas, pero a la gente le supieron a gloria. No es fácil describir cómo suena un Fórmula 1 a más de 15.000 revoluciones. Tampoco es sencillo explicar cómo pasa ante los ojos dejando un estela metálica de polvo y ruido. Hay que verlo.La gente que se amontonaba sobre las vallas del circuito lo vio y lo saboreó. Para la gran mayoría era la primera vez que veían un coche de estos en acción y, la verdad, da la impresión de que quien más y quien menos se sorprendió. El comentario más socorrido era para el espectacular bramido del motor, muy distinto al ruido que hace cualquier otro vehículo.Alonso se gustó con varias frenadas, algunas cruzadas y acelerones terribles. El público respondió con una entrega total y se dejó las manos aplaudiendo. Da la impresión de que hemos asistido a un maridaje único, una comunión entre afición y piloto desconocida en este país. A este deporte le esperan años de gloria en España.Alonso atendió a la prensa en una larga conferencia que atrajo a cientos de periodistas. El piloto hizo un balance de lo que va de temporada y trató de aplacar la euforia que le rodea. Reconoce que toda va mejor de lo esperado, pero advierte de que todavía no están preparados para ganar una carrera, a no ser que pueda aprovecharse de fallos de sus rivales.

El asturiano aprovechó para agradecer el apoyo del público y aseguró que, para él, es más importante el impulso que puede dar a la F1 en España que hacer una “pole".

Alonso, que conduce un Mégane, quiso lanzar un mensaje a los conductores del país. Ha pedido, sobre todo, respeto y paciencia al volante. En su opinión, la seguridad vial es una materia tan importante que debería ser una asignatura en las escuelas. “No está en juego un examen, sino nuestras vidas", sentenció. Quién nos iba a decir hace sólo cuatro o cinco años que un piloto español de Fórmula 1 sería capaz de paralizar Madrid y reunir a tantos miles de personas en una mañana de domingo, al sol y con el Gran Premio de España de Motociclismo en la tele. Pero así ha sido. Fernando Alonso, un asturiano descarado y afable, ha convertido la Fórmula 1 en un deporte de masas para los españoles.Lo ha hecho en apenas cuatro carreras, demostrando que, cuando tiene un buen coche, es tan bueno como el mejor. Su talento, su carisma y, sobre todo, ese fenómeno que ya se conoce como “Alonsomanía", han sido una sacudida brutal para un deporte que, en nuestro país, languidecía.Los ganadores de nuestro sorteo de invitaciones para la exhibición de la Castellana acudieron a Madrid para dar apoyo al piloto español. En total fueron diez personas (los cinco ganadores más sus acompañantes), que llegaron desde varios rincones de España. Todos disfrutaron con la demostración y pasaron una agradable mañana en las carreras. La foto que tienes más abajo recoge el momento y, si pinchas en ella, se amplía.Esta mañana, Alonso, tratado casi como una estrella del pop, se ha subido a su coche para dar media docena de vueltas a un improvisado circuito entre las plazas de Cuzco y Lima, en pleno centro de Madrid. La gente, que ha hecho lo imposible por acercarse al nuevo ídolo, ha vibrado con el rugir terrorífico de un Fórmula 1 a toda velocidad. El olor de la gasolina y de la goma quemada ha puesto de pie los graderíos y nadie se ha ido decepcionado.Renault había organizado la exhibición de menos a más. Abrieron pista sus vehículos históricos y, tras ellos, varios prototipos, como el Koleos. Después, para abrir boca, Alonso dio una primera vuelta de reconocimiento. Minutos más tarde salían a la pista los coches de rally de Renault de los últimos años. El público empezó a calentarse con las derrapadas de Chus Puras y Alberto Hevia y, sobre todo, con el impresionante sonido de un Renault Maxi 5 Turbo, uno de los coches más jaleados por los aficionados.Tras los vehículos de rally salió Fernando Alonso con el mismo monoplaza que utilizó para ser segundo el otro día en Barcelona. Fueron sólo cinco pasadas, pero a la gente le supieron a gloria. No es fácil describir cómo suena un Fórmula 1 a más de 15.000 revoluciones. Tampoco es sencillo explicar cómo pasa ante los ojos dejando un estela metálica de polvo y ruido. Hay que verlo.La gente que se amontonaba sobre las vallas del circuito lo vio y lo saboreó. Para la gran mayoría era la primera vez que veían un coche de estos en acción y, la verdad, da la impresión de que quien más y quien menos se sorprendió. El comentario más socorrido era para el espectacular bramido del motor, muy distinto al ruido que hace cualquier otro vehículo.Alonso se gustó con varias frenadas, algunas cruzadas y acelerones terribles. El público respondió con una entrega total y se dejó las manos aplaudiendo. Da la impresión de que hemos asistido a un maridaje único, una comunión entre afición y piloto desconocida en este país. A este deporte le esperan años de gloria en España.Alonso atendió a la prensa en una larga conferencia que atrajo a cientos de periodistas. El piloto hizo un balance de lo que va de temporada y trató de aplacar la euforia que le rodea. Reconoce que toda va mejor de lo esperado, pero advierte de que todavía no están preparados para ganar una carrera, a no ser que pueda aprovecharse de fallos de sus rivales.

El asturiano aprovechó para agradecer el apoyo del público y aseguró que, para él, es más importante el impulso que puede dar a la F1 en España que hacer una “pole".

Alonso, que conduce un Mégane, quiso lanzar un mensaje a los conductores del país. Ha pedido, sobre todo, respeto y paciencia al volante. En su opinión, la seguridad vial es una materia tan importante que debería ser una asignatura en las escuelas. “No está en juego un examen, sino nuestras vidas", sentenció.