Cuando Seat decidió trasladar parte de la producción del Ibiza a su planta eslovaca de Bratislava, ya advirtió que esas unidades serían intocables. En adelante, las fluctuaciones en las ventas deberán ser asumidas por su fábrica de Martorell.
Así, durante este año, la planta catalana reducirá su producción en un 5 por ciento. Seat prevé que las ventas de coches caerán en torno a un 6 por ciento, una cifra que podría empeorar debido a la incertidumbre económica y a la previsible guerra en Irak. Además, durante el segundo semestre del año, la factoría se quedará sin la fabricación de los modelos Inca y Caddy. Sin embargo, no todo son malas noticias para Martorell: la fábrica se prepara para la llegada de un nuevo modelo -del que todavía se desconoce el nombre- y el presidente de la compañía ha asegurado que Seat terminará el presente ejercicio con "ganancias dignas de ver". Por eso, los sindicatos se muestran esperanzados y confían en que el recorte de producción no se traducirá en despidos. Aunque el líder sindical de CC.OO. en Seat, Manuel Gálvez, ha reconocido que, "si no se encuentran soluciones", se tendrá que recortar la plantilla.
Así, la flexibilidad laboral vuelve a ser la panacea que todos recetan. Cuando Seat anunció el traslado de parte de la producción del Ibiza, argumentó que la plantilla se obcecaba en no variar su actual ritmo (aunque era conocido que las ayudas que estos países ofrecen a los fabricantes y el bajo coste de la mano de obra pudo ayudar en la decisión).
La empresa puede recurrir a la llamada "jornada industrial" (nueve días en los que se acordó trabajar en función de la demanda de vehículos) o negociar con los días de fiesta que la plantilla todavía tiene que disfrutar de 2002. Si con estas medidas no es suficiente, la planta podría llegar a parar durante 20 días. Los sindicatos defienden cualquiera de estas soluciones a cambio de mayor estabilidad en el empleo, ya que todos conocen la delicada situación que atraviesa Martorell: cada año su producción cae, mientras que la plantilla se mantiene tal cual (14.800 trabajadores). Así, si en el año 2000 montaba 516.000 vehículos, en este ejercicio apenas ensamblará 433.090 unidades.
Los recortes en Martorell tienen un efecto inmediato en toda la zona, en especial en los proveedores de la compañía y en la fábrica de piezas que Seat también posee en la Zona Franca.
