El Gobierno italiano no ayudará a Fiat

El Gobierno francés está presente en Renault, mientras que el Estado alemán es uno de los principales accionistas de Volkswagen. Por eso, el presidente de Fiat, Paolo Fresco, se pregunta qué hay de malo en que el Ejecutivo italiano les eche una mano. Sin embargo, tanto el ministro italiano de Economía como el responsable de Trabajo han descartado cualquier intervención pública en el capital de la acosada automovilística.

El Gobierno italiano no ayudará a Fiat
El Gobierno italiano no ayudará a Fiat

Llegan los despidos, las prejubilaciones e, incluso, el cierre de alguna planta. El propio ministro de Trabajo italiano, Roberto Maroni, ha advertido que "todos deben hacer sacrificios, también los accionistas y la familia Agnelli, propietaria histórica de Fiat, porque nadie puede ya pensar que, como en otros tiempos, se puedan socializar las pérdidas sin tocar los beneficios ni las propiedades".

El equipo de Silvio Berlusconi no ha accedido ni a las peticiones del propio Paolo Fresco, presidente de la compañía, ni a las súplicas de los trabajadores o de algún que otro grupo político, que llegó a pedir la nacionalización de la empresa.

La Unión Europea vigila de cerca las posibles ayudas estatales a las empresas privadas. Berlusconi lo sabe de primera mano, ya que, hace apenas una semana, se entrevistó con Mario Monti, comisario europeo de Competencia. Además, ahora que Europa se prepara para su apertura al Este, el tema se vuelve aún más delicado.

El Ejecutivo italiano, que el pasado sábado tuvo que enfrentarse a una huelga general, ha asegurado que no entrarán en el capital de Fiat y, lo que es más importante, que reconocerán el "estado de crisis" solicitado por la automovilística. Es decir: tienen que hacer frente a subsidios de paro y prejubilaciones, ya que los recortes son inevitables.

Por tanto, la primera industria privada italiana se prepara para la supresión de 8.100 empleos, la reducción de un 20 por ciento de su producción y el cierre de su única fábrica siciliana. Los analistas aseguran que la bomba expansiva llegará más lejos: 30.000 trabajadores podrían verse afectados de forma indirecta.

Los Estados y las automovilísticas
Las súplicas de Paolo Fresco no han tenido respuesta. El presidente de Fiat había declarado que estaban dispuestos a una eventual ampliación de capital, junto a General Motors, su socio de referencia, y el propio Estado italiano.

"No veo nada inmoral o poco ético en la participación del Gobierno", ha subrayado Fresco. "Tenemos competidores como Renault o Volkswagen, que tienen participaciones del Estado. ¿Han sido penalizados por ello?", se ha cuestionado.

El principal accionista de Renault, por ejemplo, es el Gobierno francés, aunque ha expresado su intención de vender parte o toda su participación en la empresa, un paquete de acciones que podría tomar su socio Nissan.

Por su parte, en Volkswagen no se toma ninguna decisión de espaldas al Estado alemán de Baja Sajonia. El gigante alemán se rige por un estatuto interno que establece que ningún accionista puede superar el 20 por ciento de los votos en el consejo de administración y, precisamente, el único que posee estos votos es su principal accionista: el "land" de Baja Sajonia. Por tanto, los políticos poseen una especie de "acción de oro", que permite que sus decisiones pesen más que las del resto de los socios.