La Opep no controla el precio del crudo

La huelga venezolana ha cerrado los pozos del país, pero no ha hundido a las petroleras. Al contrario, éstas han visto cómo el precio del crudo se dispara. El petróleo está incontrolado y la Opep asegura que, si hay guerra en Irak, la situación empeorará.

En el Foro de Davos (Suiza), el petróleo ha vuelto a ser el protagonista, pero la Opep no tenía un mensaje esperanzador. Según su secretario general, Álvaro Silva-Calderón, el cártel no puede hacer nada más por contener los precios.

Después de sus dos últimos aumentos de producción, el precio del barril sólo sigue criterios políticos. La escena internacional está marcada por la incertidumbre: hoy, los inspectores de la ONU presentan su informe sobre el armamento iraquí y, con él, se abre una posible nueva guerra en el Golfo Pérsico. Silva-Calderón ha pronosticado que "en caso de guerra contra Irak, sería muy difícil controlar su impacto sobre los precios". Las Bolsas lo corroboran: en la última semana el crudo ha subido un 3 por ciento. Incluso algunos alarmistas como el jeque Yamani, el que fuera ministro del Petróleo Saudí, advierte que el barril podría alcanzar los 100 dólares, algo más que improbable. Sin embargo, no es descabellado pensar que el precio se sitúe durante muchos meses en torno a los 30 dólares, lastrando las perspectivas de crecimiento de la economía mundial. La huelga que sufre Venezuela desde el pasado 3 de diciembre ha logrado un efecto contrario al que perseguía: las petroleras hacen dinero. Es cierto que la producción ha caído y que la estatal Petróleos de Venezuela está en la cuerda floja. Pero el resto de petroleras que operan en el país han visto compensada el cierre de sus pozos por el incremento del precio del barril que ha ocasionado la crisis.

Si las petroleras pierden en Venezuela cerca de siete millones de dólares al día, recuperan mucho más en los mercados internacionales. Los precios del crudo han subido cerca de un 20 por ciento desde que empezó la huelga.