Umberto Agnelli asume el mando en Fiat

Paolo Fresco se va. El hombre que ha capitaneado la nave de Fiat en lo peor de la tormenta decide adelantar su salida, prevista para mayo, y dejar sitio a los Agnelli. El nuevo líder de la mítica familia, Umberto, no quiere esperar más para mandar sin oposición en su viejo barco.

Umberto Agnelli asume el mando en Fiat
Umberto Agnelli asume el mando en Fiat

Fresco ha sobrevivido a casi todo al frente de Fiat. Desde que asumió el cargo de presidente de Fiat en 1998, “el Americano", como se le conoce, ha sufrido la entrada en caída libre de su división automovilística, la histórica Fiat Auto, que arrastra unas deudas inconfesables. También ha sabido capear los acosos especulativos que sufrió la compañía en las bolsas y logró un acuerdo con General Motors que garantiza oxígeno a largo plazo. En los últimos meses ha tratado de organizar un plan de salvamento para Fiat Auto, con grandes despidos de empleados, cierres de plantas y ventas de activos físicos y financieros. La sangría se ha llevado por delante a Paolo Cantarella, el anterior responsable de la parte de motor, y a otros muchos directivos, además de una riada de millones de euros. Fresco fue capaz de superar incluso un intento de los Agnelli por sacarle del puesto y también aguantó las presiones de los tiburones que quieren ocupar su butaca, los Colaninno, Gnutti, etc. Incluidos los hombres del gran Berlusconi. Pero Fresco no fue capaz de superar el cataclismo que ha supuesto para la compañía la muerte de Gianni Agnelli, el viejo patriarca, la cabeza visible de la familia Agnelli, propietaria de Fiat desde hace más de un siglo. La caída de “il avocatto" ha sido un golpe tan duro que Fresco se ha hecho demasiado pequeño. La leyenda de Gianni ha podido con todo: de nada ha servido el apoyo que General Motors presta a Paolo Fresco, ni la firmeza con que éste ha defendido su proyecto de salvación. La vieja familia se apiña como nunca y cierra filas con su nuevo líder, Umberto Agnelli, que ha sabido aglutinar a las dos ramas principales: la partidaria de defender el imperio del motor (defendida por Gianni) y la partidaria de buscar soluciones para soltar lastre (defendida por el propio Umberto). Tras la muerte de su hermano, el nuevo líder lo tiene muy claro: quiere el mando cuanto antes y quiere ocupar ya la presidencia ejecutiva de la firma. En principio, Paolo Fresco quería aguantar al timón hasta que llegase mayo. En ese mes, tras celebrar una junta de accionistas, entregaría las llaves de Lingotto, la sede de la casa italiana. A Fresco le espera ya el retiro, pues, con 75 años, no parece que tenga muchas ganas de seguir en activo. Sin embargo, en su despedida hay un poso de amargura: “mi voluntad de garantizar una sucesión sin sacudidas me ha hecho considerar oportuno anticipar la decisión. De esta manera, Fiat podrá tener inmediatamente una guía para el futuro representada por el accionista de referencia (Umberto Agnelli)".Cuando empuñe el timón, Umberto Agnelli marcará un nuevo rumbo para Fiat. De sobra es conocido su poco interés por los coches y por la industria del motor, algo que, por el contrario, apasionaba a su hermano Giovanni. En los últimos meses, Umberto ha hecho algunas insinuaciones acerca de vender Fiat Auto o, al menos, de permitir la entrada de nuevos accionistas fuertes.De momento, el nuevo líder mantendrá el grueso del plan de Fresco. A corto plazo se venderá Fiat Avio, la división de aviación, y la aseguradora Toro. El presidente saliente se ha encargado personalmente de conseguir que los acreedores y General Motors aprueben estas ventas, con lo que Umberto sólo tiene que poner la mano y recibir el dinero.
Con los 5.000 millones de euros que pueden reportar estas operaciones se iniciaría el saneamiento de Fiat. Después queda por ver cómo se soluciona la relación con General Motors, que tiene una opción de compra obligatoria para quedarse en 2004 con el 80 por ciento de Fiat que no maneja actualmente. Las negociaciones entre ambas compañías apuntan a que Fiat liberará a los americanos de este compromiso, pero esa liberación tiene un precio: 1.700 millones de euros. En las manos de Umberto Agnelli quedan desde el viernes los destinos de una compañía centenaria que, desde luego, es la columna vertebral de la industria italiana. A sus 69 años, el patriarca se pone en el punto de mira de políticos, financieros, sindicatos y toda la opinión pública de Italia. En la sombra, aprendiendo, está Jhon Elkann, su sobrino y, seguramente, heredero.